La razón principal de que los niños y los mayores suframos tanto no es ninguna deidad cruel o bondadosa, omnipotente o débil, sino la inhumanidad de los seres humanos
(José Arregi).- La pregunta y las lágrimas de Glyzelle, una ex-niña de la calle de 12 años, dejaron sin palabra al papa Francisco en su reciente viaje a Filipinas. «Hay muchos niños abandonados por sus propios padres, muchos víctimas de muchas cosas terribles como las drogas o las prostitución. ¿Por qué Dios permite estas cosas?», dijo Glyzelle entre sollozos.
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