Gracias Pepe, que Dios te bendiga y tú a todos nosotros junto a Él
(Vicente L. García).- Creo que no me acostumbraré nunca a perder a un amigo. Este martes ha muerto Pepe Garmendia. Sin avisar, sin despedirse, casi por sorpresa ya que la intervención a la que se sometió el lunes no aventuraba más riesgos de los normales. Pero el martes su corazón se paró. Sin más explicaciones, casi a hurtadillas.
No soy la persona que más conoce a Pepe, ni quien ha pasado más horas con él, aunque durante una etapa de su vida y de la mía sí fueron muchas y seguidas. Pero sí he sido una de las «últimas» personas que habló con Pepe, si se me permite decirlo por haber estado con él y con Juan Carlos Pinedo en la mañana del sábado en los despachos de Los Desamparados.
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