Contra los genocidas económicos

Para comprender la crisis en sus estructuras de pecado

Todo empieza por la democracia real de los pueblos

El endeudamiento es una palanca de subordinación de pueblos y continentes a la globalización economicida

(José Ignacio Calleja).- Presento un texto importante de Franz Hinkelammert para quienes queremos entender la crisis actual en sus estructuras de poder, por crueles y duros que resulten los datos. Lo reproduce Atrio, al que remito. Voy a intentar una aproximación más sencilla; creo que lo logramos si lo traduzco así:

La gestión neoliberal de la globalización, la convierte en ésta, contra las mayorías, economicida e insostenible. Hablemos de esa gestión neoliberal: de sus sujetos (financieros), de sus instituciones (propiedad capitalista), de sus reglas (hipermercado desregulado del dinero) y de su servidumbre (Estados y Medios). El efecto, que las personas y los pueblos son instrumentos o cosas prescindibles de los mercados financieros, las relaciones sociales quedan cosificadas, subjetivamente, y, objetivamente, antagónicas; el ecosistema general de la vida humana insostenible a corto plazo y la democracia sustituida por la dictadura del Capital.

– La inflexibilidad absoluta de la estrategia de globalización, -y añado de nuevo-, neoliberalmente pensada e impuesta, efectivamente resulta y es una política de acumulación total de capital, que provoca, – contradicción fundamental -, que un mundo que podría ser global en democracia, creación de riqueza y reparto de oportunidades de vida, es, cada vez más y sin remedio, una víctima del «virus del Ébola económico«. Esta política de maximización del crecimiento ha llegado hoy a sus límites y los límites se rebelan contra esa estrategia. Los límites del crecimiento están ya a la base de la crisis financiera y de la burbuja de títulos etéreos que por ella se ha revelado. La crisis es de crecimiento en cuanto tal. De insostenibilidad del crecimiento. Estoy de acuerdo.

– Por otro lado, este mercado insostenible de «mercancías» en un mundo finito y, a la vez, fiado al crecimiento ilimitado, provoca en su funcionamiento «natural», por desregulado y opaco, la crisis de la deuda. Los procesos de endeudamiento son, hoy y para muchos países de Europa el desequilibrio más importante y deseado por la banca o finanzas. A partir de su aparición, ya todo viene de rondón: ajuste, control, subordinación democrática, deterioro laboral, reducción el Estado de Bienestar… así hasta el caos social. El endeudamiento es una palanca de subordinación de pueblos y continentes a la globalización economicida.

– Efectivamente, comprendida la crisis de la deuda, es claro que los mecanismos de ajuste son una verdadera expropiación a favor del capital, gestionada en los pueblos por gobiernos políticos sin soberanía democrática, por más que formalmente la escenifiquen. ¡Y no sólo la aparentan ellos, sino que la exigen de todos aquellos Estados del mundo a los que reclaman seguir las reglas y objetivos de esa globalización, o los marcan como dictaduras!

– Alguna vez en la historia, el capitalismo reaccionó pactando socialmente un Estado de Bienestar (IIª Guerra Mundial), pero fue para salvarse como capitalismo amenazado. Hoy no tiene interés en ese pacto social u otro análogo, porque no se siente amenazado ni desde fuera (comunismo) ni desde dentro (contestación social). Los banqueros no tienen razones para limitar su negocio contra las gentes y la naturaleza; se apropian de los países periféricos, primero, y centrales, después. USA y Alemania no quedarán al margen, más pronto que tarde: «la total subordinación de la política bajo el automatismo de la deuda se transformó en el motor de este proceso destructivo», – concluye el texto -.

– La gente de esas democracias repite la elección de sus gobernantes, – primera contradicción -, y no puede elegir contra el capital y su acumulación de propiedad, – segunda contradicción -: sólo puede confirmar esta soberanía del Capital. Hasta aquí llega la democracia. Entre la opinión pública como opinión publicada («medios») y la financiación capitalista de «la política», la voz democrática sólo tiene el cauce estrecho de confirmar la soberanía del Capital. La libertad de expresión de cada ciudadano es, en realidad, libertad de prensa del que tiene «los medios», y su éxito, que los ciudadanos sientan que esa es su opinión verdadera y ése su político de cabecera. Sin recuperar una conciencia política de soberanía ciudadana, y hacerla real, frente al capital y sus políticos, no hay salida.

La soberanía popular en lugar de la soberanía del mercado y el Capital, y la política servil, ésta es la cuestión. Y éste es el frente de lucha popular en AL, en España y en los Países Árabes. La dignidad humana y la democracia real, la de la soberanía popular real, ¡y no hay otra!, exigen pasar al centro. De esto se trata siempre.

– Lo que sucede, por el contrario, es un asesinato que socapa de leyes de mercado, y eficiencia, se justifica por banqueros y políticos que los sirven. El equilibrio se logra por el asesinato de los sobrantes. Y no es algo figurado, sino bien real; de hecho, la media de vida de los países sometidos a estos ajustes estructurales para el pago de la deuda externa, está probado que va a decrecer; sucedió en Rusia en el paso del comunismo al capitalismo, y supuso cinco años de reducción. Pasará en Grecia, y pasará en Portugal, Irlanda, España y los que sigan. Y no pesa sobre la conciencia moral de sus autores, pues toda destructividad es ciegamente declarada creativa. Es la exculpación de la riqueza y el mal social: las víctimas o son culpables de su desgracia o son inevitables. Pero la verdad es otra: las políticas de rescate en la globalización capitalista son genocidas; con la apariencia de legalidad para sus actores responsables, pero genocidas; sus actores son sádicos; lo ve todo el mundo y nadie lo dice.

– ¿Alternativa? Todo empieza por la democracia real de los pueblos y por la regulación del Mercado Capitalista en aras de esa soberanía de la dignidad humana y de la vida en común sostenible. Movimiento popular democrático contra los genocidas económicos.

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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