Un religioso protestante que fue capaz de comulgar de manos de Benedicto XVI o confesar al patriarca ortodoxo Atenágoras. Un cristiano sin más argumentos que los del propio Cristo
(Jesús Bastante).- Hoy, hace siete años, el hermano Roger Schultz, fundador de la Comunidad de Taizé, fallecía apuñalado por una joven rumana en la Iglesia de la Reconciliación de la pequeña localidad francesa, cuna del ecumenismo tras la Segunda Guerra Mundial y que hoy une en torno a la misma fe a millones de jóvenes (y no tan jóvenes) de todo el mundo.
El hermano Roger fue un visionario, un grandísimo hombre de Dios, al que no le importaban los adjetivos, sino la persona. Tuve la oportunidad de entrevistarlo brevemente poco antes de la muerte de Juan Pablo II, y la impresión que me quedó era que me encontraba ante uno de esos profetas de nuestro tiempo capaz de romper barreras y quedarnos con lo esencial. Un religioso protestante que fue capaz de comulgar de manos de Benedicto XVI o confesar al patriarca ortodoxo Atenágoras. Un cristiano sin más argumentos que los del propio Cristo.
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