"Lo mejor para España será lo mejor para Cataluña"

Sentarse y ponerse a pensar, como dice Jesús. Hoja de ruta para Cataluña

"La Constitución es para los españoles (y catalanes) y no al contario"

Sentarse y ponerse a pensar, como dice Jesús. Hoja de ruta para Cataluña
Diálogo en Cataluña ya

Me gustaría que Cataluña siguiera encuadrada, en un sentido amplio, dentro de un Estado Español, pero distinto del actual, por convencimiento y por opción

(Xabier Pikaza).- La declaración del Honorable Puigdemont, proclamando la Independencia de Cataluña, para «suspenderla» de inmediato me parece la mejor noticia de estos días, siempre que unos y otros respondan con generosidad y se tomen un tiempo de callar, para hablar después de forma distinta, como dice Ecl 3,7: Hay tiempo de callar, tiempo de hablar.

̶ Por un lado, me parece una buena noticia. Ciertamente, puede ser una respuesta trampa (y posiblemente lo es), una forma de seguir manteniendo el pulso con el Estado central, continuando la guerra anterior con otros medios. Sea como fuere, puede y deber ser un tiempo de respiro para mirar de otras manera los proyectos y tareas tiempo de callar para hablar, como supone la Biblia (Qoh 3, 7).

̶ Sin duda, esa suspensión de la independencia puede ser un engaño, peor que el anterior, porque no es lo que quería imponer el Ejecutivo del Estado Español, no es la victoria total del 10 a 0 de algunos políticos de Madrid… Pero no estamos para victorias de unos ni de otros, sino para pactos, como aquel que propone el mismo Jesús de Nazaret, en forma de parábola mundana en Lc 10, 25-33, un texto clarividente, donde el rey se sienta y se pone a pensar, antes de ir a la guerra total, un texto donde al fin Jesús pide generosidad a todos en la gran lucha económica de la vida. En ese fondo se sitúa la imagen… Sentarse o pasar juntos por encima del abismo, para superarlo…

Imagen: Una ruta arriesgada por Cataluña... Sólo quien asuma el riesgo puede trazar un camino en la roca, por encima del abismo.

En ese contexto, desde un fondo cristiano, me atrevo a ofrecer una sencillas reflexiones.

 

 

1. HAY VARIAS ESPAÑAS… Y VARIAS CATALUÑAS

Un famoso texto de Aristóteles (Met 4, 2) dice que el ser se dice de diversas maneras, es decir, que hay «diversos seres», varias perspectivas que han de tenerse en cuenta, pues el que sólo tiene una se equivoca siempre:

̶ No hay una, sino varias cataluñas y varias españas, pues el «ser» (to on) se dice polakhôs, de diversas maneras… Posiblemente, muchos se han enrocado en un tipo de «españa» que de hecho (para otros) no funciona, o que ha terminado siendo impositiva (con resabios de franquismo), pero tampoco funciona un tipo único de «cataluña», pues hay varias, siempre en pacto, de manera que debemos desmontar relatos unilaterales, para así conocernos y trazar posibles aproximaciones, suscitando empatías, abriendo caminos.

Aquí no puede ganar nada, ni el más fuerte, ni el menos… no hay victoria buena. No se trata de vencer, sino de con-vencer, que es vencer todo, que eso el el evangelio, como sabe Mateo, abriendo un pacto en el que caben todas las iglesias, en principio irreconciliables, las de Jaume/Santiago, las de Pere/Pedro, las de Pablo…sin una superior, sin una triunfadora, porque al final no importan los imperios, sino «todos los pueblos», que son riqueza de vida de Dios (los Estados en sí acaban siendo bestiales, según Dan 7).

̶ En esa situación (tras ver que los relatos no coinciden) no hay más remedio que sentarse de nuevo, para callar durante tiempo, y escuchar, escucharse… y hablar después de un modo distinto, sabiendo que al fin lo mejor para España ha de ser lo mejor para Cataluña y viceversa, de manera que si lo mejor para Cataluña fuera su independencia, eso debería ser (y sería) también lo mejor para España, al menos como aldabonazo y revulsivo, para aprender a caminar de un modo creativo.

