Desde la ya lejana transición, se ha mantenido esa previsión: alternativa, evaluación y nota para el expediente académico
(Alfredo Sepúlveda).- Europa Laica, con enfermiza tozudez, viene reivindicando desde hace años que la religión sea expulsada de la escuela pública, porque dicen que las diferentes convicciones personales, incluidas las creencias religiosas, así como los dogmas de cualquier naturaleza, no son cuestiones a plantear en el ámbito escolar.
Una vez más se equivocan en sus presupuestos ideológicos, porque sí es en la escuela donde deben estudiarse las convicciones y las religiones, con su historia y sus dogmas; cuestión distinta es que se exija la prestación de algún tipo de anuencia o asentimiento a esas convicciones y religiones.
Dicen haber elaborado un contrato para que las fuerzas sociales y sindicales, junto a las formaciones políticas que lo consideren adquieran el compromiso político de «Sacar la Religión confesional de la Escuela», pero utilizan incorrectamente o como ficción el término contrato, pues es unilateral, es decir, que sería una especie de contrato de adhesión al que el aceptante simplemente se adhiere o no al mismo, pero sin acuerdo de voluntades y, por tanto, carente del consentimiento como resultado de una relación bilateral equilibrada.
Más allá de esta boutade, continúan en su «cruzada» describiendo la utilidad de la escuela como ámbito de aprendizaje, de desarrollo de capacidades, de inclusión, hasta llegar a sostener que la religión discrimina y segrega en función de las convicciones de los padres y madres. De esta fatal incongruencia se deriva que cualquier materia optativa segrega al alumnado, o que para no vulnerar la libre conciencia de los menores, son ellos y ellas las que deben elegir su configuración curricular sin el concurso o intervención de sus padres, dejando a estos como meros espectadores. Quieren obviar el derecho de los padres a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral acorde con sus convicciones, contenido en el artículo 27.3 de la Constitución Española (CE). ¡Impresionante!
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