D'Ambrossio: ¿A quién no gusta el Papa? A quienes tienen problemas con el poder, a los seguros de sí mismos, a los corruptos
(Diego Meza).- Rocco D’Ambrosio, es profesor de filosofía política en la Universidad Gregoriana de Roma, su último libro «Ce la farà Francesco? La sfida della riforma ecclesiale», ha sido publicado en español con el título: ‘¿Lo conseguirá Francisco? Reforma eclesial y lógicas institucionales’ (San Pablo), en donde hace un análisis institucional del actual pontificado.
¿Cuál es la naturaleza y objetivo de su libro?
Yo me ocupo del análisis institucional desde el punto de vista filosófico, más exactamente desde la perspectiva antropológica y ética, por tanto, aplico este enfoque no a la Iglesia en general sino al actual momento eclesial, es decir, a la reforma del Papa Francisco; por tanto, este libro no es de teología, ni de espiritualidad, es un libro de análisis institucional.
¿Cuáles son las características y los temas principales de esta reforma?
Pienso que para responder a esta pregunta debemos recordar aquello que Francisco ha reafirmado en varias ocasiones, que él está en plena sintonía con el Concilio Vaticano II, por tanto, las líneas de su reforma son aquellas del Concilio, que naturalmente el Papa interpreta con su historia, su sensibilidad, su procedencia de América latina. Al interno de los temas del Concilio, pienso que el Papa subraya algunas cosas: Una Iglesia en comunión, una comunidad sinodal, la visión de una Iglesia en salida, una atención a los pobres y a la pobreza del mundo y una gran solicitud por el ecumenismo.
¿Esto influye en la concepción del poder dentro de la Iglesia?
Hay que afirmar que el Papa tiene un gran cuidado por el tema del poder al interior de la Iglesia. Se puede observar incluso un cambio en este aspecto: al principio Francisco señalaba con mucha fuerza los problemas que tienen que ver con el manejo del poder, luego ha añadido los elementos positivos y las virtudes que cardenales, obispos y sacerdotes ejercen en este campo. Añadiría que las sugerencias que el Papa ha recibido de los cardenales en los encuentros previos al cónclave estaban en relación con emprender una reforma en torno a los aspectos del poder eclesial más degenerados, que no son exclusivamente la pedofilia de algunos sacerdotes y obispos, sino también el carrierismo, el triunfalismo, y otros más que el Papa enumera. La atención a este tema es personal y tiene que ver con su sensibilidad pero también es una especie de mandato que ha recibido del colegio cardenalicio.
En su libro habla de una idealización del Papa, ¿a qué se refiere? ¿También puede explicar el fenómeno de rechazo a su pontificado?
Considero que con referencia al Papa se puede hablar de una especie de partidos. Existe, por ejemplo, un partido que lo idealiza mucho convirtiéndolo en un super-hombre, obviamente esto hace mucho daño. Existe otro, como se ha visto con la última intervención de los cuatro cardenales, que va en contra, que no acepta ni su persona, ni su reforma. Y por último, un grupo de aquellos que no se alinean, que actúan con ambigüedad, pienso que este es el peor partido. Esta situación es típica de los grandes líderes. Un gran líder obtiene siempre una reacción positiva o negativa. Las reacciones ambiguas son generalmente negativamente ocultas, pertenecen a quienes no tienen el coraje de decir estamos en contra. Hay que subrayar que el Papa conoce esta situación, por eso, dice que todas estas cosas no le quitan el sueño.
Ahora, nosotros como creyentes debemos ser capaces de pasar de considerar la persona del Papa a fijar la vista en el contenido, lo que él dice y lo que él quiere para la Iglesia. Obviamente, podemos encontrar defectos en él, es normal. Pedro, por ejemplo, traicionó Jesús. Francisco es una persona como nosotros, es un obispo como los demás. El problema a considerar no es Francisco, sino lo que él indica a la Iglesia. En síntesis, debemos recordar, como él mismo dice, que surgen muchos problemas «cuando se habla más de la ley que de la gracia, más de la Iglesia que de Jesucristo, más del Papa que de la Palabra de Dios» (E.G. 38)
En cualquier institución existen contradictores, ¿por qué en este pontificado han tomado tanta relevancia?
En todos los pontificados han surgido contradictores y esto es normal. El problema es que si el Papa recuerda constantemente el Concilio Vaticano II el problema no es él, sino el Concilio. Aquellos que se oponen al Papa deberían tener el coraje de decir que no están de acuerdo con el Concilio.
