Decir Merced es decir opresión y cautiverio, exclusión y cárcel, pero al mismo tiempo libertad
(Xabier Pikaza).- A mis amigos y hermanos mercedarios/as dedico este pequeña reflexión, sobre María la Cautiva y Encarcelada… en el día de su fiesta, 24 de septiembre. Esta reflexión retoma de un modo más concreto el motivo de la postal del 23.
Se le llama Redentora porque ha sido y sigue siendo realmente esclava y oprimida (es signo de la presencia de Dios en los encarcelados y excluidos de la sociedad). Ella es la mujer de la trata de blancas y negras, la mujer que ha sufrido más a lo largo de la historia, siendo, al mismo tiempo, hermana, amiga y madre liberadora.
Decir Merced es decir opresión y cautiverio, exclusión y cárcel, porque todo es regalo de Dios, y Dios nos habla precisamente en los excluidos, emigrantes, condenados, de la historia.
Pero, al mismo tiempo, decir Merced es decir libertad. La mujer liberadora es un signo de Dios, y así es signo e imagen de Dios en especial María, la madre de Jesús.
Todo ello está vinculado, para muchos cristianos, al signo de María, la madre de Jesús, tal como la pintó un «interno» (H. Gómez), injustamente encerrado en la Cárcel Modelo (anti-modelo) de Barcelona.
La palabra Merced puede aplicarse a Dios, a quien los mercedarios han visto siempre como Padre de Misericordia o de Merced. Esa palabra puede y debe aplicarse también a Jesús, pues Cristo ha sido y sigue siendo Hombre de Merced y Misericordia, Redentor de cautivos. Pero en un sentido más estricto mercedarios y mercedarias han aplicado ese título de Merced a María, la Madre de Jesús: no se llaman «nolasquinos» (de Pedro Nolasco), en la línea de los «dominicos» (de Domingo de Guzmán) o los «franciscanos» (de Francisco de Asís), sino mercedarios, es decir, hermanos y hermanas de la Merced de Santa María, Redentora de Cautivos, a quien toman como su auténtica Fundadora. En esa línea, ellos saben que María es liberadora porque, misteriosamente, unida a Jesús, ella aparece también como la cautiva, la encarcelada, la excluida, la hambrienta…
Merced, un título
Por eso, el título Merced (Misericordia, Redención de cautivos) empieza aplicándose a Dios Padre y a Cristo; sin embargo, la tradición mercedaria lo vincula de un modo especial con María, madre de Jesús, a quien llama Virgen y Madre María de la Merced: ella da su nombre y sentido a la familia mercedaria.
Este título, María de la Merced, no es una referencia de lugar, como los de Lourdes o Fátima, Monserrat o Guadalupe, aunque esos nombres hayan recibido también un sentido carismático especial. La Merced es, más bien, un título teológico y apostólico, que está indicando una faceta importante del misterio de María, la Madre Jesús, de manera que puede convertirse en principio de una acción liberadora al servicio de los hombres cautivos.
Este título está vinculado a la vida y obre de San Pedro Nolasco, que más que fundador autónomo de familia mercedaria aparece como devoto de María y promotor de su obra de Merced sobre el mundo. En los primeros documentos, el grupo de los redentores de cautivos aparece como Orden de Santa Eulalia (por el nombre de la casa donde residían, en Barcelona) o Redención de Cautivos (por su tarea específica). Pero muy pronto, por impulso del pueblo y elección de los mismos hermanos y hermanas, el grupo empieza a llamarse Orden u obra de Santa María de la Merced, de la Redención de Cautivos.
Este nombre no fue resultado de una imposición jerárquica, ni elección más o menos arbitraria de los primeros hermanos y hermanas, sino resultado normal de un proceso en el que ellos fueron descubriendo que su obra de Merced (Redención de Cautivos) se encontraba vinculada de manera muy intensa con María, de manera que ella (María) viene a presentarse como Madre de la Merced y la Merced de María se define como obra de María. Los hermanos y hermanas podrían haber redimido cautivos sin apelar a la Madre de Jesús o haber mantenido separados los dos elementos (devoción mariana y acción liberadora). Pero los han vinculado de un modo gozoso y comprometido, de manera que María y Libertad aparecen unidos en el título de la Merced.
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