A la espera del nuevo rey Carlos I

500 años del cardenal Cisneros (III)

"Mostró unas dotes políticas y una habilidad para gobernar extraordinarias"

500 años del cardenal Cisneros (III)
V centenario del cardenal Cisneros

Las últimas batallas de Cisneros habrían sido las de mantener a raya las ambiciones tanto castellanas como flamencas que intentaban deponerle de sus cargos para hacer su voluntad

(Saturnino Rodríguez).- En ese interregno de casi dos años entre la muerte del rey Fernando (23 enero 1516) y la llegada de su nieto el príncipe Carlos de Flandes a España (septiembre 1517) el Cardenal Cisneros asumiría graves responsabilidades de Estado cono Gobernador del reino de Castilla. En Aragón lo sería el arzobispo Alonso de Aragón, hijo natural de Fernando.

Con 81 años el cardenal Cisneros mostró unas dotes políticas y una habilidad para gobernar extraordinarias. Supo hacer frente a un clima interior extremadamente inestable, con los nobles castellanos ávidos de recuperar el poder perdido y los flamencos que llegaban con el príncipe Carlos.

Infancia del príncipe Carlos

El que sería rey Carlos I hijo de los reyes Juana de Castilla y Felipe de Habsburgo nació en Gante, capital de Flandes, el 24 de febrero de 1500, en el Palacio de Prinsenhof. El 16 de noviembre de 1501, Felipe y Juana partieron hacia España para ser jurados en las Cortes como sucesores de los Reyes Católicos. Felipe murió de forma prematura en septiembre y Fernando, considerando que su hija estaba demente mandó que la recluyeran en Tordesillas (Valladolid) constituyéndose en su Regente.

Toda la educación del joven príncipe se desarrolló en Flandes y por tanto de cultura flamenca, sin apenas conocimiento de España, lo que unido a que a su venida le acompañaría toda una corte de flamencos, traería a la larga complicaciones. En 1509 el emperador dispuso que Guillermo de Croy, señor de Chiévres, sustituyese a su primo Carlos de Croy como gentilhombre de cámara del Príncipe y nombrando como maestro a Adriano de Utrecht, deán de la Universidad de Lovaina que llegaría a ser el papa Adriano VI, sucesos de León X.

Debido a la minoría de edad de Carlos, su abuelo Maximiliano I de Habsburgo, Emperador electo del Sacro Imperio Romano Germánico desde 1508 hasta su muerte y que heredaría Carlos, asumió la regencia de los Países Bajos.

Regencia que después trasladaría a su hija Margarita de Austria junto con la tutela de Carlos Adriano de Utrecht, deán de la Universidad de Lovaina, que fue nombrado maestro del príncipe Carlos (1505-1515) y que llegaría después a ser elegido papa como Adriano VI (1522-1523).

La noticia llegó al ya cardenal Adriano al Palacio de los Condestables de Castilla en Burgos (conocida como Casa del Cordón), donde se hospedaba el 22 de ese mes y donde había fallecido Felipe el Hermoso. Fue el último papa no italiano hasta 1978 en que Juan Pablo II accedió a la silla de San Pedro.

El Palacio de los Condestables de Castilla (la segunda autoridad tras el monarca) «Casa del Cordón», obra de Juan de Colonia sería escenario de importantes eventos históricos tales como el encuentro de Colón con los Reyes Católicos al regreso de su segundo viaje a América (23 abril 1497); el matrimonio ése mismo año del príncipe don Juan, hijo de los Reyes Católicos con la princesa Margarita, hija del emperador Maximiliano I de Habsburgo; el fallecimiento de Felipe el Hermoso esposo de la reina Juana (25 sept 1506) hija de los Reyes Católicos que habían llegado ocho días antes y del palacio salía la comitiva del periplo que hizo la reina Juana por toda Castilla queriendo enterrarle en Granada.

También en este Palacio se reúne poco después el Consejo de Regencia, que nombrará a Fernando II de Aragón regente hasta la mayoría de edad de Carlos que aún es un niño. A partir de ese momento, el rey aragonés, regente de Castilla establece la corte en la casa del Cordón, donde recibe la visita del Papa Julio II entre otras personalidades. El 11 de junio de 1515 la ceremonia de incorporación del Reino de Navarra a la Corona de Castilla.

Con el traslado a Toledo de la corte permanente el Palacio de Burgos pasa un segundo plano. No obstante, Carlos I se aloja en varias ocasiones en la «Casa del Cordón» y también Felipe II. El último monarca que se hospedó en la Casa fue Felipe V, en 1701, y en 1706 su esposa, la reina María Luisa con la corte. La Casa se iba Se va deteriorando y en 1744 la infanta doña María Teresa es el último miembro de la Familia Real que se aloja entre sus muros.

A Adriano de Utrecht le iban a corresponder importantísimos cometidos. Al morir el rey Fernando en 1516 dejaba como heredero a su nieto Carlos y como regente de Castilla al cardenal Cisneros y a Alonso, su hijo natural, Arzobispo de Zaragoza, como regente de la Corona de Aragón.

