A propósito de la misa del domingo en La 2

Un señor de Ponferrada lo ve oscuro

"La responsabilidad no es sólo de los de la proposición no de ley"

Un señor de Ponferrada lo ve oscuro
Programa " El día del Señor", de TVE

El que no defiende y lucha por las cosas en que cree y dice creer, además de ser farsante, merece perderlas

(Santiago Panizo Orallo).- La formación política Unidos Podemos acaba de presentar en el Congreso de los Diputados una «proposición no de ley» instando que desaparezca de la TV2 la retransmisión dominical de la misa católica.

Al día siguiente, un señor de Ponferrada, compañero de fatigas por los ríos bercianos, leoneses y gallegos y creyente católico, me llamó, como hace con frecuencia, para preguntar cómo estábamos, cambiar impresiones sin otro fin que hacer honores a la amistad y evitar que la distancia sea el olvido como suele cantarse.

En la conversación y, al preguntarle cómo veía las cosas en este país, me espetó lo de la misa del domingo en la tele. Estaba desnortado. Ni sabía yo que hubiera misa los domingos a través de la tele; me aseguró que sí, pero que ahora la quitaban -no me dijo el modo ni quién la iba a quitar.

La quitaban y no le parecía bien. Se le notaba desconcertado, confuso, temeroso pero sobre todo «cabreado». Se lamentaba de que se retirase un acto que es demandado todavía por muchos ciudadanos de este país, a pesar de la sequía espiritual tan visible en España, miles y miles de seguidores -enfermos, gente mayor, personas que no pueden ir a las iglesias.

Traté de volverle un poco de sus lamentaciones y sobre todo de su espectacular cabreo. En sus evocaciones lastimeras, se remontaba al 36 y hasta le sonaban cercanas las persecuciones de Nerón y Diocleciano. Le quise hacer ver que las circunstancias condicionan la realidad, que los tiempos son de laicidad y hasta de laicismo, por desgracia, en algunas mentes atrasadas políticamente.

A todo ésto, agitado y presa de los peores augurios, una y otra vez insistía, «pero, a dónde vamos a parar con esta gente…!». No precisó de qué gente se trataba pero era obvio. Insistí en calmarle diciéndole que lo de perseguir a las cristianos no es ninguna novedad ya que está en el Evangelio y lo profetizó más de una vez Jesús. Que ilustres literatos católicos actuales, como el Nóbel de Literatura François Mauriac, en un escrito a los católicos, advirten que nada han de extrañar las persecuciones o las fobias anti-cristianas porque el camino de la Iglesia y de los cristianos ha de ser el mismo de Jesús, del inhóspito portal del nacimiento a la tremenda y calculada injusticia del Calvario.

Siendo así, el que no quiera entenderlo o sueñe con laureles y guirnaldas o que se consuele pensando que delira, o que se haga budista o taoista porque, al ser filosofías más que religiones, levantan menos fobias que lo de llamar a los fariseos, por ejemplo, «sepulcros blanqueados» o seres más despreciables que los publicanos e incluso bastantes prostitutas.

Procuré darle ánimos y le dije que me enteraría bien porque ni sabía de esa misa dominical en TV2, ni que la hubieran suprimido ni que la fueran a suprimir por razones políticas.

Efectivamente, Unidos Podemos -como daba cuenta el telediario siguiente- acababan de presentar en el Congreso una proposición no de ley, postulando que ese acto de culto católico, de la mañana del domingo, desaparezca del programa televisivo de la Dos.

Sin conocer el texto y sobre todo la razón o razones de la proposición y presuponiendo que no serían otras que las consuetas del laicismo -no laicidad, que es distinto- que parecen profesar estos señores, algunos de ellos profesores; que, siendo el Estado español, por la Constitución de 1978, «aconfesional» o «laico» -pienso que es ahora mismo las dos cosas, aconfesional y laico-, no es legítimo que haya vestigio alguno de presencia de lo «católico» en la TV oficial.

Darán «sus razones», claro; dirán seguramente que hay en ello un atentado al derecho humano de libertad religiosa, que con esta presencia se discriminan otros cultos, de arraigo así mismno en España; o que -eso se lo oí decir a la portavoz al día siguiente- que «lo religioso del hombre» es cosa solo de conciencia y a lo sumo de sacristía, jugando con ello al absurdo del «hombre desdoblado» y «partido» del Nóbel portugués : una mitad en las calles o los teatros y la otra mitad en las iglesias.. Se ha de suponer que algo de esto sea lo que motiva formalmente la «progresista» proposición de Unidos Podemos.

De ser válida la presunción que me hago sobre los motivos -no lo dudo conociendo el paño-, cualquiera se anima a reflexionar sobre ello y hacer algo para que los pescadores de río revuelto -cuando los peces andan desconcertados y esquivan mal las artes del pescador- no abusen de sus «artes» y para que, cuando usan las «malas», no engañen al personal Anoto que, cuando digo «personal», entiendo «pueblo», que es algo más que el que representan sus seguidores. Los «otros» también son «pueblo» aunque esa lógica extensión no cuadre ni mucho ni poco con sus ifantasías de «demócratas de toda la vida».

