Eugenio Pizarro, a monseñor Silva

«Es un deber moral cívico y de conciencia cristiana NO VOTAR»

"Votar para que los pobres sigan sin lugar en la posada de esta sociedad de 'pecado social'"

"Es un deber moral cívico y de conciencia cristiana NO VOTAR"
Mons. Santiago Silva Retamales, presidente de la Conferencia Episcopal chilena

Se habla de un gran triunfo de Piñera. No es así. Sólo sacó 3 millones 700 mil de un universo de 14 millones 300 mil y más. Un 51% de abstuvo, no votó. Ellos son los triunfadores que rechazan la mentira reinante en la política chilena

(Eugenio Pizarro).- El padre Eugenio Pizarro comenta las declaraciones del presidente del episcopado chileno, Santiago Silva, contradice sus opiniones, especialmente en lo que se refiere a la invitación episcopal a votar en las últimas elecciones. Reproducimos primero las declaraciones de monseñor Silva y, a continuación, la réplica del padre Pizarro.

Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile: «Desde la Santa Sede siempre hemos recibido acompañamiento
Autor: S. Rodríguez y J. P. Iglesias

El prelado Santiago Silva Retamales aborda la situación de la entidad en el país y subraya que «el Papa es un pastor y nos visita a todos, no solo a la Iglesia. No es una inspección ni fiscalización en terreno. Viene a hablarnos de Cristo».

Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile: «Desde la Santa Sede siempre hemos recibido acompañamiento»

«Quisiera precisar que la visita ad limina (en febrero pasado) no se redujo a tratar temas complejos y negativos, si bien los abordamos en profundidad. Pero también le dedicamos amplio espacio a profundizar, con el Papa y sus colaboradores más cercanos, nuestra misión evangelizadora en el Chile de hoy«, subraya el obispo castrense Santiago Silva, presidente de la Conferencia Episcopal de Chile (Cech).

El prelado marca así, de entrada, los alcances de aquel encuentro en Roma, en el que participaron todos los obispos del país. Y ese diálogo destaca, entre algunos puntos centrales, «el desafío de acompañar a los jóvenes de hoy, la realidad de las familias en su diversidad y el valor que tiene para los chilenos, y las expresiones de fe y piedad popular que no dejan de admirarnos. En fin, el listado es largo. No quisiera que quedara la impresión de que la visita ad limina solo trató de problemas».

Pero ¿se ha comentado al interior de la Cech la supuesta inquietud del Vaticano por el estado de la Iglesia en Chile?

Los cristianos estamos llamados a una conversión permanente, es decir, a vivir cada día como un encuentro renovador con Jesucristo, dando testimonio en nuestros valores y en la entrega a los demás.

Los desafíos que vivimos en la Iglesia son materia cotidiana de nuestras reflexiones y análisis, no solo de los consagrados, sino también entre los laicos, que son los grandes animadores de la vida eclesial.

Es nuestra la tarea de una mirada autocrítica y de asumir los desafíos, corrigiendo posibles errores y aprendiendo de ellos. Desde la Santa Sede siempre hemos recibido acompañamiento, pistas, sugerencias, todo en un clima de corrección fraterna, propio del Evangelio.

Pero insisto, no necesitamos esperar la inquietud de entes externos para tener una mirada honesta, transparente, sobre lo que hemos hecho bien, lo que hemos hecho mal y lo que tenemos que hacer en perspectiva de futuro para ser fieles al Señor.

¿La visita del Papa Francisco puede contener también, además de un mensaje para la gente, una especie de mirada en terreno a la gestión de la Iglesia en el país y a su relación con la sociedad?

El Papa es un pastor y, como tal, nos visita a todos los que vivimos en Chile, no solo a la Iglesia. La visita del Papa no es una inspección ni fiscalización en terreno. Él viene a hablarnos de Cristo, buena noticia que siempre nos interpela. Creo que la mejor manera de prepararnos para esta visita es disponer nuestro corazón y dejarnos interpelar.

Si pensamos que el mensaje del Papa es solo para los demás y no para mí, solo para las otras instituciones y no para la mía, no creo que sea ese el mejor espíritu para acoger un acontecimiento de tanta relevancia para la vida de Chile. Yo espero que esta visita, entre otros muchos frutos, ayude a visibilizar el inmenso bien que realizan distintas obras de la Iglesia, en silencio, acompañando a los más pequeños y vulnerables.

¿Existe algún grado de preocupación al interior de la Iglesia Católica de Chile, en la jerarquía y el mundo consagrado, en relación a la valoración que de ella tiene la sociedad de nuestro país, y a la injerencia que la Iglesia tiene en diferentes debates a nivel nacional, como la agenda valórica, la pobreza y los sueldos, entre otros?

Respondo por la Conferencia Episcopal de Chile. En la asamblea plenaria, donde fui elegido presidente (noviembre de 2016), los obispos tomamos la decisión de ofrecer una palabra a la sociedad chilena durante el año de las elecciones presidenciales y legislativas. No para pretender orientar opciones, que por supuesto son personales, sino para plantear los grandes desafíos políticos, económicos, sociales y culturales en Chile y que, a nuestro juicio, todos debemos asumir, muy especialmente los líderes.

Esta reflexión que hicimos se tradujo en la carta pastoral «Chile, un hogar para todos», que el Comité Permanente dio a conocer a fines de octubre. Porque Chile es nuestra patria y nos importa, porque vemos a diario lo que preocupa a las personas con las que tenemos contacto en todas las realidades donde está presente la Iglesia, no podíamos callar.

¿En qué sentido?

Desde nuestra convicción cristiana, hemos procurado volver a poner en el centro la vida y la dignidad de la persona humana. Y eso tiene una traducción práctica en las jornadas laborales, en los salarios de los trabajadores y pensiones, en el buen trato en la familia, en la protección de los niños, niñas, jóvenes y ancianos, en la acogida a los migrantes, en el trato digno a los privados de libertad, en el respeto a demandas ancestrales de los pueblos originarios, en la valoración de la política y de la probidad en el servicio público y en la empresa privada. Hemos dicho que el dinero no puede ser el dios que conduce las decisiones políticas y la convivencia humana. Y hemos invitado a los católicos a reflexionar estas interpelaciones en comunidad.

Comentario de Eugenio Pizarro Poblete:

Tengo que contradecir al Obispo de Conferencia Episcopal -aunque dice cosas hermosas – porque por no hablar de llamadas formas «negativas» omite ante visita del Papa de los pobres, cosas graves, que hacen que muchos hablen de una Iglesia en crisis. Hoy se habla de una baja de aprobación a Iglesia chilena. Sólo un 36% mostraría aceptación a nuestra Iglesia.

El Obispo no habla del llamado que hicieron Obispos a votar en elecciones «como un deber moral porque lo de voluntario es un asunto meramente legal». Eso se dijo y se hizo. Hubo un llamado así en las diversas elecciones de este año. Vimos a Obispos votando.

Es contradictorio. Pues un hijo de la Iglesia, viendo institucionalidad ilegítima de Chile, impuesta a sangre y fuego por una dictadura y rubricada por un Plebiscito de Constitución de 1980, vigente hasta hoy, con sólo reformas cosméticas, manteniendo en esencia Constitución de 80, y habiendo habido una negociación de políticos con dictadura a espaldas del pueblo en Calera de Tango, hoy se mantiene la ilegítima institucionalidad, en ella el poder está indicado para una minoría que tiene secuestrada a una mayoría.

No hay una verdadera democracia. Los Obispos de aquel entonces (del 80) dijeron´que Constitución y Plebiscito no gozarán de ninguna autoridad moral sin no se dan garantías verdaderas´. No se dieron. Ni siquiera hubo Registros Electorales.

