Desde el punto de vista jurídico y político este asunto pone en evidencia la debilidad de nuestras instituciones, que han hecho posible tanta criminalidad
(Rafael Espino, Vida pastoral)- El Obispo Auxiliar Emérito de la Arquidiócesis de México, Mons. Abelardo Alvarado Alcántara, que fue Secretario General de la Conferencia Episcopal Mexicana por dos trienios, ha hecho un llamado a la sociedad mexicana y exhorta a los gobiernos Federal y Estatal a realizar una investigación profunda y expedita sobre la situación de inseguridad en el Estado de Guerrero, en concreto sobre el caso Ayotzinapa, donde policías municipales (al parecer coludidos con el cártel de narcotráfico Guerreros Unidos) atacaron a mano armada a estudiantes de la Escuela Normal, dejando un saldo de seis muertos, 25 heridos y 43 desaparecidos.
Los siguientes puntos son opinión explícita del Obispo:
1. Hay un justo reclamo respecto a la desaparición de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, pero no tiene sentido exigir su aparición como si fuera una facultad de la autoridad. Si estuvieran secuestrados y los localizaran vivos sería lo ideal, pero si los encuentran muertos sólo le correspondería a la autoridad investigar quienes fueron los autores, las causas y castigar a los culpables de ese crimen.
2. La renuncia del Gobernador de Guerrero (Ángel Aguirre Rivero) no resuelve la grave situación que este crimen ha provocado. Ciertamente el Gobernador ha perdido autoridad moral, acusado por lo menos de omisión. Pero la situación actual ha rebasado el control por parte de la autoridad del Estado y corre el riesgo de ingobernabilidad. Diferentes grupos políticos están por eso pidiendo la desaparición de poderes en el Estado de Guerrero. Sin embargo, esto no abonaría a la democracia que se quiere ejercer en México. Los puestos de elección popular son irrenunciables. La desaparición de poderes por decreto da lugar a una dictadura fascista. En todo caso implicaría al congreso del Estado y al Senado de la República. En este momento la prioridad es la aparición de los normalistas.
3. Las reacciones que está habiendo en diferentes partes del país están siendo acompañadas de un vandalismo que no debe permitirse porque va a llevar a un caos al país. Lo peor del caso es que no se le ve salida a este conflicto.
4. La imagen que México está dando al mundo afectará a su economía: puede provocar fuga de capitales y hasta una devaluación; alejará las inversiones y también afectará el turismo.
5. El gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, que estaba logrando una gran aceptación debido a las reformas que se aprobaran mediante el «Pacto por México», ha quedado en duda y ha puesto al gobierno en una coyuntura muy desfavorable.
6. Nos podemos preguntar ¿cómo es posible que en México no se pueda saber qué pasó con los estudiantes normalistas el 26 de septiembre pasado en la noche, con todo el operativo que el Gobierno federal ha puesto en marcha: gran despliegue de elementos policiales, 16 equipos de inteligencia, 16 agentes con perros amaestrados para buscar cadáveres, 17 helicópteros, 3 aeronaves de reconocimiento, 6 buzos y 4 laboratorios móviles? Se han efectuado, hasta ahora, 70 vuelos de reconocimiento, revisando cuevas, cerros, cañadas, túneles, minas, ríos, lagunas y presas, en zonas urbanas. Se cuenta con la colaboración de peritos argentinos para analizar los restos encontrados en fosas. Todo esto informado por el Comisionado de Seguridad Nacional Monte Alejandro Rubido (nota de Milenio Diario, p. 4).
7. Desde el punto de vista jurídico y político este asunto pone en evidencia la debilidad de nuestras instituciones, que han hecho posible tanta criminalidad. La democracia misma requiere que exista un estado de derecho en el que se apliquen las leyes, se rindan cuentas y haya transparencia. Al Gobierno se le piden resultados, a él le corresponde deslindar responsabilidades y hacer justicia, aplicando las sanciones correspondientes.
8. Desde el punto de vista humano, que es el que más nos interesa, y nos corresponde hacer, independientemente de cualquier otra manifestación, es manifestar nuestra solidaridad y cercanía a los familiares de las víctimas y tomar conciencia de que la tarea de pacificar al país y evitar la violencia, es obligación y tarea de todos nosotros.
Ante la barbarie no nos queda más que contribuir a que se fortalezcan nuestras instituciones…