Jairo del Agua

¡No adoréis a nadie, a nadie más que a Él!

"La rigidez y exageración sagradas carecen del más mínimo sentido común para un mundo adelantado e inteligente"

¡No adoréis a nadie, a nadie más que a Él!
Jairo del Agua

El Antiguo Testamento contiene muchísima paja y hasta blasfemias, aunque para aquellos primitivos literatos fuesen verdad absoluta

(Jairo del Agua).- El tinglado religioso que tenemos montado está más cerca de la superstición que de la fe. Porque la fe no es ciega, ni debe serlo. Nos han dado una inteligencia -en la que incluyo la intuición- y un ser (el «corazón bíblico», lo más profundo de la persona) que es «el sonar» para detectar a Dios en el mar de oscuridades en que vivimos.

No hay, por tanto, un choque entre ciencia y religión. Lo que se da, por desgracia, es un «choque de rigideces» cuando unos u otros se creen en posesión de la «verdad absoluta», algo muy frecuente en la religión.

Sería bueno reconocer con humildad que vivimos en un mundo evolutivo, tanto a nivel global como individual, también en la religión.

Lo dice expresamente el Evangelio: «Muchas cosas tengo que deciros todavía, pero ahora no estáis capacitados para entenderlas. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará a la verdad completa. Pues no os hablará por su cuenta, sino que os dirá lo que ha oído y os anunciará las cosas venideras» (Jn 16,12).

Y el Espíritu siempre está viniendo y continuará viniendo hasta que nos envuelva en su seno. Algunos todavía creen que vino el pajarito «in illo témpore» y se volvió a la jaula. ¡Pobres! Viven enredados en «viejas letras» en vez de abrir la inteligencia y el corazón con la «libertad de los hijos de Dios» porque a liberarnos vino Cristo.

Pretenden conservarlo en frasquitos de cloroformo y están muy seguros de haberlo capturado en un Libro, cuyo contenido -curiosamente- ha sido seleccionado y canonizado por «hombres», limitados y falibles.

Y para mayor despropósito a esa «selección humana» la han consagrado como inamovible «Palabra de Dios». Cuando es evidente que contiene muchas «luces», pero también densas «sombras», sobre todo en el Antiguo Testamento. Diré más, contiene muchísima paja y hasta blasfemias, aunque para aquellos primitivos literatos fuesen verdad absoluta.

Hoy esa «rigidez y exageración sagradas» carecen del más mínimo sentido común para un mundo adelantado e inteligente. No en balde nos consideran -con cierta sorna- una de las religiones del Libro, algo así como fanáticos noveleros. Será muy difícil desde ahí llevarnos a una auténtica e imprescindible religión.

Para leer el artículo entero, pincha aquí:


CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

Lo más leído