— La solución final de dejar el tema a los bancos grandes «empresas» que se van de Cataluña si Cataluña se independiza… me ha parecido la más triste de todas. No me resisto a que sólo interese al fin Mammón (como decía Jesús en Mt 6, 24). Quiero que por encima de Mammón haya otros valores, los de Cataluña como nación/nacionalidad, los de España como un Estado que quiere ser «de ley» y de democracia (Mammón no es de ley ni es democracia).

 

 

2. SABIDURÍA Y SOFISMAS DE UNA CONSTITUCIÓN (1978)

El argumento de la Constitución del 1978 es importante, pero no decisivo, ni puede imponerse a la fuerza, sobre todo después de saber cómo se cambió de la noche a la mañana uno de sus artículos económicos, porque lo pidió algún poder de fuera. En esa línea debemos recordar que Constitución es para los españoles (y catalanes) y no al contario.

Algunos han petrificado esa constitución del 1978, como si no pudiera cambiarse… Pues bien, la peor ley de todas es aquella que permanece inmutable cuando cambian las circunstancias que la motivaron. Sólo se puede apelar a la Constitución cuando se está dispuesto a actualizarla… Y eso es lo que pareced que han hecho algunos partidos «españolistas» (nacionalistas de un tipo de España que es la suya, no la de todos).

Acudir sólo a la Constitución para imponer una respuesta negativa (o positiva) de antemano, sin dialogar ni ver lo que hay fondo no parece buena idea. Por un lado, hay que aceptar la Constitución como regla de juego democrático. Por otro lado, esa Constitución sólo es fuente y signo de democracia si aquellos que la defienden están dispuestos a cambiarla, para bien de todos.

 

3. COMISIÓN PERMANENTE DE CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA

La CEE se pronunció el pasado 27 de Septiembre, y su texto es bueno, mejor que otros anteriores, pero las palabras finales del núm. 5 (que recuerdan unas del año 1981) han de situarse en su contexto

«Es de todo punto necesario recuperar la conciencia ciudadana y la confianza en las instituciones, todo ello en el respeto de los cauces y principios que el pueblo ha sancionado en la Constitución».

Eso es bueno, pero la Constitución del 78 no Oráculo Eterno de los dioses, sino punto de partida de un camino que ha debido recrearse… En contra de eso, en los últimos años, esa Constitución ha quedado presa del deseo de cambio unilateral de algunos… y de la imposición de unos gobiernos y de unos tribunales constitucionales que no la emplean para abrir espacios de convivencia, sino al contrario, para impedir un desarrollo vivo de los pueblos del Estado español (en contra del espíritu y letra de la Constitución).

Ciertamente, el pasado referendum es ilegal..., pero hay un tipo de ley que es la más ilegal de todas, pues por ley se mató a Jesús y por ley se mató a Sócrates, y por ley se alzó el Nazismo… Antes de la ley está la conciencia y libertad, está la comunión viva del pueblo… que es fuente de ley. No es el pueblo (o pueblos) para la ley, sino la ley para el pueblo, como supo Jesús de Nazaret, a quien algunos han apelado en este caso (Mc 2, 27).

Ya Jeremías sabía que hay una pura ley que destruye… Por eso, decir como un mantra que el referendum es ilegal es la peor de la mentiras… siempre que no se esté dispuesto a pasar de la ley a la libertad, es decir, a la fe… La fe que el confiar unos en otros.

De esa manera, la Constitución que podía haber sido una palabra viva, para recrearse por dentro al servicio de la realidad social cambiante, se ha convertido en un «corsé» donde no hay lugar para muchos que se empeñan en eternizar su propia «españa» (así, con minúscula), negando un tipo de impulso de concordia presente en los que la redactaron en su tiempo, como instrumento válido (pero no eterno) de convivencia entre los pueblos del Estado de España.

