Fernando Jiménez Barriocanal, gerente del episcopado

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«La Iglesia le ahorra al Estado 3.300 millones de euros en educación»

RD, Jueves, 10 de mayo 2007

Lleva más de 15 años ocupándose de los números de la Iglesia. Fernando Jiménez Barriocanal, vicesecretario para asuntos económicos de la Conferencia episcopal, fue uno de los principales negociadores con el Gobierno del nuevo modelo de financiación. Es, además, decano de Económicas de la Autónoma y miembro del consejo de administración de la COPE.

En los debates de Religiondigital aseguró que “la Iglesia no es un holding” ni es rica. Y lo poco que tiene lo invierte “con criterios éticos”. Además, en estos momentos da más de lo que recibe. “Sólo en educación le ahora al Estado 3.300 millones de euros”, recuerda el gerente de Dios.

Se siente cómodo en su cargo. Porque Fernando Jiménez Barriocanal está avalado por los obispos. “Los obispos confían cada día más en los laicos para llevar estos temas. Porque ellos y los sacerdotes tienen cosas más importantes que hacer que llevar los dineros. Aquí cada uno sabe de una cosa”.

 Amable, inteligente, bien preparado y sin miedo a los medios, a Fernando le gusta repetir que “la Iglesia no es un holding empresarial, con la Conferencia episcopal como matriz”. De ahí las dificultades a la hora de hablar de la “economía global” de la Iglesia.

 Una Iglesia que, a pesar de las apariencias, “no es rica ni tiene ahorros”. Sí tiene algún dinero que recibe, fundamentalmente a través de herencias, fundaciones y legados. “Dinero que está en los mercados, para que sus rendimientos vayan a los pobres”.

 Esas inversiones del dinero de la Iglesia se atienen, según el gerente de los obispos, a “criterios muy estrictos”. Por ejemplo, suelen ser inversiones “conservadoras” y, por supuesto, “con criterios éticos”.

 De todas formas, la principal fuente de financiación de la Iglesia no es ésta. Ni siquiera el Estado, a pesar de lo que piensa mucha gente. La Iglesia se financia en un 75-80% “de lo que recibe de sus fieles”. Es decir, del cepillo. El 4%, de los rendimientos del patrimonio. Y del Estado, “sólo recibe el 20%”, pero a través del IRPF.

 Y ése no es un dinero que el Estado da a la Iglesia. De hecho, “desde el 1 de enero, el Estado no entrega ni un solo euro a la iglesia. El Estado no financia a la Iglesia”.

 Al contrario, es la Iglesia “la que le ahorra miles de millones al Estado”. ¿Cuántos? ¿30.000 millones, como dijo recientemente el obispo de Jerez? “No es una cifra descabellada”, dice, prudente, el gerente de los obispos. “Sólo en materia educativa, la Iglesia le ahorra al Estado 3.300 millones de euros”. Lo demás es difícil de cuantificar, aunque los obispos están en ello. “¿Cómo cuantificar los beneficios que produce a la ciudad la catedral de Burgos o el Camino de Santiago o la Semana Santa de Sevilla o los 60.000 voluntarios de Caritas?”

 Mientras no sean contrapuestas a la de la Iglesia, al gerente de los obispos no le parece mal que haya más casillas. Como la de los fines sociales o la que se anuncia para “fines ecológicos”.

 También dice que la Iglesia se entiende bien con el Gobierno en materia económica (“hay avances razonables, pero no nos estamos besando todos los días”), porque “el Gobierno entiende que la colaboración con la Iglesia no es un privilegio ni un capricho, dado que hay 8 millones de ciudadanos que van a misa todos los domingos y que demandan esa colaboración y esos servicios”.

 La Iglesia cuenta también con un imponente patrimonio artístico, “fuente inagotable de gastos” y, por lo tanto, “no es fuente de recursos”. De ahí que, para poder mantenerlo, tenga que “cobrar una módica cifra por ver las catedrales”.

 La meta de la Iglesia, de cara a los años próximos, es concienciar a su bases y conseguir que el 75% que pide clase de religión para sus hijos, ponga la x en la declaración de la renta. Para ello, según Fernando Jiménez, la Iglesia “tiene que hacer autocrítica, ser más transparente, ser más profesional y ofrecer otra imagen, haciendo una gran labor de concienciación. Hay que cambiar muchos clichés”. Porque “ser cristiano afecta a toda la vida. Y también al bolsillo”.

 Reconoce el gerente de la CEE que la Iglesia española pierde fieles, pero aún así recuerda a los 8 millones que van a misa todos los domingos. “Muchísimos más que los que van al fútbol los fines de semana, que pueden ser unos 500 o 600.000”. Por eso, “socialmente sigue teniendo un peso muy significativo”.