La Iglesia oficial la considera "una publicación sospechosa", debido a su compromiso con la lengua y la renovación conciliar
(Josep Miquel Bausset).-Con el ejemplar del mes de enero, la revista valenciana Saó ha llegado a los 400 números, todo un récord, o mejor dicho, un milagro para una publicación en valenciano y de temática religiosa. Saó, la revista decana de las publicaciones en valenciano, sacó el primer número en julio de 1976, en plena Transición, cuando aún no hacía un año de la muerte del dictador.
Con una periodicidad mensual, Saó fue fundada e impulsada por sectores progresistas de la Iglesia Valenciana, firmemente comprometidos con el valencianismo cultural, la normalización lingüística y social de la lengua y las premisas renovadoras del Concilio Vaticano II, basadas en el diálogo de la Iglesia con la cultura, la política y la sociedad.
En medio de un desierto periodístico, editar el 1976 una revista, y además en valenciano, era una auténtica proeza. Pero con la valentía de sus iniciadores, Saó se ha convertido en una publicación de información general, de análisis y de reflexión, especializada en temática valenciana.
Saó nunca ha pretendido ser una revista eclesiástica, sino un medio que trata temas de Iglesia y del País Valenciano, sin caer en el clericalismo. Ya el 5 de mayo de 1976, como nos recuerda Vicent Cremades en su libro «L’Església en la Transició. El fet nacional al País Valencià», los promotores de Saó destacaron «que no era una revista eclesiástica, sino que iba a dedicarse a reflejar una amplia información de los grupos vinculados a la Iglesia, así como de las libertades y la defensa de los derechos humanos».
El presbítero valenciano Josep Antoni Comes fue el primer director de Saó, seguido de otros directores como Emili Marín y Vicent Cardona, también sacerdotes, hasta Vicent Boscà, laico, y que dirige la revista desde el 2010. Cabe recordar que Josep Antoni Comes trabajó antes de incorporarse en Saó, en la redacción de Pastoral Misionera y dirigió la revista de teología, Iglesia Viva.
El Consejo de Redacción de Saó lo integran personas tan validas como los tres antiguos directores, Vicent Cardona, Josep Antoni Comes y Emili Marín, además de Rafa Roca o Teresa Ciges. Entre los numerosos colaboradores de la revista están los catedráticos de la Universitat de València Ramon Lapiedra, Antoni Ferrando o Albert G. Hauf, i también Alexandre Alapont, Antoni López Quiles, Ramon Haro, August Monzon, Joaquim Garcia Roca, Joan Francesc Mira, Juli Sanchis, Llorenç Gimeno, Avellí Flors, o periodistas com Emili Piera y Josep Torrent entre otros. También colaboraron en Saó intelectuales ya desaparecidos como Joan Fuster, Manuel Sanchis Guarner, Cristòfol Aguado o Vicent Ventura.
En la actualidad se puede encontrar la revista en papel y también se puede consultar a través de Internet. Además de editar la revista, Saó ha publicado diversos libros relacionados con la Iglesia y el País y también cuadernos de catequesis.
Para conmemorar el número 400 de Saó, está previsto un acto en el Aula Magna de la Universitat de València el próximo día 28, con las intervenciones del profesor Antoni Ariño, Vicerector de la Universitat de València, de Josep Antoni Comes, primer director de la revista, de Francesc Martínez, profesor de la Universitat y de Vicent Boscà, el actual director de Saó.
Una revista como Saó, que habría de tener el apoyo y el reconocimiento de los obispados del País Valenciano, desgraciadamente se mantiene solo con la aportación económica de los subscriptores. Aún más: desde la Iglesia «oficial» o jerárquica, Saó es vista como una publicación «sospechosa», debido a su compromiso con la lengua, el País y la renovación conciliar.
Cabe recordar que el arzobispado de València tiene un semanario llamado «Paraula», que a pesar de su nombre está escrito íntegramente en castellano, y el obispado de Oriola-Alacant tiene otra revista un llamada «Noticias Diocesanas», unas publicaciones que marginan totalmente la lengua de Sant Vicent Ferrer.
Saó, como ha escrito Vicent Cremades en el libro mencionado anteriormente, «supuso una nueva respuesta a los planteamientos pastorales de la Iglesia». Y es que según sus promotores, «la revista ha mantenido con firmeza, planteamientos valencianistas y progresistas, pero siempre teniendo como punto de mira un cristianismo inspirado en los principios renovadores del Concilio Vaticano II «.
La revista Saó ha pasado momentos críticos debido a la situación económica, ya que no recibe ninguna ayuda ni de las diócesis valencianas, ni de la Generalitat. Por eso cada nuevo número de Saó es como un milagro, ya que esta publicación continua, a pesar de las dificultades, apostando por una Iglesia Valenciana. Por eso felicito a Saó por llegar a los 400 números, y le deseo que siga muchos años más siendo como un aire suave que renueva y alienta la vida de la Iglesia.