José Antonio Marina recomienda a los padres EdP

clipping

«Es disparatado una escuela sin moral»

21rs, Miércoles, 30 de mayo 2007

El filósofo José Antonio Marina recomienda a los padres que, “por el bien de sus hijos”, no objeten la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía. Más bien, “deberían informarse de lo que se les enseña y colaborar a que la asignatura sea un éxito. Todos saldríamos ganando”. En cambio, el presidente de la Concapa, Luis Carbonell, sostiene todo lo contrario, “porque hay normas legales, pero no morales”.

 En un artículo de la sección “A debate” de la revista cristiana 21rs, el filósofo reconoce que algunos obispos “están animando a los padres a que se acojan a la objeción de conciencia contra la Educación para la ciudadanía”, aduciendo que “los padres tienen el derecho de elegir la formación moral que han de recibir sus hijos”.

 Pues bien, según Marina, “este derecho no es absoluto”. Y lo razona así: “Muchos prejuicios se transmiten en la familia, se maman, como diría un castizo. ¿Qué sucedería si los padres decidieran dar a sus hijos una formación xenófoba o inculcarles el odio a la religión? ¿Debería el Estado enseñar racismo y ateismo en las escuelas? ¿Se debe prohibir, como sucede en algunos Estados americanos, que se enseñe la teoría de la evolución, si los padres lo solicitan? ¿Debemos hacer caso a un padre musulmán que prohíbe a su hija asistir a clase de gimnasia?”

 Por otra parte, el filósofo sostiene que “las monstruosidades cometidas por los Estados totalitarios en el siglo pasado demuestran que hay que defenderse vigorosamente contra su injerencia ideológica”.

 Injerencia que no puede darse, a su juicio, en esta nueva asignatura, porque “vivimos en una Estado democrático, donde existen todas las cautelas legales para defender la libertad de pensamiento y de conciencia”.

 Por otra parte, “reclamar una escuela que se abstenga de toda educación moral es disparatado. Educar es socializar y socializar supone transmitir conocimiento, valores y formas de vida”, dice Marina.

 Para el prestigioso filósofo, autor del libro de texto de Educación para la Ciudadanía de la editorial SM, “necesitamos enseñar a nuestro jóvenes una ética rigurosa, crítica, universal, imprescindible para una convivencia digna”.

 Porque, “cada vez que aparecen casos de violencia en las aulas, conductas incívicas, abuso de drogas, embarazos adolescentes, violencia de género, accidentes de tráfico, la sociedad se vuelve hacia la escuela pidiendo que intervenga y forme ciudadanos responsables, justos y solidarios, que reconozcan las normas éticas implícitas en el sistema democrático y reconocidas expresamente por nuestra Constitución”.

 ¿Cuáles son las limitaciones de Educación para la Ciudadanía? “Los derechos humanos son el marco irrebasable de esta asignatura. Y no tiene sentido negarse a recibir este tipo de educación, fundamento de nuestra convivencia”. Por eso, Marina cita como “significativa” la postura que están adoptando al respecto la Federación de Religiosos de la Enseñanza o el prestigioso teólogo Olegario González de Cardedal. Ambos advierten que “no encuentran razones para oponerse a ella”.

 La tesis de Luis Carbonell, presidente nacional de la Confederación de Padres de Alumnos (CONCAPA) es radicalmente opuesta a la del filósofo. A su juicio, “ante la imposición de una asignatura como Educación para la Ciudadanía, que pretende impartir educación en valores, no ha quedado más opción que ejercer la objeción de conciencia, un instrumento legal y democrático para hacer frente a leyes que interfieren con derechos fundamentales, además de con las creencias y las convicciones de la persona”. Para Carbonell, “éstas es la única salida para defender el derecho constitucional de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones”.

 El presidente de la CONCAPA recurre, como argumento de autoridad, al documento del episcopado, en el que la jerarquía católica señala que la asignatura “es inaceptable en la forma y en el fondo”.

 Carbonell recuerda que, en ese mismo documento, los obispos señalan que “los centros católicos de enseñanza, si admiten en su programación los contenidos previstos en los Reales Decretos, entrarán en contradicción con su carácter propio, informado por la moral católica”.

 Por eso, el presidente de Concapa se pregunta y les pregunta a los colegios católicos, “¿cómo es posible aceptar los contenidos previstos por la Ley y pretender que no se imparten los valores que indica la asignatura?”. A su juicio, se trata de “la cuadratura del círculo”.

 Entre otras cosas, porque esa actitud significa “entrar en una dinámica de apoyo a normas que pueden ser legales per no morales y que atacan tanto a los derechos de la familia como a la libertad de conciencia”.