La República Centroafricana es un ejemplo de lo peor que puede ocurrir a una población cuando vive bajo un Estado fallido que no puede asegurar a su población, no sólo los servicios más esenciales, sino sobre todo lo más esencial, que es la seguridad
(José Carlos Rodríguez).- Escribo estas líneas desde el pueblo de mi mujer, en el Norte de Uganda, donde por fin he conseguido una conexión a internet medio decente. Desde que salí de Obo, en la República Centroafricana, el pasado 20 de diciembre, he seguido con preocupación los acontecimientos que se suceden allí en cascada y que son una guerra en toda regla que amenaza con desestabilizar toda la zona de países de África Central.
Centroáfrica es un país del que los medios de comunicación internacionales suelen hablar muy poco, y menos aún los españoles. En estas líneas intento explicar lo que sucede desde primeros de diciembre.
Fue por aquellas fechas cuando cuatro grupos rebeldes formaron una coalición a la que bautizaron con el nombre de «Seleka» («alianza», en lengua Sango). Se trata de la Convención de Patriotas por la Justicia y la Paz (CPJP), la Unión de Fuerzas Democráticas para el Reagrupamiento (UFDR), el Frente Democrático del Pueblo Centroafricano) y la Convención Patriótica de Salvación del Kodro (CPSK).
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