Josep Miquel Bausset

El Oracional Valencià

"Continúan marginando la lengua de Sant Vicent Ferrer"

El Oracional Valencià
Josep Miquel Bausset

Los obispos de las diócesis de Valencia siquiera han contestado a las traducciones de los textos litúrgicos que se les enviaron

(Josep Miquel Bausset).- Los cristianos valencianos, desde hace siglos, desgraciadamente, tenemos prohibida nuestra lengua en la Iglesia. Ya hace unos años, la Acadèmia Valenciana de la Llengua (el ente normativo de la Generalitat Valenciana con respecto a la lengua) aprobó la traducción de los textos litúrgicos al valenciano y los remitió a los obispos de las diócesis valencianas, que ni tan siquiera han contestado a la AVL, como manifestó el obispo Rafael Sanus, que fue auxiliar del arzobispo de València, Agustín García Gasco.

A pesar de ello, la AVL continuó trabajando en favor de la lengua del País Valenciano en la Iglesia. Por eso, hace unas semanas fue publicado el Oracional Valencià, una obra de 366 páginas que ha editado la AVL, juntamente con la Associació Ecumènica de Cristians pel Valencià, y que fue presentado el pasado 25 de junio.

En la presentación al texto del Oracional, el Sr. Pere Mª Orts, Presidente de la Comisión de Textos Religiosos de la AVL, nos recuerda que «el dictamen sobre la lengua de los valencianos del Consell Valencià de Cultura, de 13 de julio de 1998», hacía un llamamiento «al mundo eclesiástico», para que se sumara a la valencianización de la Iglesia, una llamada que la Iglesia Valenciana (?) continúa desoyendo.

Como nos recuerda el Sr. Pere Mª Orts, la AVL, «desde el primer momento, quiso contribuir a facilitar la versión en lengua valenciana de los textos litúrgicos», una labor «larga y costosa, hecha a partir de la preceptiva versión latina del Missale romanum», para así ofrecerlos a las comunidades cristianas de la zona valencianoparlante.

Ha sido la Comisión de Textos Litúrgicos de la AVL, quien ahora ha publicado este Oracional Valencià, que incluye las oraciones con la Biblia, los diez mandamientos y otras fórmulas bíblicas para la vida cristiana, además de las oraciones de la tradición eclesial, así como los sacramentos, las plegarias de uso general, la celebración del año litúrgico, oraciones a la Virgen María y a los santos, oraciones por la Iglesia y por el mundo, las plegarias por los enfermos y por los difuntos, las bendiciones, un apéndice en latín y un completo índice.

En la introducción de esta obra, el Sr. Francesc Aracil, Presidente de la Associació Ecumènica de Cristians pel Valencià, hace un repaso exhaustivo del «uso catequético y devocional de la lengua valenciana», con ejemplos como, fray Guillem Anglès, la Bíblia en valenciano, atribuida a fray Bonifaci Ferrer, el Misteri d’Elx o la producción religiosa de Bernat Oliver, Francesc Eiximenis, Antoni Canals, Vicent Ferrer, Sor Isabel de Villena y Joan Roís de Corella.

También se menciona el Eucologi del sacerdote valenciano Vicent Sorribes y el Llibre del Poble de Déu, del P. Pere Riutort. El amigo Francesc Aracil nos da algunos criterios orientadores que se han seguido en la elaboración del Oracional, como el bíblico y el litúrgico, el tradicional y el popular, el plural y el ecuménico o el catequético y pastoral.

Este Oracional Valencià, preparado por la AVL y por la Associació Ecumènica de Cristians pel Valencianisme, con una aportación destacada del sacerdote y profesor universitario August Monzon, se ofrece «a la consideración de los obispos y de los fieles», para favorecer la oración en valenciano. Por eso el profesor Ramon Ferrer, Presidente de la AVL, destaca «las virtudes de este devocionario con voluntad ecuménica, que recoge textos católicos, protestantes, ortodoxos o anglicanos».

Desgraciadamente, y a pesar de la buena voluntad de la AVL, la publicación del Oracional, lejos de agradar a los obispos valencianos, ha sido mal acogido por el arzobispado de València, que en un comunicado del día 24 de junio, lamentaba «que lo hayan hecho ustedes por sí y ante sí, sin las debidas autorizaciones de este arzobispado». El texto del arzobispado de València argumenta que la publicación del Oracional, no es «la manera correcta ni la mejor, de proceder».

