La memoria e intercesión de Juan XXIII siguen manteniendo vivo el Concilio en la Iglesia, contra la actual marea involucionista
(Hilari Raguer, historiador).- El cardenal Lercaro, que durante el Vaticano II había sido uno de los más decididos propulsores del proyecto renovador de Juan XXIII, poco después de la muerte de éste pronunció una conferencia en la que se atrevió a hablar de la «soledad institucional» con la que había tenido que luchar para poner en marcha el Concilio, es decir, la oposición que encontró en el entorno vaticano.
Una manifestación clamorosa de aquella oposición fue el boicot del diario vaticano, L’Osservatore romano, a la noticia del anuncio del Concilio. Juan XXIII hizo pública su decisión en el solemne acto de conclusión del octavario de oraciones por la unión de las Iglesias cristianas, el 25 de enero de 1959, en la basílica de San Pablo Extramuros.
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