Así las cosas el príncipe Carlos heredero de la corona de Castilla y Aragón enviaba a Adriano como legado ante el cardenal Cisneros, a la sazón Regente de estos reinos para conseguir la proclamación como rey en vida de su madre, Juana I de Castilla. Existía el peligro de que Fernando el Católico prefiriese a su nieto Fernando, nacido en Castilla y criado a su lado, para cederle sus reinos de la Corona de Aragón. 

Según algunos historiadores estando enfermo el rey Fernando mientras presidía las Cortes de Burgos, (julio de 1515), testó, dejando como heredero al infante don Fernando; documento enviado urgentemente al maestro recibe plenos poderes, incluso para tomar posesión de la Corona.

Retornaba así el riesgo de la división de la monarquía hispánica que desde Bruselas se quería evitar. Negoció con el rey Fernando que se le seguiría reconociendo como Regente de Castilla mientras viviese, aún en el caso de que muriese doña Juana y a su vez el infante Fernando debía reconocer al príncipe Carlos como heredero de sus reinos.

Convertido en rey de España, Carlos I agradecería a Adriano de Utrecht los servicios prestados por su fiel mentor nombrándole primero obispo de Tortosa en 1516, más tarde como Inquisidor general de la Corona de Aragón y luego de la de Castilla (1518), y por fin como miembro del colegio cardenalicio.

Carlos I de España nombrado Carlos V de Alemania distinguía a Adriano de Utrecht confiándole la regencia (1520-1522) cuando tuvo que ausentarse del país en 1520 por razón de su designación como Emperador del Sacro Imperio.

Durante ese periodo a Adriano de Utrecht le tocó sofocar la rebelión de los Comuneros y las Comunidades de Castilla que con la ayuda de la nobleza castellana iniciaría hostilidades el 31 de octubre de 1520 que terminaría con la batalla de Villalar y casi al mismo tiempo la rebelión de las Germanías en los reinos del Levante de Mallorca y Valencia.

A las numerosas indignaciones que se acumulaban había que añadir otra. Al quedar vacante la sede arzobispal de Toledo, catedral primada de España, se designó a una extranjero cuyo mérito consistía en ser el sobrino de Chievres, Guillermo de Croys, un adolescente de apenas 18 años sucediendo al arzobispo primado de las Españas, al cardenal Jiménez de Cisneros. (Sería arzobispo entre 1517 hasta 1521).

Los representantes en las Cortes de Valladolid de 1518 protestaron ante este nombramiento. Entre otras cosas se pidió que no se naturalizara castellanos a más extranjeros y que el arzobispo residiera en su sede. El rey ignoró la petición por lo que Guillermo nunca vivió en Toledo. Otro de los muchos detonantes por los que Toledo iniciaría el levantamiento de los «Comuneros de Castilla» de 1520.

Cisneros, gran mediador en una difícil etapa institucional

El 5 de enero de 1515 Guillermo de Croy consiguió que el Emperador Maximiliano I declarase la mayoría de edad de Carlos por lo que acto seguido los Estados Generales nombraban al joven príncipe Carlos «Señor de los Países Bajos», terminando aquí la regencia de su tía Margarita. Joven aún para gobernar el joven soberano delegó el poder en el señor de Chièvres, que ese mismo año enviaba a España al cardenal Adriano de Utrecht para asegurar que Fernando el Católico no quitara a Carlos la herencia de Castilla y Aragón en favor de su hermano Fernando I de Habsburgo, nieto favorito que se había formado junto a él.

Aunque el rey Fernando se comprometió a nombrar al príncipe Carlos como sucesor, los consejeros del rey tuvieron que convencerle poco antes de su muerte para que no designara al infante Fernando. Negoció que Fernando fuese reconocido como regente de Castilla mientras viviese, aún en el caso de que muriese D.ª Juana y a su vez Fernando debía reconocer a Carlos como heredero de sus reinos. En su testamento, Fernando dejaría como heredero a su nieto Carlos y como regente de Castilla al cardenal Cisneros y a Alonso, su hijo natural, arzobispo de Zaragoza, como regente de la Corona de Aragón.

Bruselas se mantenía firme aunque con una fórmula nueva por la que la Corona fuese de Carlos pero conjuntamente con su madre la reina Juana con la fórmula «Doña Juana e don Carlos, su hijo, por la gracia de Dios, reyes de Castilla, de León, de Aragón…», lo que resultaba escandaloso en España.

Carlos se autoproclamaba «Carlos I rey de Castilla y Aragón» en la catedral de San Miguel y Sta. Gudula de Bruselas (14 marzo 1516), acto que los historiadores asemejan a un «golpe de Estado».

La proclamación apresurada del rey en Bruselas fue interpretada como un gesto unilateral con el que se usurpaba el legítimo derecho de Juana de Castilla a ser reina.

