José María Castillo sobre su abandono de la Compañía

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«A esta edad no es fácil»

RD, Miércoles, 23 de mayo 2007

El teólogo jesuita José María Castillo (Puebla de Don Fadrique, 1929), que ha abandonado la Compañía de Jesús a sus 78 años, dice que está bien y pide que se respete su intimidad para poder tener paz y sosiego. No quiere dar -por el momento- muchos detalles de su decisión, prefiere dejar pasar unos días para hablar: «Por respeto a terceras personas que se puedan sentir molestas o incómodas», concluye.

El jesuita, que fue apartado de la docencia de la Facultad de Teología granadina hace unos dieciocho años, ha pedido salir de la Compañía de Jesús por «higiene mental» y cansado de los ataques de algunos sectores, según el teólogo Luis Alemán. Castillo ha sido siempre una persona crítica y ahora dice que «no tengo nada que ocultar»; no obstante, añade acto seguido que «no quiero incomodar a nadie. Ni ahora ni nunca». Por eso, que haya decidido dejar pasar el tiempo.

José María Castillo, que en estos últimos días está recibiendo decenas de llamadas telefónicas y correos electrónicos de apoyo, dijo ayer a este periódico después de volver a la ciudad de un viaje a Madrid, que es una cuestión personal y una decisión que «a esta edad no es fácil. Tomar esta decisión es fuerte». Agregó: «No tengo nada contra los jesuitas».

Apoyos

Ayer, José María Castillo, que desde bien temprano continuaba trabajando ya fuera de la Facultad de Teología, agradecía los apoyos recibidos, entre ellos los de las Comunidades Cristianas de Andalucía, que hicieron pública una carta dirigida a él en la que, tras afirmar que la noticia de su salida voluntaria de la Compañía de Jesús no les ha pillado de sorpresa, recuerdan «ese largo calvario de acoso y derribo al que has estado sometido durante casi 25 años». «Sales de puntillas y sin dar un portazo, dando muestras una vez más de ese talante tuyo respetuoso, afable y bondadoso hasta el límite», añaden.

Más adelante señalan que «ahora te admiramos más. Vemos que la libertad cristiana de la que tantas veces nos has hablado es la expresión de una vivencia personal muy tuya que necesita aflorar según las circunstancias. Y siempre, por encima de todo, valoramos esa bondad tuya que nos desarma y que prevalece sobre cualquier otra cualidad».

Castillo, uno de los más importantes teólogos de la Compañía, adscrito a la corriente de la Teología de la Liberación, deja de ser jesuita, según el canon 691. «No es una exclaustración ni una secularización, sino una 'petición de indulto', para que se le libere de los votos de pobreza y obediencia. Así, el teólogo se convierte jurídicamente en un cura 'vago'.