“Crisis de Dios, crisis del hombre”, es el título del último artículo publicado por el obispo de Asidonia-Jerez, monseñor Juan del Río, en este caso con el objeto de analizar si “la fe cristiana ayuda o entorpece la felicidad humana”.

El obispo cree que a pesar de saber “mucho de lo que sucede a nuestro alrededor”, sabemos “poco del enigma que somos cada uno de nosotros”. En este contexto se pregunta si “la fe cristiana ayuda o entorpece la felicidad humana; si “es más humana esta vida cuando se niega toda referencia al cielo, a la vida eterna” o si “puede el hombre prescindir tan fácilmente del anhelo de eternidad que llevamos inscrito en el corazón”.

“El dinero, la fama, el placer…. Pero esto deja insatisfecho al ser humano, aunque este lo disimule y lo enmascare de muchas maneras. Estamos ante la enfermedad de nuestra propia identidad, cuyos síntomas más alarmantes son: el aumento alarmante de suicidios entre la gente joven, el incremento de la violencia en todos los ordenes, el desánimo y la depresión como forma de vida, los sentimientos de soledad a cualquier edad, las esclavitudes de la droga, alcohol y otros”, afirma el prelado.

Las respuestas no pueden venir de un “Papa Estado” que con sus leyes y planes sociales saque al ciudadano de la negritud existencial en que se ve inmerso”, ni de los “cielos” y “paraísos” artificiales fabricados por la sociedad de consumo, que “no resuelven la razón de porque vivir, solamente distraen, alienan u ofuscan la mente”.

Por el contrario, “la esperanza de alcanzar el cielo, la felicidad en totalidad, es buena y necesaria; anima en los momentos difíciles a mantenerse firme en la virtud de la fidelidad (…) sólo un Dios que “ha bajado de los cielos” nos puede conducir a donde está Él”, concluye.