Sin embargo, Cisneros aceptó con reservas los hechos de Bruselas y envió emisarios a Flandes urgiendo la inmediata presencia de Carlos en España como único medio de parar las inquietudes de rebelión que corrían por el reino. Así pues, aunque «no de derecho sí de facto» había dos gobiernos: el de la corte de Bruselas y el de Cisneros en Castilla.

Es precisamente en esa situación cuando el Duque del Infantado, el conde de Benavente y otros nobles provocaron a Cisneros preguntándole cuales eran sus poderes a lo que Cisneros asomándose al balcón señaló a la Guardia Real mientras pronunciaba frase que ha pasado a la historia: «Señores, estos son mi poderes». Escena que reprodujo el cuadro de Manzano y Mejorada en 1864.

Carlos, tras asegurar su posición como rey gracias al reconocimiento por parte del papa León X en la bula Pacificus et aeternum de 1 de abril de 1517, partió con su escuadra desde Flesinga (Países Bajos) (8 septiembre 1517) rumbo a Santander (España) pero una fuerte tormenta desvió el rumbo de las naves, y el 19 de septiembre de 1517 los cuarenta barcos que integraban la escuadra se encontraron ante la costa de Villaviciosa, en Tazones (Asturias). Al frente de la comitiva el inseparable y omnipotente Guillermo de Croÿ, señor de Chievres.

Llevaba Carlos apenas unos meses en España y no hablaba el castellano. Ya era Rey de los Países Bajos y venía a serlo de Castilla y Aragón y su mente estaba ya en la corona de Emperador que le correspondería de su abuelo Maximiliano I.

Pero los problemas serios iban a llegar cuando sus consejeros flamencos quisieron meterse en los negocios de Castilla con lo que crecía la impopularidad del rey Carlos a lo que se añadía el decidir que su hermano el infante Fernando, que gozaba de mucha popularidad saliese de España. El infante don Fernando que llegaría a ser Emperador del Sacro imperio romano-germánico (1558-1564).

Hasta la muerte de su abuelo el emperador Maximiliano I, el infante Fernando estuvo relegado políticamente. En 1518 fue enviado a Flandes por los consejeros de Carlos I, con el ánimo de alejarlo de sus numerosos partidarios, que lo consideraban, por su educación española, como el auténtico príncipe nacional.

Entre los nobles flamencos que llegaron con Carlos a España y a los que asignó destacados puestos también había alguno no flamenco que venían como consejeros desde Flandes y ocuparon importantes puestos: el burgalés doctor Mota, que continuó como consejero, secretario y portavoz ante las Cortes y otros tres cancilleres Adriano de Utrech, que ya llevaba unos meses en España, el señor de Chievres, Guillermo de Croy y el piamontés Mercurino Gatinara, que había sido presidente del Parlamento de Borgoña, al que nombró Gran Canciller del Reino.

Cisneros iba empeorando pero mantenía su idea de llegar a Valladolid para ver al rey antes de morir. Agónico en su lecho de muerte, recibió una cruel carta de despedida del monarca Carlos en la que, empleando un tono frío e impersonal, le otorgaba licencia para «… retirarse a su diócesis a descansar y aguardar del Cielo la recompensa de sus merecimientos». Ingrata carta que podría haber sido escrita por su consejero Guillermo de Croy.

El 8 de noviembre de 1517 -un año después de la muerte del rey Fernando- fallecía el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, fiel en todo momento al rey Fernando, que había salido de Madrid con un séquito entre los que destacaban el infante Fernando, hermano de Carlos y el obispo de Tortosa Adriano de Utrecht. Fallecía en Roa (Burgos) camino de Valladolid adonde se dirigía para encontrarse con el futuro monarca Carlos I. Sus últimas batallas habrían sido las de mantener a raya las ambiciones tanto castellanas como flamencas que intentaban deponerle de sus cargos para hacer su voluntad.

El cardenal Cisneros quiso ser enterrado precisamente en la capilla del Colegio Mayor de San Ildefonso (Universidad) en Alcalá que él había fundado. La tumba, obra de Domenico Fancelli y Bartolomé Ordóñez, se encuentra hoy vacía ya que los restos de Cisneros fueron trasladados a la Catedral Magistral de Alcalá de Henares el 9 nov de 2016, en un solemne acto oficial que anticipaba los actos conmemorativos en 2017 del V Centenario de la muerte del cardenal Cisneros.

La siguiente etapa del viaje del nuevo rey Carlos fue Tordesillas (Valladolid), donde el 4 de noviembre de 1517 visitó brevemente a su madre la reina Juana «la Loca», allí recluida. Según el relato de los testigos, el encuentro entre Juana la Loca y su hijo aunque emocionante encerraba otras motivaciones. Gracias a la intervención directa de Guillermo de Croy se obtuvo el consentimiento de Juana la reina de Castilla por el que reconocía a su hijo como nuevo monarca, dando una imagen de legitimidad a la toma de poder por parte de Carlos I. Ya en Valladolid, recibió la noticia del fallecimiento del cardenal Cisneros, lo que le dejaba allanado el gobierno de Castilla.

– Continúa en la IV y última parte


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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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