Guillermo Gazanini

¿Quién resguarda la Catedral de México?

"En la catedral debieron operar técnicas y protocolos de seguridad permanente"

¿Quién resguarda la Catedral de México?
Guillermo Gazanini Espinoza

Personas y lugares de culto, no se salvan de la rapiña y las agresiones directas contra la integridad y vida de clérigos y fieles

(Guillermo Gazanini).- Al transcurrir de los días, la identidad del agresor del padre José Miguel Machorro Alcalá se ha conocido gracias al reconocimiento de ciudadanos que, por la difusión en medios, lo hicieron potosino de Matehuala en aparente estado de incapacidad mental y gamer adicto a los videojuegos de violencia los cuales, en su paranoia, llevó a la realidad para agredir y lesionar gravemente a un sacerdote en la principal iglesia de la Arquidiócesis de México.

Mientras, el padre Machorro Alcalá continúa, hasta el domingo 21 de mayo, en recuperación aunque en terapia intensiva por complicaciones en su estado de salud debido a la hemorragia profusa y lesiones propinadas, los pronósticos, en general, parecen optimistas para que salga adelante.

Es importante hacer estas aclaraciones en dos sentidos. Primero sobre la identidad del responsable. Después de la agresión, el linchamiento en redes fue caldo de cultivo del odio porque, aún sin identificar la fuente, se dieron toda clase de versiones sobre atentados para animar al desprecio de otras religiones, argumentos sinrazón, fundamentalismos y cruzadas virtuales incluso de informadores católicos alimentando la pira del odio fanático; abonando a lo anterior, y también condenable, fueron las inverosímiles señales de simpatía por atentar contra un sacerdote como castigo bien merecido por las supuestas culpas y encubrimientos de la Iglesia a la que se le imputan otras acusaciones. Falsa solidaridad indecente y reprobable.

La situación del caso al transcurrir los días suscita muchas preguntas que deberían responderse en orden a la transparencia y por el bien de la víctima. Un análisis distinto merecería la virtual inimputabilidad del agresor y cómo los derechos de la víctima han pasado a segundo plano; sin embargo, la agresión hace pensar sobre la efectiva seguridad en Catedral, si era la apropiada o venía relajándose consecuencia de un desgaste en su control donde podrían confluir varios factores. Quizá el desafortunado incidente traerá aparejado una cascada de soluciones o bien aparecerán los tornillos por apretar de una maquinaria que no debió descuidarse. La cuestión de seguridad no es cosa de pura buena intención y bonhomía, menos cuando se ha sido blanco del odio en diversas ocasiones hasta llegar al punto del derramamiento de sangre:

Qué tan segura era Catedral hasta el lunes 15 de mayo y cómo eran las medidas adoptadas para cuidado de todos sin excepción.

La seguridad de Catedral metropolitana ha pasado por varias facetas hasta llegar a un punto donde podríamos cuestionar su suficiencia y eficacia. Desde luego aquí no vale lo de «después del niño ahogado». Debido a la agresión del lunes 15 de mayo, la seguridad podría tener un reforzamiento temporal hasta que, pasado el tiempo, las aguas vuelvan al cauce normal, es decir, otro relajamiento de la seguridad. Y la historia de los eventos violentos en ese recinto así parece demostrarlo.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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