Quedo a su disposición y le ofrezco lo que soy y lo que puedo: Mi compromiso con los más pobres, el trabajo en red para conseguir un nuevo orden, y mi oración confiada y fraterna
(Sor Lucía Caram).- Estimat President: el pueblo de Cataluña le ha confiado la responsabilidad de conducirlo hacia la libertad, de trabajar por el bien de todos los catalanes y catalanas y de todos los que vivimos en esta tierra y formamos parte de su vida, sintiéndonos plenamente identificados con su identidad y forma de ser.
Le ha confiado el reto de conseguir que todos aquellos que vivimos en Cataluña podamos vivir con dignidad, viendo respetados nuestros derechos y cumpliendo nuestras obligaciones, trabajando juntos para que este sea un país grande y próspero.
Le escribo al comienzo de su servicio al País, desde el lugar en el que he querido situarme en estos años: al lado de los últimos, de los que no cuentan, de los humillados; al lado de los que estoy trabajando para conseguir un País y un mundo en el que no tengamos que avergonzarnos de que haya personas a las que se les cierra el paso a una vida digna, libre, feliz; personas que sufren la esclavitud laboral con sueldos de miseria, y que a pesar de trabajar de sol a sol, continúan siendo pobres porque sus salarios son del todo insuficientes. Pero también de tantos y tantas hombres y mujeres a los que cada día se les cierran las puertas cuando reclaman lo que tienen derecho a reclamar: trabajo, vivienda, alimentación, salud, educación, etc. Le escribo desde el dolor que me provoca que tengamos entre nosotros tantos niños a los que no se les deja crecer y a los que imponemos cargas que sus espaldas no pueden soportar.
Le escribo desde la búsqueda de alianza con tantas empresas, entidades y personas de buena voluntad y compromiso con la justicia y la paz, con quienes buscamos complicidades para conseguir crear sinergias a favor de una sociedad integrada e integradora, para luchar contra la fragmentación y el estigma que conlleva la pobreza y la miseria, pero también -y no menos grave- contra la corrupción, el egoísmo y la prepotencia de los que ignoran a sus semejantes y velan de forma voraz por sus únicos intereses.
Le escribo con el corazón lleno de esperanza por la hora en la que vivimos en la que tenemos mucho camino recorrido, pero sabiendo que todavía nos queda mucho por andar. Lo hago con la certeza de que todo es posible, si somos capaces de imaginarlo, pero sobre todo de construirlo desde el compromiso personal y la creación de redes solidarias.
Me dirijo a Vd. porque creo que debemos ser fieles al imperativo del Pueblo de Catalunya que anhela una sociedad justa, fraterna y solidaria, y que debe ser fiel a todos aquellos que dieron su vida para hacer de este País un espacio de libertad y oportunidades. En esta hora es bueno no perder la memoria para saber de dónde venimos y tener la suficiente capacidad para mirar hacia adelante y saber hacia dónde nos dirigimos, no obviando cómo queremos caminar ni a aquellos a los que tal vez les cuesta más avanzar.
President, estoy segura, como decía Mandela, que «para construir nuestra nación, todos debemos superar nuestras expectativas». El camino está claro y la meta también. Sólo le pido que no se canse de trabajar a tiempo y a destiempo por y con aquellos que están en las márgenes; que les escuchemos, para que en la construcción del País, todos contemos, y lo hagamos sin resentimientos, rencores ni demagogias.
El momento histórico que vivimos es muy grave y hay quienes se empeñan en fomentar la violencia o en minar las legítimas esperanzas con amenazas, con el miedo o la descalificación. Tener ideales altos, nobles y justos, nos permitirá superar nuestras expectativas, y estoy segura hará de Cataluña una Nación de la que todos nos sintamos orgullosos, en la que todos sean bienvenidos y acogidos; en la que existan oportunidades para todos y se acabe con cualquier tipo de discriminación, que levanta vayas, expulsa del sistema a las personas o declara que unos son «ilegales» o de segunda clase.
No temamos a los que amenazan y siembran la inestabilidad por la derecha o por la izquierda; desde dentro o desde fuera. Le invito a trabajar con todos, desde la realidad, no esquivando los problemas; desde un corazón pacífico que busque la reconciliación y promueva la fraternidad.
Sr Carles Puigdemont, President de los catalanes, en nombre del Dios de la vida, de la dignidad de las personas, de la tierra y del Planeta que debemos cuidar; desde las raíces cristianas de nuestra sociedad, desde el querer y el sentir del pueblo de Cataluña, le pido que no se canse de promover un proyecto en el que en el centro esté la persona -toda persona- y en el que tengan cabida todas las ideologías, razas, culturas y religiones sin privilegios, y todo aquello que se ordene al servicio y al bien común.
Tenemos la gran oportunidad de promover la corresponsabilidad entre todos los sectores de nuestra sociedad. Todos somos importantes, todos contamos. Nadie puede sentirse excluido. No hay excusas: esta es la hora de construir, y no podemos dejar de hacerlo con rigor, perseverancia, sacrificio y con mucha generosidad.
Deseo que su límite como el mío y el de tanta gente, esté en darlo todo a cada momento. Esa es su responsabilidad y la que tiene derecho a exigirnos a todos los que amamos la libertad y queremos que todos los hombres y mujeres del mundo puedan gozar de ella.
Quedo a su disposición y le ofrezco lo que soy y lo que puedo: Mi compromiso con los más pobres, el trabajo en red para conseguir un nuevo orden, y mi oración confiada y fraterna.
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