Los obispos deberían saber que a Jesús le mataron por no obedecer a la «Constitución» sacerdotal y senatorial (=ancianos) del pueblo de Jerusalén. La iglesia que ellos representan ha nacido de una «declaración de independencia» de los cristianos respecto a la «legítima constitución» del judaísmo, con guerra en medio incluida. Identificar la «legalidad» con esta Constitución así impuesta me parece poco serio.

 

 

4. EL DISCURSO DEL REY FELIPE VI EL 3 DEL 10 DEL 17.

En sentido jurídico, ese discurso es impecable… Pero somos muchos los que tenemos la impresión de que no ha sido discurso de Rey sino de Partido, sobre todo cuando acusa a la Generalitat de deslealtad, exigiendo lealtad total a la «constitución del 1978», interpretada por el gobierno de Madrid (¿no es deslealtad utilizar la Constitución sin cambiarla, para defender así su visión partidista del Estado de España?).

En algunos círculos se está corriendo la voz de que este Felipe se ha hecho el harakiri al proclamar un discurso así, poniéndose al servicio de una visión particular de «españa». No esto seguro de que sea así, pero este rey ha dado la impresión de condenar a una parte de los españoles (de los catalanes…), de manera que su discurso puede provocar y ha provocado un rechazo en muchos. Y eso le podrá costar quizá un día un bye bye, Majestad.

Yo esperaba que el Rey dijera una palabra «de altura», viendo las cosas desde sus diversas perspectivas, oponiéndose, ciertamente, a un tipo de política de la Generalitat, pero urgiendo a todos los grupos y partidos a pactar, abriendo las puertas a un cambio de Constitución.

 

5. UNA CONSTITUCIÓN GENEROSA

Ciertamente, en la discusión en el Gobierno y la Generalitat se han esgrimidos muchos argumentos valiosos en principio, tanto en plano histórico, como cultural… Pero ninguno se puede llevar hasta el final sin matizaciones, sin comparaciones y sin compromisos. Han sido, por lo que veíamos, argumentos de sordos, no para aprender en la conversación, no para ver posturas nuevas y para así aprender y cambiar en el camino, sino para condenar por principio a los contrarios.

Es fundamental no tener miedo a ninguna solución… Ni a la independencia de Cataluña (que tendría que buscar nuevamente lazos fuertes con España y Francia, en una Europa de la que ella es centro), ni a su mantenimiento dentro del Estado Español, siempre que ese Estado se entienda con humor y generosidad, con amplitud y pluralidad, no como finca particular de algunos.

No existen en este momento (2017) soberanías absolutas (ni en moneda, ni en ejército, ni en economía), no hay sociedades perfectas, como antes se decía (ni el Estado, ni la Iglesia…) y hay que acostumbrarse a pactar, de manera que los diversos poderes (o servicios) actúen con autonomía, no por delegación superior, sino por su propio impulso, desde el pueblo, dejando siempre espacio libre a la creatividad, sin medio a opresiones de Barcelona ni de Madrid.

 

 

6. PERSONALMENTE,

me gustaría que Cataluña siguiera encuadrada, en un sentido amplio, dentro de un Estado Español, pero distinto del actual, por convencimiento y por opción. En esa línea pienso que un tipo de referendum resulta al fin necesario, y cuando más pronto se haga, y con mayores garantías de neutralidad… por parte de todos mejor (para no dar la impresión de que un tipo de españoles están negando la libertad a un tipo de catalanes). No se trata de que uno venza al otro, ni Barcelona a Madrid, ni viceversa, sino de que se convenzan unos a los otros, buscando cada parte lo mejor para la otra.

Estoy convencido de que lo mejor para el Estado español será lo mejor para Cataluña, y lo mejor para Cataluña será lo mejor para el Estado Español. No se trata de dos trenes enfrentados que tienen fatalmente que chocar, sino de dos trenes que pueden ayudarse a caminar uno al otro.

