¿No nos da vergüenza como país compararnos con la acogida de Turquía, Líbano y Jordania? ¿47,5 millones de habitantes no pueden reasentar a 5.837 refugiados?
(José Luis Pinilla, sj., en Catalunya Cristiana).- En mayo pasado la Comisión Europea anunció una nueva Agenda Europea sobre migración. Incluso hablan por primera vez de un programa europeo global de acogida. Un plan muy general que incluye entre las medidas a corto plazo una referida a los refugiados en dos vertientes:
a) Reubicación entre todos los Estados miembros durante los dos próximos años de 40.000 personas que lleguen a las costas europeas. Hasta ahora solo eran las espaldas de Italia y Grecia por su ubicación geográfica las que llevaban la carga más pesada . La propuesta es más que razonable aunque las cifras son ínfimas.
b) Reasentamientos en los países europeos de 20.000 personas que no han llegado aún a nuestras costas sino que están en campos de refugiados en las zonas fronterizas de países limítrofes con Siria y Eritrea en los dos próximos años
El papa ha dicho recientemente «Es un atentado a la vida dejar morir a nuestros hermanos en las barcazas en el Canal de Sicilia«. Lo de la cultura del descarte que dice el papa que estamos generando no es un mensaje eclesial para solo la Iglesia . Es un mensaje para la sociedad y especialmente para todos los cristianos que toman parte de estas medidas.
Desde el secretariado de la CEM creemos que la UE no se ha dado cuenta todavía que estamos en una crisis humanitaria de primer nivel . No hay parangón desde la segunda guerra mundial. ¿ Han caído en la cuenta que el número de reasentados y acogidos no es nada (¡ nada¡) en comparación con las muertes de estos dos años en el Mediterráneo? Pienso que no debemos dejar que nos mientan los que hablan de construir más vallas o hundir las barcas en esta hora individualista e insolidaria. «Son necesarios programas que vayan más allá de la protección de fronteras» dice el reciente documento eclesial «La Iglesia Servidora de los pobres»
¿Es equitativo, sobre todo en el caso de España?
Las 5.837 personas propuestas para España es sin duda un dato importante porque ¡salva vidas aunque sean pocas! Pero es medida cicatera. Cuenta muy poco con el sufrimiento y la dignidad de los emigrantes. Es un auténtico parche y además es egoísta…Diríamos que casi es hasta cruel comparándola con el grave sufrimiento humano que está ocasionando.
¡Qué diferencia, en comparación con la apertura de miras que tuvieron muchos países extranjeros para acoger a españoles en tiempos difíciles para nosotros! En las respuestas del Ministro García Margallo y del Ministro del Interior, Fernández Díaz, hay un rechazo a la cuota española apoyándose en que no se tiene en cuenta nuestro desempleo así como el esfuerzo por contener la inmigración irregular (que por cierto está muy apoyada económicamente por el Frontex)
Tienen un pánico pavoroso a lo que llaman el «efecto llamada». Sin embargo estas cifras, que ni siquiera aceptan ahora, son mínimas en comparación con la magnitud de la tragedia. ¿Somos menos potentes o queremos ser menos generosos por ejemplo que Siria donde hay 4 millones de refugiados, asentados en su mayoría en los países fronterizos? ¿No nos da vergüenza como país compararnos con la acogida de Turquía, Líbano y Jordania? ¿47,5 millones de habitantes no pueden reasentar a 5.837 refugiados?
Y que además vienen con un pan bajo el brazo : 6.000 euros por persona reubicada y 50 millones de euros durante 2015 y 2016 para el plan de reasentamiento. Lo equitativo – desde el punto de vista evangélico -, sería triplicar (¡por decir algo!) al menos estas cifras
La Iglesia en España con el presidente de la Conferencia Episcopal al frente y el de la Comisión de Migraciones ya pidieron formalmente en 2013 acoger refugiados dada la irrisoria cantidad del cupo en España. No pidieron ninguna cifra concreta . Ninguna. Para que el Gobierno no se excusara en que eran muchos o pocos. La respuesta fue nula. Nadie fue su respuesta. El cupo está cubierto. Vergonzoso. Pero tenemos que seguir insistiendo.
Una primera manera de ayudar es seguir pidiendo mayores cotas. Pedirlo proféticamente, evangélicamente, insistentemente . «¡ Si callarais vosotros hablarían las piedras» dice Cristo.
Y el Gobierno sabe de la generosidad de las instituciones de Iglesia para acogerlos. Y si no que se lo pregunten a los miles y miles de emigrantes acogidos en tantas instituciones de Iglesia. La Iglesia está dispuesta no solo a exigirlo a la Administración pública sino a ofrecerse a colaborar cuando el Gobierno se convenza de ello y no tache «de activistas o buenísimos» estos ofrecimientos como a veces hace. El cupo asignado a España supone estrecharse un poco más en la mesa de la fraternidad . Muy poco si tenemos en cuenta (¡ que no se nos olvide esto por favor ¡) a los cerca de 3,5 millones de personas atendidas socialmente en los más de 8.000 centros asistenciales católicos. Sabiendo que es obligación primera del Estado, la Iglesia está dispuesta a colaborar. ¡Como no! Ya lo ha hecho otras veces. Ya lo hace siempre ¡Y la Administración pública lo sabe!