La verdadera Reforma debe culminar, llegando más allá de la "protesta" y de la "contra-protesta", para desembocar en el reconocimiento de los valores de unos y otros y en la pacificación de todos
(Mariano Arellano y José Moreno*).- Todos los años los cristianos – del 18 al 25 de Enero- , nos unimos en una semana de oración común por la unidad de las iglesias. Al hilo de un tema central oramos con el deseo de caminar hacia la comunión más profunda de todos los que siguen a Cristo. El tema del año será: Reconciliación. «El amor de Cristo nos apremia» (Cf., 2Cor 5,14-20). La razón del mensaje se sitúa en el marco celebrativo especial que viven los hermanos luteranos y al que se une de corazón la iglesia católica.
V Centenario de la reforma
En 1517 Martín Lutero levantó preocupaciones acerca de lo que él consideraba abusos en la Iglesia de su tiempo, haciendo públicas sus 95 tesis. 2017 es el 500 aniversario de este acontecimiento crucial en el movimiento de la Reforma que ha marcado la vida de la Iglesia occidental a lo largo de muchos siglos.
Con tal motivo la comisión Luterano-Católica de Roma sobre la Unidad ha trabajado mucho para llegar a un entendimiento compartido de la conmemoración. Su informe «Del conflicto a la comunión» muestra cómo las dos tradiciones se acercan a este aniversario en una época ecuménica, con los logros de 50 años de diálogo a las espaldas y con una comprensión nueva de su propia historia y de la teología.
Los católicos hoy son capaces de prestar oído a los desafíos de Lutero para la Iglesia actual, reconociéndole como un «testigo del evangelio». Después de mutuas condenas y vilipendios, los católicos y luteranos en 2017 conmemoraremos por primera vez juntos el comienzo de la Reforma.
La sola gracia y el perdón
Ha sido el Consejo de las Iglesias alemanas, invitado por el Consejo Mundial de las Iglesias, quien ha asumido la tarea de elaborar los materiales para esta semana de oración.
Los objetivos de esta campaña subrayan dos énfasis: celebrar la gracia y el amor de Dios, la «justificación de la humanidad a través de la sola gracia», reflejando la preocupación principal de las Iglesias marcadas por la Reforma de Martín Lutero, y por otro lado, reconocer el dolor por las profundas divisiones que afligieron a la Iglesia, hablar claramente de culpa y ofrecer una oportunidad para dar pasos hacia la reconciliación.
De este modo avanzaremos, desde la celebración y la oración, por el camino de la unidad deseada por Cristo. En el momento actual el diálogo ecuménico, en el que se sitúa esta semana de oración por la unidad de los cristianos, se considera que:
Humanismo y evangelio
La Reforma luterana puede y debe entenderse como un acontecimiento muy valioso para el conjunto de la cristiandad, pues ha permitido poner de relieve elementos antes menos desarrollados del evangelio, abriendo un camino de autonomía personal y de libertad que responden al evangelio y que han sido básicos en la historia posterior de Europa y de la humanidad.
Al lado de Erasmo y Descartes, de Galileo y Newton, de Vitoria y Rousseau, Lutero ha sido uno de los iniciadores del mundo occidental (de la cultura de Europa). Más aún, en esa línea, en conjunto, el protestantismo ha sido una bendición para el conjunto de la Iglesia.
No más dolor y separación
Pero la Reforma luterana ha sido también un acontecimiento doloroso, pues está vinculada a disputas y guerras de religión que han durado casi dos siglos, marcando la historia y el pensamiento de Europa y del mundo.
En esa línea, parte de la historia de la reforma y contra-reforma protestante y católica ha sido una historia de violencia, pues no se ha desarrollado en clave de amor, sino de crítica (condenatoria) de unos contra todos y de guerra. Muchos católicos pensaban que los protestantes iban, sin más, al infierno. Y lo mismo han pensado muchos protestantes respecto a los católicos.
Ojos y corazón nuevos
La verdadera Reforma debe culminar, llegando más allá de la «protesta» y de la «contra-protesta», para desembocar en el reconocimiento de los valores de unos y otros y en la pacificación de todos.
No se trata de negar las confesiones de fe de los luteranos y del resto de los «protestantes» (el Catecismo Menor de Lutero, la Confesión de Augsburgo del 1530, el Símbolo de la Fe de la Iglesia Reformada del 1566, los Artículos de la Religión de la Iglesia Anglicana del 1571), sino de reinterpretarlos en línea de fidelidad al evangelio. Tampoco hace falta que los católicos nieguen el Concilio de Trento (1545-1563), sino que lo resituemos en su contexto, releyendo sus declaraciones desde el mismo evangelio.
Así se puso relieve, el pasado 31 de octubre, cuando el Papa Francisco asistió en Lund, Suecia, a la conmemoración del 500 aniversario de la Reforma Luterana, junto a Antje Jackelén, mujer Arzobispo de Uppsala, y ante Munib Yunan, Presidente de la Federación Mundial Luterana, que firmaron una declaración conjunta en línea de mutuo respeto y colaboración, comprometiéndose a trabajar a favor de una nueva comunión ecuménica entre católicos y luteranos. Una vez más, con este motivo, en nuestra región de Extremadura nos uniremos y celebraremos juntos este deseo y esperanza de unidad eclesial.
*Mariano Arellano Fernández es Pastor de la Iglesia Evangélica Española en Extremadura. José Moreno Losada es Delegado para el Ecumenismo de la Archidiócesis católica de Mérida-Badajoz.
Para leer más artículos de José Moreno Losada, pincha aquí: