Nicolás Castellanos, obispo emérito de Palencia

clipping

«Evo está muy en brazos de Castro y Chávez»

RD, Domingo, 14 de enero 2007

El Plan 3000 del proyecto Hombres Nuevos trajo a Nicolás Castellanos hasta la capital ribereña donde el club Rotario le hizo entrega de los fondos recaudados durante el último año para contribuir a la construcción de viviendas en una de las zonas más pobres del planeta, un barrio marginal de Santa Cruz de la Sierra. Lo entrevista el Diario Palentino.

Lo que más destaca es que después de 13 años siendo obispo de Palencia se fue a Bolivia. ¿Cómo lleva lo de ser un referente en cuanto al compromiso de la Iglesia con los pobres?

Me parece que es exagerado. A fin de cuentas, tendría que ser lo normal de todo creyente. Para mí el problema planetario de la humanidad es la pobreza. Eso tiene que ser una opción muy normal en todo el mundo, el estar con los pobres y que en un momento dado alguien diga yo lo dejo todo y me voy verdaderamente a vivir la vida de los pobres y a ayudarles en todo lo que pueda.

¿Empieza a encontrar allí todos los bienes que el Evangelio promete? ¿Darse a los pobres es una forma de empezar a encontrar la vida eterna en la Tierra?

La vida eterna hay que empezar a hacerla en la vida terrenal. No puede haber vida eterna si no vivimos todas las personas con dignidad. Pablo VIdijo que un elemento esencial de toda evangelización era la promoción integral de todas las mujeres y hombres. Entonces, esa vida eterna exige y pide una vida en dignidad de la persona, que tenga todo aquello que necesita para satisfacer sus necesidades humanas, físicas y espirituales.

¿Cómo se pasa de una capital de provincia de uno de los 10 primeros países del mundo a un lugar cuya población, más que entre ricos y pobres, se divide entre gente que vive en la pobreza y que vive en la miseria?

Estoy en una ciudad que tiene un millón y medio de habitantes y, de un millón, el 60% son pobres y el 40 restante vive en la miseria. Es un contraste total y absoluto porque llegas a un barrio donde careces absolutamente de todo. Pero eso es lo que tú has elegido y por lo que vas a luchar y vas a trabajar, recuperar un poco la dignidad de esas personas y que puedan vivir. Ahora, después de 16 años, hemos hecho 36 escuelas y es una satisfacción que cerca de 80.000 niños y niñas que no tenían ninguna posibilidad de tener escuela ahora la tienen. El que en el Centro de Niños Desnutridos, matando el hambre y cuidándoles de enfermedades y carencias, habremos salvado unas 2.500 vidas. Eso en el fondo es gratificante y, por otra parte, para mí es un imperativo ético, moral, que a esa gente no hay que dejarla tirada ahí.

¿En qué es rica la gente con la que vive en Santa Cruz de la Sierra? Está claro que en bienes materiales no, pero nos pueden superar en otras cosas...

La gente tiene unos valores que aquí no tenemos. Aquí se ha perdido el sentido de fiesta, se reduce a que, si son creyentes van a misa, y luego una comilona y cada uno a su casa. Allí lo primero es bailar. Tienen muchos valores humanos. Por ejemplo, está el tema de la inmigración. Muchos de los padres y madres ven como, cuando marchan, el vecino les acoge a los hijos con lo que supone que una familia que tenga dos hijos, asuma a otros cuatro del vecino. El caso más dramático, si mueren los padres. Es el sentido de acogida, hospitalidad, solidario... A lo mejor es porque son pobres, porque cuanto más ricos somos, más individualistas y más consumistas nos hacemos y no compartimos tanto. Es una gente muy educada, muy correcta, la manera de hablar...

¿Es más importante el apoyo económico o el espiritual?

Para nosotros todo es una unidad. Nuestro proyecto se define como integral. Se parte de la persona en el pobre y hay que satisfacerle las necesidades físicas, humanas, espirituales, si es creyente también las religiosas... Para nosotros es una unidad. Tenemos cuatro opciones claras, cancha, aula, templo si es creyente y vivienda. E invertimos en ello. Hemos hecho 35 escuelas y en el país 60 canchas polifuncionales. Hay que responder a las necesidades reales y sentidas de la gente.

