Reflexiones de Alain Besançon

¿La inteligencia ha abandonado a la Iglesia?

Para ser persuasiva, la Iglesia debe ser inteligente

¿La inteligencia ha abandonado a la Iglesia?
Alain Beçanson

El pensamiento católico -escribe el historiador francés- «ha huido del debate, por miedo, aislamiento, incomprensión»

(L’Osservatore romano).- Alain Besançon, uno de los más inteligentes pensadores católicos de nuestro tiempo, acaba de recoger en el libro Problèmes religieux contemporains (París, de Fallois, 2015, 278 páginas) algunos ensayos en los que reflexiona sobre los principales problemas que debe afrontar la Iglesia.

Aunque se trata en todos los casos -indica Lucetta Scaraffia- de escritos profundos y ricos de reflexiones nuevas y muy estimulantes, su punto de vista, en cierto sentido, se puede resumir en el ensayo que colocó en el corazón del libro y en el que se pregunta si la inteligencia ha abandonado a la Iglesia latina.

Aquí el autor trata de encontrar una respuesta a lo que denuncia en las demás intervenciones: es decir, quiere comprender el motivo por el cual ha disminuido, en las jerarquías eclesiásticas que representan públicamente el punto de vista de la Iglesia, la capacidad de comprender los problemas del mundo en el que viven.

Para ser persuasiva -escribe Besançon- la Iglesia debe ser inteligente: debe comprender los fenómenos con los cuales se confronta, comprender la realidad. Recorriendo las vicisitudes históricas, el estudioso francés destaca que, de una situación de largo predominio cultural, el clero comenzó a verse progresivamente marginado y dejado de lado a favor de los laicos. Y si bien son aún muchos los eclesiásticos que se «actualizan» -indica luego- hoy entre ellos «la energía creadora es algo raro».

Predomina la indiferencia: la Iglesia se muestra indiferente hacia el movimiento de las ideas en el momento mismo en el que ese movimiento se muestra indiferente hacia ella. El pensamiento católico -escribe el historiador francés- «ha huido del debate, por miedo, aislamiento, incomprensión». En definitiva, a la institución eclesiástica ya no le importa ser cada vez menos considerada y se complace en sí misma. Así, pues, ¿nos debemos asombrar si hoy a la Iglesia le cuesta hacerse escuchar? Hoy a los cristianos sólo les queda la fuerza de la verdad y la capacidad de persuasión, como en el tiempo de los apóstoles: pero para persuadir -recuerda Besançon- es mejor ser inteligentes.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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