También se puede ver que proliferan páginas de internet, escritos en periódicos y revistas expresando su resistencia al Papa
El Papa es fuertemente mediatizado, no porque él lo quiera, sino porque el Papa es un personaje que es amado popularmente. Una frase que él dice por la mañana en Santa Marta en cinco minutos da la vuelta al mundo. ¿Es culpa de los medios de comunicación? No, los medios hacen su trabajo y lo reproducen de forma sintética. Ahora, un buen cardenal, obispo, sacerdote o laico, si quieren hacerse una buena idea del Papa, no pueden leer solamente un artículo o una frase suelta, deben documentarse mejor en referencia a lo que él afirma en sus homilías, discursos y documentos. Por ejemplo, con respecto a la nueva carta del Papa, los medios han tomado solamente la frase que está en relación con el aborto y la facultad de perdonar de los sacerdotes. Es normal la selección hecha por los periodistas, pero la carta no habla solamente de esto. Si uno quiere entender este Pontificado debe ampliar la lectura, profundizar y hacer una crítica inteligente. Al respecto, no pienso que el Papa haya dicho una herejía, porque la misericordia no es una herejía, es una realidad.
¿Qué significa hacer una reforma desde la base?
Quienes han estudio la vida de Jorge Mario Bergoglio afirman que su punto de referencia mas que la teología de la liberación es la teología del pueblo. Desde el interior de este concepto, creo que el Papa piensa que el mundo debe ser observado no desde el punto de vista de los vencedores sino de los vencidos, no desde los ricos sino desde los pobres. Él reflexiona mucho sobre este asunto: existe un centro político, cultural, religioso, económico, pero el mundo no puede ser visto desde estos centros, debe ser visto desde la periferia. No desde lo alto, desde quien gobierna, sino desde la base. Esto no es sólo de Bergoglio, esto pertenece al evangelio. Jesús nos ha enseñado que se identifica con el que tiene hambre, sed, con quienes están en la cárcel, con quienes son maltratados. Jesús se identifica con los últimos, y después, existe una gran tradición en la historia de la Iglesia en esta misma dirección.
¿Cómo puede verse la recepción del Papa fuera de la Iglesia?
Si pudiera hacer una clasificación podría decir que el Papa gusta mucho a las personas honestas y genuinas, a los católicos de frontera, aquellos que están un poco dentro, un poco fuera, y también a las personas que están en búsqueda. Además, gusta a las personas sencillas, porque no es difícil entenderlo, porque cuando habla y escribe lo hace para ser comprendido por todos. ¿A quién no gusta? A quienes tienen problemas con el poder, a los seguros de sí mismos, a los corruptos. Debo subrayar que soy un convencido de que ante él, como ante cualquier persona con una responsabilidad profética, existen dos posibilidades: uno puede decir esta persona me trastorna pero deseo pensar, quiero discutir lo que afirma, o lo rechazo y comienzo a atacarlo, a orar por su muerte como hacen algunos. Aquí no es posible una tercer vía.
¿Por último, Francisco llevará a cabo esta reforma?
Este interrogante conduce a una segunda pregunta: ¿El proceso que Francisco está llevando a cabo será irreversible? Desde el punto de vista institucional, ésta es la pregunta: ¿Es posible que quien venga después diga no ha pasado nada, retornamos al 2013? Yo pienso que no. Hay cosas que ha realizado Francisco que son irreversibles. ¿Todas? No, La iglesia es lenta, como dice Benedicto XVI en su proceso de maduración, pero algunas cosas no tienen retroceso. ¿Lo hará? Ya lo ha hecho en algunos cosas, en otras se requiere tiempo. En conclusión, cuanto más tiempo tenga para llevar a cabo la reforma, más irreversible resultará el proceso.
Rocco D’Ambrosio, es sacerdote de la Diócesis de Bari. Ha estudiado filosofía y teología en la Pontificia Universidad Lateranense y en la II Università degli Studi «Tor Vergata» de Roma, tiene un doctorado en ciencias sociales de la Pontificia Universidad Gregoriana. Actualmente es profesor de filosofía política en la Universidad Gregoriana y de Ética de la administración pública en el Ministerio del Interior (SSAI, Roma). Ha publicado varios libros: Il potere e chi lo detiene (2008), Come pensano e agiscono le istituzioni (2011), La storia siamo noi. Tracce di educazione politica (2011), Luoghi comuni. Un tour etico a Roma (2013), Corruptia. Il malaffare in un Comune italiano (2014), Non come Pilato. Cattolici e politica nell’era di Francesco (2015), Ce la farà Francesco? La sfida della riforma ecclesiale (2016). Además dirige el periódico de cultura y política «Cercasi un fine».