Todo un símbolo. Nada más entrar en los jesuitas ya era un hombre sin papeles
José María Díez Alegría, teología comprometida con humor. La Universitat de Valencia acogerá este miércoles un acto en memoria del centenario del nacimiento del «jesuita sin papeles», orgnizado por el Foro de Debates y Xarxa Cristiana.
Celebrando el centenario de su nacimiento, contaremos con la presencia de Juan Antonio Delgado, autor de dos libros sobre la vida y pensamiento de José María Díez Alegría y del teólogo Juan José Tamayo, amigo y compañero en la Asociación de Teólogos Juan XXIII. Presentará el acto Antonio Duato, coordinador de Atrio y editor.
Recordar al autor de «Yo creo en la esperanza» y «Rebajas teológicas de otoño», entre otros muchos escritos, es necesario y saludable en estos tiempos de involución social y eclesial, para alimentar la esperanza y el humor.
Así nos lo recuerda, en un artículo en El Ciervo, Juan Antonio Delgado:
José María Díez-Alegría nació el 22 de octubre de 1911 en un Banco, la sucursal del Banco de España en Gijón.
El primer contacto de Díez-Alegría con los jesuitas fue a través de su padre, que era muy amigo del superior de la residencia de Gijón, don Cesáreo Ibero. En la Casa de Ejercicios de Chamartín (Madrid), en 1929 José María Díez-Alegría, llevó a cabo sus segundos ejercicios espirituales, de cinco días en régimen de internado, dirigidos por Victorino Feliz. Estos le marcaron profundamente, tanto que decidió hacerse jesuita, y entró en el noviciado un año después. El retraso se debe a que le faltaba documentación necesaria para su ingreso, lo que es una paradoja que le marcará el resto de su vida. Todo un símbolo. Nada más entrar en los jesuitas ya era un hombre sin papeles. En Aranjuez estaba el grupo de Novicios y el grupo de Juniores, en el que encontró como compañero a José María de Llanos.
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