El programa LA MARIMORENA sería legítimo y de casa en la sede de un partido político, que los hay por toda Europa con su misma ideología; pero está fuera de lugar en un medio de la Iglesia Católica
(Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger).- Los discípulos de Jesús de Nazaret hemos recibido un mandato: «A vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames».
Es inaceptable que en el canal televisivo de la Iglesia Católica Española ese mandato se ignore, se olvide, se desprecie, se ningunee, y sea suplantado por una escandalosa apología de la guerra.
El programa LA MARIMORENA sería legítimo y de casa en la sede de un partido político, que los hay por toda Europa con su misma ideología; pero está fuera de lugar en un medio de la Iglesia Católica, pues el mensaje que transmite nada tiene que ver con el de Jesús de Nazaret, nada con el Reino de Dios que Jesús nos acercó con su palabra, sus obras y su persona, nada con la cruz de Cristo que hemos de llevar sus discípulos si queremos romper la cadena de violencias que ensangrienta los caminos de la humanidad.
La Iglesia no puede dar pie a que alguien piense que es ella la que, olvidado el evangelio, hace apología de guerras y violencias que siempre son mensajeras de sufrimiento y de muerte.