Eugenio Pizarro

Vivamos nuestra cuaresma como lo hace Jesús

Para morir y resucitar con Él

Vivamos nuestra cuaresma como lo hace Jesús
Eugenio Pizarro Poblete

Jesús vive una cuaresma antes de pasar por lo que pasó y convertirse en Pascua, de muerte a vida

(Eugenio Pizarro Poblete).- Si bien es cierto, que en mis escritos siempre estoy recurriendo a la Sagrada Escritura. Hoy, sin dejarla de lado, no me ceñiré sólo a los textos bíblicos de este domingo. Quiero, sin dejar la Biblia, concentrarme más bien en la cuaresma, sus derivados y consecuencias, en nuestra vida, que busca morir, para tener la resurrección y la vida eterna en Cristo.

Hoy me dejaré guiar por tres personas que han influido en mi vida de amor a Jesús. Uno de ellos, muy personalmente, me acompañó en mi vida de seminarista y sacerdotal, y a través de su testimonio y fecunda vida, y rica escritura en sus libros, se trata de Obispo Don Carlos González Cruchaga (Q.E.P.D.). Los otros dos son teólogos pastoralistas que he seguido en sus escritos: Arturo Paoli y Segundo Galilea, quienes también han vivido su pascua.

1.»Luego el Espíritu Santo condujo a Jesús al desierto para que fuera tentado por el diablo. Y después de estar sin comer cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre».

Jesús tiene una cuarentena antes de comenzar el camino de búsqueda de salvación de la humanidad. Jesús vive una cuaresma antes de pasar por lo que pasó para salvarnos. Podríamos decir, que Jesús vivió una cuarentena: una cuaresma, para tomar el camino que lo conduce a su Pascua: su Muerte y Resurrección, que es nuestra propia pascua: vivir un tiempo en este mundo, para dar un «paso», de muerte a vida eterna.: de muerte a resurrección. Se podría pensar, que la cuarentena de Jesús en el desierto, es figura de su vida terrenal y cuaresmal, que busca, por encargo del Padre, la salvación, redención y liberación integral de «todo el hombre y de todos los hombres».

Vivió su cuaresma como nosotros en todo, asumiéndolo en su naturaleza humana, menos en el pecado. A éste, que es el nuestro, lo cargó en su «cabalgadura» para redimirlo: en su carne mortal crucificada, crucificándolo en su cuerpo, y haciéndolo morir en su muerte, para que el hombre todo, fuera salvado y liberado, haciéndolo vivir y resucitar integralmente, para conducirlo a vida eterna. La vida de Jesús es una cuaresma, conducente a Muerte y Resurrección: Pascua de muerte a vida. Todo, en una dinámica de cumplimiento de la voluntad de su Padre, de Salvación del mundo y de toda la humanidad empecatada.

Pero, Jesús es Camino, Verdad y Vida. A Él tenemos que tomar como nuestro Camino que nos conduce al Padre. Tomarlo como la Verdad que nos hará libres íntegros. Y como la Vida que nos hará vivir abundantemente y para vida eterna.

Podemos decir, entonces, que la cuaresma de Jesús, es figura de nuestro «paso» por este mundo: hacia el morir y resucitar, para vida eterna. Cristo nos conduce hacia la filiación, dándonos Su Espíritu, por el cual, podemos decir o llamar Abbá (Papito) al Padre. Este es el misterio de nuestra fe.

La Iglesia, como Madre y Maestra, ha querido propiciar pedagógicamente un tiempo litúrgico, que nos recuerde y no haga vivir el Camino, la Verdad y la Vida: la cuaresma de Jesús y nuestra propia cuaresma. El Miércoles ha comenzado el tiempo llamado Cuaresma.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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