No todos los días se celebran 800 años. No todas las instituciones sociales y eclesiales duran 800.
(Xabier Pikaza).- Un día como hoy, hace ochocientos años se fundó en Barcelona la Orden de la Merced, para redención de cautivos. Había otras instituciones dedicadas a la redención, Pedro Nolasco y sus compañeros llevaban por los menos 16 años (desde 1202) realizando redenciones. Pero sólo un día como hoy se convirtieron en grupo social y religioso (Orden) al servicio de la redención, dentro de la Iglesia católica.
A lo largo de los siglos, la Orden y Familia de la Merced se ha extendido por diversos lugares, especialmente en los territorios de la antigua corona española, realizando su tarea de libertad, al servicio de la redención de cautivos.
Actualmente, la familia mercedaria está representada por tres instituciones oficiales de varones y por más de 12 congregaciones de mujeres, realizando una labor de redención (liberación) actualizada conforme a las necesidades de la sociedad y a la tarea de la Iglesia.
En este blog ha dedicado con cierta regularidad comentarios y trabajos sobre el carisma y tarea de Merced/Liberación en la sociedad y en la Iglesia. Hoy y mañana quiero hacerlo con una extensión y hondura especial, como verá quien siga leyendo.
Para ello retomo y reelaboro algunos trabajos escritos en ocasiones especiales (Homenaje al Prof. Vicente Muñoz Delgado, 1992, Congreso Trinitario-Mercedario, 1995, etc).
No todos los días se celebran 800 años. No todas las instituciones sociales y eclesiales duran 800. Por entonces (1218) no existía el estado español, ni el francés, ni el de Gran Bretaña. Por su parte, Cataluña se encontraba más unida con Aragón y el Langedoc que con Castilla… Era otro tiempo, otro mundo, pero existían cristianos cautivos, y la Merced se empeñó en realizar una labor de redención liberadora, en un difícil contexto económico-social.
Con esa ocasión (¡ochocientos años!) me siento muy honrado como mercedario, y quiero ofrecer esta reflexión a mis amigos/as y a mis compañeros/as de la Orden de la Merced, y al conjunto de la Iglesia. Felicidades a todos/as en esta fecha. Buen trabajo, ahora que empiezan los nuevos ochocientos años. No hará falta que todos mis lectores analicen el trabajo que hoy ofrezco (¡y mañana!), pero me siento feliz al ofrecerlo, en especial a mis colegas mercedarios.
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