Se entregó apremiado por el ideal evangélico de la fraternidad sin reservas ni exhibiciones
(Ramón Baltar)- Hermanas y hermanos:
Nos reunimos hoy en nombre del Señor para celebrar la Eucaristía por (XXX), cuyo tránsito lloramos con sus familiares y amigos más cercanos, y llora también la legión anónima de los ciudadanos beneficiados por su servicio a la sociedad a la que se entregó apremiado por el ideal evangélico de la fraternidad sin reservas ni exhibiciones.
Pocas dedicaciones humanas más hermosas que la política, que podría definirse como la sazón ejecutiva del amor al prójimo. Requiere generosidad, grandeza de miras e integridad moral para evitar las seducciones del poder, que Jesús rechazó por diabólicas. El que recibió estos talentos y los invierte en la procura del bien común, si es cristiano hace de su ejercicio una forma de diaconía. La trayectoria pública de (XXX) es una prueba de que ésa era su concepción de la política y debemos agradecerle que no se dispensara de intentar ponerla en práctica, como hacen no pocos por miedo al qué dirán o por comodidad.
Cierto es que los seguidores de Jesús no somos de este mundo, pero asimismo lo es que mientras peregrinamos por él hacia la Casa del Padre tenemos la obligación de poner nuestra parte para hacerlo más habitable. Para nosotros el Reino de Dios empieza en la Tierra y esto nos invita a no pasar la vida sentados en nuestro huertecillo privado mirando al cielo con la esperanza de que el Señor baje a instaurarlo definitivamente. Con esta disposición pisó (XXX) la arena movediza de la política, donde dio testimonio de su fe traducida en obras. Le esperaba en la Eternidad el premio prometido al jornalero fiel.
Su ejemplo nos recuerda una verdad de la doctrina cristiana: la salvación no es una empresa individual, nos salvamos con otros o no nos salvamos. Ocultando la dimensión comunitaria del cristianismo lo inutilizamos para el servicio a todos los hombres. Padres que me escucháis, educad a vuestros hijos de manera que entiendan que sus proyectos de vida personal deben incluir el momento social.
Creemos que al final de nuestros días nos examinarán del amor. Saber que (XXX) se preparó para superar la prueba, tornará en alegría la tristeza de sus deudos y allegados. Así se lo pedimos al dador de todo consuelo.