Incomprensiblemente, el arzobispado, que ha dado siempre el silencio por respuesta (y por eso los textos litúrgicos en valenciano continúan durmiendo el sueño de los justos en algún cajón del palacio arzobispal) se ha enojado por la iniciativa de la AVL. ¿Alguien entiende esto? Si todas las peticiones de la AVL han sido ignoradas sistemáticamente por los obispos de la Provincia Eclesiástica Valentina, para la publicación del Misal Romano en valenciano, y si los obispados valencianos no han movido un dedo para que tengamos unos textos en nuestra lengua, ¿qué quieren los pastores? ¿Que continuemos así tota la vida?

Después del Vaticano II, las Iglesias locales empezaron a traducir los libros litúrgicos y los devocionarios a las lenguas vernáculas. Eso pasó en todas las Iglesias locales, desde el Japón a Zimbabwe pasando por Irlanda o Euzkadi, menos en la Iglesia Valenciana, que al final del Concilio tradujo el Misal del latín al castellano, ignorando y marginando la lengua de San Vicent Ferrer o de la Abadesa Sor Isabel de Villena. Y eso que el 1965, hace ahora 50 años, más de 20000 valencianos firmaron una petición (con firmas de los más prestigiosos intelectuales) donde pedían que la Iglesia Valenciana adoptara nuestra lengua en la liturgia, en la catequesis y en los libros de registro. Esa petición fue ignorada por la Iglesia Valenciana, y 50 años después, y a pesar de la recomendación del Concilio Vaticano II con respecto a las lenguas vernáculas, los cristianos valencianos, incomprensiblemente, tenemos prohibida nuestra lengua en las iglesias, con excepción de algunas parroquias.

Espero que los cinco obispos del País Valenciano (y confío sobre todo en el sentido común del obispo Enrique Benavent, de Tortosa) reflexionen y rectifiquen su opinión sobre el Oracional y sobre el Misal Romano, y tengan en consideración este Oracional, lo recomienden a los sacerdotes y sean capaces de utilizarlo ellos mismos. Me gustaría que pronto, los textos litúrgicos en valenciano sean aprobados por Roma. Aunque es evidente que eso depende en buena parte de los propios obispos valencianos, ya que como dice la conocida frase, «de Roma viene, lo que antes ha ido».

Nuestros obispos todavía están a tiempo de rectificar, si no quieren que la Iglesia Valenciana sea, junto al Ejército, la única institución que en pleno siglo XXI continua marginando nuestra lengua. Y si no quieren que la Iglesia Valenciana, o mejor, su jerarquía sea recordada como enemiga de la lengua y de la cultura de los valencianos, que es como la Iglesia ha actuado en los últimos siglos. Por eso no me sorprende la actitud de muchos valencianos de alejarse de la Iglesia, ya que la ven como una fuerza colonial, que trata a los cristianos valencianos como de segunda categoría.

50 años después del Vaticano II, incomprensiblemente, los cristianos valencianos todavía estamos esperando un nuevo Pentecostés en la Iglesia Valenciana, para que la lengua de San Vicent Ferrer i de Sor Isabel de Villena, de Ausiàs March i de Jaume Roig sea adoptada para celebrar nuestra fe. ¿O estaremos todavía bajo el Decreto de la Visita del Provincial de los Escolapios, de 1755, cuando decía: «Se manda a todos los religiosos de la Orden, hablen solo en castellano y latín, tanto entre sí como con el resto de la población»?

Algunos obispos, para no introducir nuestra lengua en la liturgia, han argumentado el hecho que no quieren hacer política. Eso me recuerda una anécdota que contaba el P. Abat Cassià Mª Just, cuando aconsejó a un monasterio gallego que introdujesen en la liturgia, la lengua gallega. Los monjes le dijeron que no querían hacer política, a lo cual el P. Cassià les contestó: «¿y haciéndolo todo en castellano no hacen política?».

Cabría recordar que el cardenal Bergoglio decía: «El amor y el servicio a la Patria forma parte del deber de gratitud y del orden de la caridad». Y el papa Juan Pablo II, en el libro, «Memoria e identidad», decía: «El patriotismo forma parte del cuarto mandamiento, que nos exige amar al padre y a la madre».

Lo que nos pasa a los cristianos valencianos no pasa en ningún lugar del mundo. ¿Alguien se imagina que en Madrid o en Lisboa no se celebrara la Eucaristía en castellano o en portugués, respectivamente? Pues eso es lo que nos pasa a los valencianos que queremos celebrar nuestra fe en la lengua de nuestros padres, y hasta ahora, se nos exige que dejemos nuestra lengua a la puerta del templo.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

Lo más leído