La minoría impuso con trampas la Constitución Dictatorial. Fue un fraude. Y esa mentira rige hasta hoy: desde que se fue el dictador, comenzando con Aylwin y continuando hasta hoy por más de 27 años. Se gobierna no «en la medida de lo posible», sino en la medida de la negociación de políticos con dictadura. Fue una traición al pueblo, que en una democracia verdadera es el pueblo el soberano. Hoy no lo es.

Mientras el pueblo protestaba convocado por políticos que querían volver al poder, los mismos políticos convocantes negociaban la traición con dictadura cívico militar. El pueblo en esas protestas tuvo mártires por la democracia.

Señores Obispos: hay que tener y hacer «memoria histórica» y tener una búsqueda del bien de la «polis»: del bien común de los chilenos.

Para continuar con esa institucionalidad ilegítima, a la cual se acostumbraron los políticos en un poder sin respaldo de la soberanía del pueblo, políticos, coludidos con poderosos de dinero, una minoría, hoy, buscan garantizar un continuismo de «pecado social» que oprime a una mayoría.

Se habla de un gran triunfo de Piñera. No es así. Sólo sacó 3 millones 700 mil de un universo de 14 millones 300 mil y más. Un 51% de abstuvo, no votó. Ellos son los triunfadores que rechazan la mentira reinante en la política chilena.

Y pasando nuevamente al llamado a votar de los Obispos. Hay que decir que tanto ellos como los hijos de la Iglesia, tienen un deber moral de no votar por una economía neoliberal contraria a Doctrina Social de la Iglesia, la cual lo llama «capitalismo salvaje», que hace el «pecado social» , perjudicando en forma inmoral, cruel y dura, a tantos y tantos hermanos: «Lo que hiciste o no hiciste por el más pobre de los hermanos, conmigo lo hiciste».

Votar, por eso, es un atentado contra los pobres. ¿Y dónde está la opción preferencial por los pobres? ¿Dónde está , en la práctica, el llamado de Francisco I a que: «Quiero una Iglesia pobre para los pobres»? ¿Él sabe que su visita tiene un costo de 10 mil millones de pesos? Y eso que viene por sólo tres días.

Eso, ¿tiene que ver con un Chile de pobres y una Iglesia pobre y para los pobres? Dios optó primero que nosotros por los pobres, lo hemos vivido en estos días de Navidad, contemplando a Cristo, naciendo en una pesebrera: «No había un lugar en la posada». Votar contra una verdad de nuestra fe, es votar para que los pobres sigan sin lugar en la posada de esta sociedad de «pecado social». Es contradecir al invitado Francisco I.

Todos los candidatos postulaban la economía neoliberal. Otros, excepto uno, que también postulaba el neoliberalismo, no postulaba una falta a temas valóricos. Todos los demás estaban por el aborto en tres causales y por vida en pareja homosexual, caminando hacia el matrimonio igualitario y con derecho a adopción de hijos. Se da por entendido que la Iglesia de nuestros Obispos no aprueba esta falta a temas valóricos. Por todo esto su llamado a votar entra en falta y contradicción con la voluntad de Dios y contra el Magisterio de la Iglesia.

Conclusión: es un deber moral cívico y de conciencia cristiana NO VOTAR. Para mí lo más grave, sin restar importancia a las otras razones, es votar en contra de los pobres, aceptando y, tal vez, aceptando de hecho, en la Iglesia, una economía perversa, inhumana y no cristiana. Y por esto seremos juzgados por Dios. (Mateo 25).

Con respeto, sin rupturismo, pero por amor, y pidiendo que en la práctica cumplamos, en Chile, con lo expuesto y exigido por Vicario de Cristo, Francisco I, y deseando que Jesús nos ayude a cumplir su voluntad, haciendo nuestra Iglesia «santa, sin mancha ni arruga semejante».

Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

Lo más leído