Curiosidad inmensa por los que enriquecen o por los que sufren y frialdad absoluta por los que se enriquecen, frivolizan y torturan la vida
(José Luis Gómez sj).- Lo difícil en la vida es unir rasgos que parecen opuestos: pisar tierra con un pierealista y pisar nube con un pie utópico. Enraizarse en el mundo circundante y anclarse en el mundo profundo. Creer en la persona que es pero esperar en la persona que aún no es. Ahí con abrazo inmenso a extremos tan dispares
está María Victoria.
La amiga de prostitutas o fieles, de drogadictos o sobrios, de extremistas o equilibrados. Y cargando con sus pesadas mochilas, les parece decir «si yo puedo, tú también». Como Jesús, patrimonio de la humanidad, sin poner fronteras, vallas o concertinas.
Un segundo par de rasgos: curiosidad inmensa por los que enriquecen o por los que sufren y frialdad absoluta por los que se enriquecen, frivolizan y torturan la vida.
Ella, buena zahorí de nuestra bondad íntima, pasó al Padre sin comprender en absoluto el mal. Su curiosidad empezaba por ella: consultó a tres videntes y estaba entusiasmada por cómo la retrataron. Y siguió indagando por un enorme abanico de temas: el Che Guevara, la Teología de la liberación, la espiritualidad de vanguardia de redentoristas, carmelitas o jesuitas, los misioneros de África, Asia o América, los sufíes y bahais del islam, Rabindranah Tagore, movimiento de gays y lesbianas, la situación injusta de presos, etc.
Otro par de rasgos: facilidad para hacer bien lo difícil y dificultad para hacer lo fácil si no lo veía o sentía. Alguien dijo que si tuviera que vender un coche le faltarían palabras si no le gustaba pero no le faltarían palabras si tenía que vender una bici. Me pidió una vez que una comunidad de 18 religiosos bien relacionada buscara una casa de acogida para una china embarazada. Nada. Ella en unos días lo logró. Se crecía en la dificultad. ¿No nos recuerda a Jesús de Nazaret?
Otro par de rasgos: mientras la inmensa mayoría siguen normas y leyes aunque prostituyan su conciencia por ser injustas, María Victoria fue en su vida un grito de libertad porque seguía el sentir de su conciencia por encima de las normas y eso en décadas en que la Iglesia priorizaba hacer caso a la autoridad sobre hacer caso a la conciencia. Un sano ramalazo protestante sí tenía. Lo demostró saliendo del convento.
Tras 60 años de religiosa o estampando su firma acusadora contra varios obispos españoles, con una radicalidad jamás vis ante sus posturas poco evangélicas.
También Jesús fue su modelo. «El sábado es para el hombre, no el hombre para el sábado.» No le llevó a la muerte el obedecer al Padre que lo entregaba para salvarnos del pecado. Esto es blasfemo. Lo llevó a la cruz su crítica frontal y arriesgada hacia una religión cuyos dirigentes eran cómplices de un imperio devastador, fabricante de marginados.
Ultimo par de rasgos: contemplativa en su interior de donde sacaba toda su energía activa en el exterior, desde donde desplegaba intrépidamente lo que había contemplado, sentirse Hija, Amada de su Padre en su Hijo Predilecto. ¿No irradió la actividad de Jesús todo lo que su Padre le iba diciendo y haciendo? Sólo se entiende a Jesús si se le percibe sumido en la más alta contemplación, a quien su Abba-Papá le susurra al oído «Tú eres mi Hijo Amado, mi Predilecto.»
María Victoria siguió asombrosamente el único mensaje que nuestro Padre tiene para nosotros en el Bautismo y en la Transfiguración de su Hijo Jesús: «Este es mi Hijo amado, mi predilecto. Escuchadlo.» (Mt 17,5)
Así lo expresaba ella detrás de una estampa (entre las muchas que escribió por detrás):
«¡ABBÁ¡ Padre mío muy amado: mi vida sólo para el Fuego y la Luz de tu Amor.
Arder hasta ser Fuego en el Fuego que Tú eres y me revelas en Jesús. Transparentar tu
Amor en todos mis actos, en toda mi vida, y vivir sin palabras, ardiendo como la Zarza Ardiente, en medio de esta Humanidad, mi única Hija en el Hijo tan amado de mi corazón. Y dejarme ser niña original para ser también BRINCO DE DIOS en el Gozo y el Fuego de mi vida».
Oraciones compuestas por María Victoria
1. Ser para Ti únicamente Jesús, el Hijo Amado en quien te complaces.
La Hija de tu amor y de tu gozo quiero ser para Ti,
Tu amor secreto y escondido, tu encanto cotidiano.
El gozo de tu corazón de Padre, el gozo y transparencia del rostro de Jesús.
Quiero jugar siempre en tu presencia para hacerte sonreír.
Y así jugando, sonriendo, dejarme invadir
especialmente los más pobres, los más marginados.
Padre mío, sé que colmarás todos mis deseos de entrega
Hasta lo último de mi ser, como un torrente en crecida,
Como «la fonte que mana y corre aunque es de noche».
2. Dios es amor y quien permanece en el Amor
Permanece en Dios y Dios en él.
Como el padre me amó así os he amado yo.
Dios mío, Fuego devorador, misericordia y Gozo infinito.
En este atardecer de mi vida me entrego, como nunca,
a tu seno de Padre de insondable ternura.
Vengo a Ti aunque sé que estoy en Ti
Para que me selles y consagres en tu amor.
Vengo a Ti para ser ungida con tu beso de fuego y de pureza
Para ser para Ti y en el seno de la Humanidad,
La Hija ENTREGADA a tu amor de Padre. ¡Abbá, Padre mío!
DESEO CON UN DESEO INFINITO
Tu fuego abrasador que hará mi transformación en el Hijo
Y su amor romperá mi existencia
en el silencio de mi amor, de niña original,que ya ha recibido
el BESO DE PUREZA DE TU TERNURA INFINITA.
3. EL Padre y yo somos uno» Jn 10, 30
«LLEVO EN MI MUNDO EN FLOR
TODOS LOS MUNDOS QUE FRACASARON»
R. Tagore
Virgen del Marana Tha, espera en mí a Jesús. Dile que mi lámpara arde y la noche termina ya.
Dile que mi gozo está a punto de quemar lo que queda de mi vida en una paz infinita.
Madre, por todos mis hermanos y por mí espera de nuevo a Jesús.
Madre, Dios te hizo su semilla para que de ti brotara el germen Jesús, Hijo del Padre.
Tú, la semilla de Dios. Yo en ti la semilla que muere ya en silencio
Para que el gozo de Dios sea el gozo de mis hermanos.