Jairo del Agua

Tradición de barro y guías ciegos

"Solo la oración 'interior' nos llevará a 'vislumbrar' la esencia de Dios y a saborear sus cualidades"

Tradición de barro y guías ciegos
Jairo del Agua

Escritura, Tradición y Magisterio no se pueden "congelar" y "sacralizar" porque eso significaría cegarlos y negar la evidente "evolución humana" y la "revelación sucesiva"

(Jairo del Agua).- Bajo la genérica capa de «tradición» escondemos muchos miedos. Tendemos a apoyarnos en «muletas humanas» en vez de sumergirnos en el Espíritu. Nos fijamos en lo «externo», en vez de lo «interno», cuando la verdadera seguridad nace de lo hondo.

Las tres fuentes de la Teología son: Escritura, Tradición y Magisterio. Ahí fundamentan los teólogos todas sus elucubraciones. Pero no se pueden «congelar» y «sacralizar» las fuentes porque eso significaría cegarlas y negar la evidente «evolución humana» y la «revelación sucesiva».

Aclaro que la «revelación sucesiva» no está causada por un «dios tartaja» que nos dice a trompicones algunas cositas y se guarda otras. ¡De ninguna manera! El problema no es de Dios, que desde siempre y por siempre se ha derramado sobre sus criaturas. El problema es nuestro, que no tenemos órganos adecuados para captarle. Solo se nos ha dado la «imagen y semejanza», es decir, la inteligencia y la libertad para buscarle.

Por eso dice el olvidado Evangelio: «¿No acabáis de entender ni de comprender? ¿Estáis ciegos? ¿Para qué tenéis ojos, si no veis, y oídos, si no oís?» (Mc 8,17).

Sin embargo, todo lo fiamos a lo que nos dicen «OTROS», en especial esos supuestos pastores que nos dominan más que alimentan.

Desde fuera de nosotros mismos, desde lo «EXTERNO» (las fuentes citadas son todas externas), no podemos siquiera acercarnos a un Dios Interno e Inabarcable.

Eso explica que quienes más y mejor se han acercado a Dios hayan sido los místicos. Y que el monstruito de Aquino reconociese, al final de su vida, que había aprendido más delante del Sagrario que en los libros (incluidas las citadas fuentes oficiales).

Es decir, solo la oración «interior» nos llevará a «vislumbrar» la esencia de Dios y a saborear sus cualidades, aún desde nuestra incapaz ceguera («entréme donde no supe»…).

Para leer el artículo entero, pincha aquí:


CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

Lo más leído