Ni modelos, ni bomberos, ni azafatas. Son curas y seminaristas que, siguiendo el mandato celestial, se han fotografiado con el hábito. Doce jóvenes ensotanados que hasta vestidos alegran la vista. Religiosos que posan junto a monumentos del Vaticano. Uno de ellos, el Padre Abril aparece en el calendario acariciando a un gato. Aunque cueste creerlo, son curas de carne y hueso.

Por cuarto año consecutivo, el fotógrafo italiano Piero Pazzi ha irrumpido con su cámara en un mundo masculino de gran peso en la sociedad italiana. El calendario se completa con fotos y textos del Vaticano y se vende en todo el mundo. Aunque el Vaticano advierte de que no es una publicación oficial. Lo que es cierto es que tanto entre creyentes como no creyentes, el calendario causa furor. El año pasado se agotaron los 40.000 ejemplares.

Los doce jóvenes posan en un anuario inundado por la austeridad de los hábitos y el morbo de la espiritualidad.

Por cuarto año consecutivo, la fotos de Piero Pazzi en su calendario sacerdotal siguen teniendo un efecto exitoso en el marcado, llegando a alcanzar una tirada de 40.000 ejemplares.

El propio Pazzi, creador de la idea, asegura que se trata de un instrumento informativo para el turista que visita Roma, proporcionando nociones generales sobre el Estado del Vaticano, ya que sus páginas incluyen información sobre la capital de la religión católica acompañada de sensuales religiosos.

A lo mejor con estos sacerdotes en la Iglesia, habría más gente los domingos en las parroquias para oir misa, pero solo, a lo mejor.