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Lo que Federico todavía no sabe...

RD, Jueves, 19 de junio 2008

Es un tipo sabio. Muy culto y tiene instinto periodístico, pero está en la inopia. Federico Jiménez Losantos todavía no sabe que su destino ha sido sellado y que su reinado en la COPE toca a su fin. O no quiere saberlo. Los obispos lo tienen claro. Entre la mayoría de los prelados crece, día a día, el convencimiento de que la presencia de Losantos en los micrófonos de la Cadena de la Conferencia Episcopal les perjudica más que les beneficia.

No en términos económicos, porque Losantos es rentable (aunque no tanto como suele decir : presume de proporcionar el 75% de los ingresos publicitarios, pero fuentes de la cadena señalan que no llega ni al 40%), pero sí en imagen, apoyos, alianzas y sinergias. Porque el vitriólico conductor de La Mañana levanta más ampollas que heridas cura.

Y como la ignorancia es osada y no sabe que ya han decidido prescindir de él, nos ve a todos como "conspiradores", como integrantes de una oscura conjura destinada a segar la hierba bajo sus pies.

Este jueves y desde las 06.00 de la mañana proclamaba feroz, desde el micrófono de la COPE, que quienes escriben que los obispos le han puesto la proa, "mienten como bellacos". Y en su voz había, además de indignación, buenas dosis de convicción, porque él no sabe. Federico ignora lo esencial: el calendario corre en su contra y que siga, por ahora, en el micrófono, no quiere decir que vaya a hacerlo la próxima temporada.

A paso lento, como hace siempre las cosas la Iglesia. Pero Federico está sentenciado para la COPE y perderá su "púlpito" en la radio de los obispos, como anunciábamos ayer. Por ahora, su cabeza pende de un hilo. Los obispos no quieren mancharse las manos y pasan la patata caliente a los órganos empresariales de la propia cadena COPE. Ellos serán los ejecutores de la sentencia, que probablemente, se active después del verano.

Mientras tanto, el episcopado insta a "todos" los comunicadores de la radio de la Iglesia a someterse al ideario de la cadena, "norma de orientación obligada". Y que Federico se salta a la torera un día sí y otro también. Sin pudor y sin rubor.

El silogismo es palmario. En "barbara", que decían los latinos. A preguntas de los periodistas el secretario general de la CEE, Martínez Camino, reconocía que "injuriar y calumniar atenta contra el ideario de la COPE".

Dado que Losantos acaba de ser condenado judicialmente por "injurias repetidas" al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, luego Losantos incumple el ideario. Y sus días en la cadena están contados. Por mucho que fanfarronee o se haga la víctima.

Federico traspasó todas las líneas rojas. El mismo cavó su tumba. Prisionero de su propio personaje, no puede dar marcha atrás. Y ha obligado a los cardenales y a los obispos, incluso a los más conservadores, a dejarlo colgado. Porque, conservadores o progresistas, los obispos son ante todo, obispos. Y no hay nada más parecido a un obispo que otro obispo. Y todos coinciden, a estas alturas, que el mayor bien de la Iglesia exige que Federico se vaya. Y cuanto antes. Por eso, está que muerde y no quiere ver lo obvio. El personaje lo ciega. El monstruo se devora a sí mismo. Como en los clásicos.

Y con Federico se irá también (tiempo al tiempo) el presidente de la cadena, Alfonso Coronel de Palma. Por no haberlo controlado. Por no haberlo sometido al ideario. Y por otros “pecados” que pronto saldrán a la luz. Porque, como dice el Evangelio, “no hay nada oculto que no termine descubriéndose”. Coronel y Federico están “quemados”. Eso sí, en el estilo que tiene acreditado, el locutor de La Mañana morirá matando.