En esa línea, las cosas hay que hablarlas, y aquí hay cosas que no se han hablado, ni se quieren hablar. No se puede decir que esto ha sido así desde siempre; no, antes ha sido incluso mucho peor… y puede ser aún peor en el futuro si no buscamos con empatía las razones de los otros… Los que venimos del duro Franco sabemos que es preciso un estilo nuevo de conversación, de escucha, de sintonía, y para ello sería necesario que desapareciera un tipo de oligarquía actual… Necesitamos nuevos políticos, que tengan al menos algo de inteligencia (no hace falta demasiado), que nos representen de verdad, que no mientan ni engañen…

De todas formas, más que la dependencia o independencia de Cataluña me importa la libertad personal, social, económica, de los catalanes y del resto de los españoles. Prefiero una Cataluña independiente y amistosa… que una Cataluña hispana, crispada, con sensación de estar oprimida, sin libertad para ser lo que es, una nación en la historia. Pongo el ejemplo de Portugal, que también forma parte de la «Hispania» o «Iberia» histórica. El hecho de que Portugal sea otro «estado» dentro de la Europa más o menos común, dentro de Iberia o Hispania no me molesta nada… Me siento feliz cuando paso la raya de Portugal… y ni siquiera me planteo si es otro estado o el mismo de España.

Por eso, y por otras razones, quiero que los catalanes desplieguen su cultura milenaria, su vocación de mediterráneos y de hispanos, en un pacto nuevo con los otros pueblos de Iberia (o de España, si se prefiere) Eso es lo que me importa, más que su dependencia o independencia legal: Su inmensa cultura, su lengua, su tradición… abierta a la modernidad, pues se diga lo que se diga sobre su posible salida de la Unión Europea (casi todo propaganda), los catalanes son quizá (con los vascos) los más europeos del Estado Español

 

7. UN LAMENTO

Lamento infinitamente la falta de respeto con que se han movido y han hablado políticos y periodistas de un lado y de otros… Muchos se han pasado de la raya en los insultos y las descalificaciones… y me parece insensato que al final se haya apelado a las «pesetas», a la huida de los bancos y de las empresas… Esa es la señal más honda de que al fin no es posible la democracia real, que es la de la gente que quiere… que busca, que sueña, pues bancos y empresas no son democráticas, ni representan a España, ni a Cataluña, sino a Mammón.

Por otra parte, los catalanes no son enemigos a los que hay que invadir y callar, sino hispanos que, en parte, piensan de un modo distinto. No hay que atarles con medios militares, con más policía o guardia civil, sino atraerlos con razones, con afectos, para que se sientan contentos dentro de un proyecto multicultural como debería ser el del Estado Español…

Ha llegado el momento de poner en marcha el adagio de parcere subiectis, de renunciar a la victoria, de evitar las humillaciones de los distintos, de abrir espacio para todos.

En este momento, muchos sienten que el Gobierno de España se ha portado como un Estado impositivo… en vez de actuar como árbitro de paz y como Estado de naciones, pues su mayor riqueza la forman sus «naciones», y articularlas, creando unos espacio de convivencia agradecida y gozosa, es un deber primario, con unas leyes abiertas, con una Constitución al servicio de todos, cambiando lo que sea necesario cambiar en ella, sin apelas a multas y cárceles, y mucho menos a Companys, cuya muerte infame seguimos llorando muchos.

Y no olvidemos en medio de todo esto que para gran cantidad de catalanes los «nacionales» (nacionalistas) han sido y siguen siendo los franquistas que vinieron con armas a conquistar Barcelona. No hay un nacionalismo sólo (el «mal» nacionalismo de Barcelona, así dicen), sino dos, y uno de ellos puede ser el de un tipo de gobierno de Madrid que debe gobernar, pero que no representa a todos los españoles.

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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