Ahora mismo Bolivia se encuentra muy de moda por los cambios políticos y la llegada al poder de Evo Morales ¿se nota también allí toda esa relevancia?

El cambio en unos meses de Gobierno no se puede notar. Bolivia es el país más pobre de América Latina después de Haití. Tenemos un 70% de pobres. En una población de nueve millones de personas, hay un millón de niños sin escuela, 800.000 que trabajan... Un cambio exige mucho. Ha habido uno interesante ya, aunque aquí tenga mala prensa, lo de Repsol y compañía. Indiscutiblemente ese paso allí es muy importante porque las petroleras se llevan el 82% y queda el 18%. Ahora la tesis es invertir estas cifras. Esos pasos se notarán, pero no todavía. Hoy, es un dato constatado, la macroeconomía marcha muy bien, pero no la microeconomía. Un dato que expresa todo esto es que todas las semanas entre 500 y 800 personas emigran. Si allí vieran alguna salida a la pobreza esto no ocurriría.

¿Se ve en España, que somos uno de los principales receptores de inmigrantes, ese Eldorado que hace 500 años fuimos a buscar nosotros a América?

Así es. Allí las condiciones de vida son de mucha pobreza. Los niños del barrio donde vivo yo (tiene 200.000 habitantes) desayunan y cenan una tacita de te y un trocito de pan y cuando las mujeres compran un kilo de huesos, 10 veces lo meten en la sopa para dar sustancia. Entonces, la gente está un poco deslumbrada con lo que ve en la tele y los que van viniendo, generalmente escriben, mandan dinero... En 2006 estaba previsto que entraran divisas en Bolivia por valor de 60.000 millones de dólares. Entonces sí que se ve como Eldorado.

El mensaje que transmiten políticos como Evo Morales o Lula da Silva, con una apuesta por los pobres ¿es una realidad que se podrá conseguir o una utopía que habría que revisar?

Esa apuesta de Morales por los pobres es cierta y está dando signos. Por ejemplo, está combatiendo mucho la corrupción. Sin embargo, la pega que le pongo a Evo es que está muy en los brazos de Chávez y Fidel Castro. Si su política fuera hacia un totalitarismo, una dictadura, eso no puede ser. Pero si se mantiene en democracia y las reformas que está intentando hacer, tuvo el gesto también de rebajarse el sueldo, las hace en un estado de derecho puede pasar a la historia porque está dando gestos de preocuparse por los excluidos y los pobres.

Un hecho tan dramático como la muerte de un cooperante arandino que trabajaba con usted, Antonio Blázquez, ha conseguido hacer un hueco al proyecto Hombres Nuevos en la sociedad ribereña. ¿Es muestra de que Dios escribe recto en renglones torcidos?

Es también sacar de los males bienes. La familia y los rotarios, sensibilizados porque Antonio era un hombre muy solidario y comprometido con los pobres, siguen haciendo lo que él no pudo hacer. Gracias a esta cooperación, cuatro familias que vivían en tres cuartos, viven en cuatro dignas viviendas.

¿Qué supone el apoyo del Rotary Club ?

Allí toda la ayuda es bienvenida. La meta que tenía Antonio era el tema de las viviendas y su apoyo supone que una familia que vivía en unas condiciones indignas viva de forma que los niños puedan estudiar, etcétera. Es una ayuda significativa.

La vivienda es un problema muy serio en Bolivia, allí tiene unos 16 metros cuadrados y lo mismo viven ocho que doce. Es un tema muy importante y muchos de los problemas provienen de ello, los niños están viendo las relaciones sexuales, no tienen comedor ni cocina,... Son unas condiciones tremendas.

¿Cómo se puede hacer entender a la gente de España que un pequeño gesto significa tanto en Bolivia?

Es un problema muy serio. Ciertamente todos los gobiernos de todos los países tienen su responsabilidad pero la sociedad civil y todas las instituciones civiles tenemos un compromiso y, en justicia, tenemos que dar no solo lo que nos sobra, las migajas, tenemos que dar incluso de lo necesario.

Es una doctrina de los Santos Padres de la Iglesia, que decían que no solo había que dar lo suprefluo, sino hasta lo necesario. San Agustín dice incluso más y asegura que todo lo que tú y yo tenemos de más se lo hemos robado a los pobres.