Y digo para mí que, si estos postulantes se decidieran a leer y entender en su verdad el artículo 16 de la Constitución, en sus tres párrafos y los pertinentes desarrollos legislativos (como la Ley de Libertad religiosa, por ejemplo), habrían seguramente comprendido que el Estado «aconfesional y laico» no se mancha las manos de su laicidad mientras no discrimine activamente a cualquiera de las religiones con arraigo en España, sea la católica o sea cualquier otra. A la sombra del derecho humano de libertad religiosa todas ellas son cualitativamente iguales ante el Poder secular.

Yo he visto más de una vez, en la reciente historia televisiva del trato a «lo religioso» plural en España, cómo, llegado por ejemplo el Ramadán, durante algunos días, este singular período religioso musulmán es mostrado y explicado con mayor detalle incluso que el que se da por ejemplo a la Cuaresma cristiana. Y en ese otro terreno más legal y consistente, el de los acuerdos mutuos de cooperación , al lado de los acordados con le Iglesia Católica, hay otros del mismo tenor y esquema firmados y en vigor con las otras religiones de arraigo nacional. Y si a privilegios vamos… Otro día hablaré de los privilegios de la Iglesia y de los otros privilegios…

Y, por fin, si la separación de los Poderes religioso y secular es un primer dogma y principio de la laicidad, una hipotética cooperación entre ellos, en cuestiones de objetivo interés mutuo o nexo con la «razón histórica» de cada país, siempre por razones de bien social y público, no es en absoluto incompatible con ella.

Que conste que estos principios y derechos, metidos hoy expresamente en los elencos internacionales de derechos fundamentales del hombre, no apuntan sólo ni más directamente a la libertad de la Iglesia que a las libertades del ciudadano que, por ser creyente de una religión, tiene sagrado derecho a que al menos se le respete.

Varias cosas, además -a la vista de la susodicha proposición el grupo político Juntos Podemos- se me ocurren «a bote pronto» y sin forzar las neuronas:

-No me puedo creer que unos profesores -lo son o así se dicen algunos de los «jefes»- se dejen llevar tan abiertamente por las exigencias de las vísceras; a no ser que para ellos «la utilidad sea la verdad» como fustiga Ortega y Gasset en los primeros pasajes de El Espectador al ver a tantos especímenes de la política afectados de taln «morbo gravísimo». ¡Qué no hubiera dicho si, en vez de poner la verdad en la utilidad del pueblo, la viera poner en su propia utilidad o en la de unos pocos!!!

-Como tampoco me puedo creer que el «pueblo» no espabile si quiere que no le pisen su terreno invasores de propiedades y bienes que no son mostrencos sino que tienen amo y es el propio pueblo y no algunos que abusan de su santo nombre.

Y como ayer mismo, en la TV pública, se anunció que, con el solo anuncio de la presentación de la proposición no de ley por los líderes de Juntos Podemos, se había triplicado la cuota de pantalla de los televidentes de la misa del domingo en la Dos, cualquiera puede pensar que, por esa ley no escrita pero tan coactiva de la «acción/reacción», que cunda el ejemplo y que el señor de Ponferrada, y tantos otros, se sienta mejor de los nervios, deje de lamentarse y ponga manos a la obra de defender en serio y con la verdad por delante aquellas cosas en las que uno cree. El que no defiende y lucha por las cosas en que cree y dice creer, además de ser farsante, merece perderlas.

Yo, en ese momento, para liberarme de pesimismos y lamentos de aire, me puse a leer a Goerge Steiner, ese gran escritor judío que, no siendo creyente católico, a veces da la impresión de ser eso que dice no ser, con obras tan atractivas para mí como Lenguaje y silencio, Presencias reales, Nostalgia del Absoluto o Las Antífonas.

Esta vez continué leyendo la que estos días tengo sobre la mesa, ese folleto de fácil lectura y mejor comprensión que se titula La barbarie de la ignorancia.

Por cierto, hablando de la ignorancia, ayer leía un ensayo de F. Lázaro Carreter en El nuevo dardo en la palabra, que titula Vigor y elegancia de la lengua castellana. Habla del cuidado del lenguaje y de los atentados que a diario se le dispensa y dice cómo, en estos abusos, le «chocan» sobre todo las palabras «maltratadas por la ignorancia». ¿Puede causar y dar maltrato la ignorancia? ¿Acaso el sentido común permite dudarlo?

Me llama de nuevo el señor de Ponferrada. Tras el saludo, me dijo que, después de oír en el telediario de la noche que, con el anuncio de la «mesiánica» proposición no de ley, en un solo día se había multiplicado por tres la cuota de pantalla de la misa de este domingo, se había sosegado bastante. Es posible que sean necesarias estas iniciativas para que los que creen todavía en la verdad y en la libertad dejen de «acojonarse» y tener miedo.

¿No es casi evangélico eso de que «audaces fortuna iuvat» y que sólo quienes arriesgan algo en los envites serán dignos de la verdad y la justicia de Dios? Pues a ello, y cada cual con su propio fardo a cuestas.

Un señor de Ponferrada veía malos presagios. Yo también. Y no tanto por la atrabiliaria iniciativa de los unos como por la impresentable desidia de los otros. Pasa siempre y en todo. Por algo el Evangelio dice que los amantes de las sombras son más atrevidos en la defensa del negro y el gris que los amantes de la verdad en la defensa del verde claro de la esperanza. Como quiera que se diga, la responsabilidad no es sólo de los de la proposición no de ley.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

Lo más leído