Son más de un millón los musulmanes y casi 800 sus comunidades religiosas
(José Manuel López, director de la Fundación Pluralismo y Convivencia).- La sociedad española ha sufrido en las últimas décadas importantes cambios sociológicos en lo referente a sus creencias. Si hace treinta años podíamos dividir la sociedad entre clericales y anticlericales, hoy tenemos una situación mucho más diversa. Una ciudadanía menos religiosa en general, pero con una creencia más plural. Se constata que los creyentes en religiones minoritarias se acercan al 6% de la población, entre los que se encuentran más de un millón de ciudadanos musulmanes.
En los años previos a la firma de los Acuerdos de cooperación (1992) surge la Comisión Islámica de España que es el órgano de representación de los musulmanes de cara a la Administración. El contexto de su nacimiento es un islam cuantitativamente pequeño- que no superaba las cuarenta comunidades- e inserto en un proceso de migratorio -la primera regularización importante es en 1991- que lo haría crecer y sobre cuya permanencia no se sabía, aunque se presuponía temporal. Los musulmanes en España eran una realidad pequeña y anexa.
Casi treinta años después nos encontramos en un contexto muy diferente. Por un lado, son más de un millón los musulmanes y casi 800 sus comunidades religiosas, si bien es cierto que este crecimiento no parece que vaya mantener su progresión. Por otro lado, no son inmigrantes; hablamos de muchos ciudadanos nacionalizados, de sus hijos -que son españoles- y de la comunidad conversa. La realidad es que hay españoles que además son musulmanes, que son una minoría, pero que forman parte de la sociedad y tienen necesidades. Desde impartir clase de religión en la escuela pública hasta poder enterrase según su creencia, todas incluidas en nuestros marcos normativos. Estas demandas deben ser atendidas por las Administraciones, en especial la local y la autonómica que en estos años se han desarrollado en un Estado cada vez más descentralizado y que ahora debe asumir la gestión de esta pluralidad.
La normalización que permite pasar de musulmanes en España a españoles y musulmanes pasa por la responsabilidad de las Administraciones, por que la opinión pública lo asuma y porque los musulmanes se repiensen en el nuevo contexto. No como extranjeros, sino como ciudadanos españoles; facilitando la interlocución con las Administraciones autonómicas y locales y pudiendo integrar a todas las nuevas comunidades que se han formado en estas décadas. Un cambio tan importante debería traer aparejado un cambio de sus propias estructuras y así dar el primer paso en el camino de la mencionada normalización.