Uno de los problemas es que pedimos la participación de las mujeres en la Iglesia con plena voz, lo que ha producido, con algunos miembros de la jerarquía, roces
(Isabel Gómez Acebo).- En un alto porcentaje de los católicos de USA ha habido consternación por el documento sobre la LCWR que ha producido Roma ¿a petición de los obispos de USA? No se entiende, que tras el desastre de la pedofilia clerical, que ha alejado de la Iglesia a muchos fieles, la Iglesia abra un nuevo frente contra unas mujeres que no han dado escándalo alguno y que soportan el mayor peso de la Iglesia de los Estados Unidos.
Desde que el Vaticano en el mes de abril decidió actuar contra la asociación de religiosas, se había escuchado la declaración de numerosas personas sueltas. Entre ellas, Theresa Kane, que en 1979 como presidenta de la LCWR le dijo al Juan Pablo II, en visita oficial a USA, que escuchara las demandas de las mujeres entre las que estaba la posibilidad de acceder a todos los ministerios eclesiales. Lo que no gustó nada. Esta religiosa cree que puede haber un problema de género por medio. La jerarquía, nos dice, piensa que puede controlar a las mujeres, especialmente a las que están sometidas a organizaciones canónicas, como las religiosas, sin darse cuenta de que el mundo se mueve a pasos agigantados hacia mayor igualdad y mutualidad. Uno de los problemas es que pedimos la participación de las mujeres en la Iglesia con plena voz, lo que ha producido, con algunos miembros de la jerarquía, roces.
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