No hay más espacio para las medias medidas. Eso fue el gesto de Jesús de Nazaret ante el Emperador Supremo, simbolizado por el "Tentador"
(Oscar Fortin).- En la tradición cristiana, la cuaresma recuerda este momento de la travesía del desierto del pueblo hebreo, así como los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto después de su bautismo. En el primer caso, la marcha conducía a una «tierra prometida». En el segundo caso, esta marcha conducía a las tres grandes tentaciones (Lc. 4,1-13) que amenazan a la humanidad en su marcha hacia la tierra prometida: el tener como ídolo, el parecer como fuerza de encubrimiento y engaño, el poder como potencia de dominación absoluta.
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