Vicente Luis García

Empapados de agua y de la Gracia, Javieradas 2018

Elizalde: "Lo que me impresiona de las Javieradas es la fuerza que tiene de intercesión"

Empapados de agua y de la Gracia, Javieradas 2018
Vicente Luis García

Bajo la intensa lluvia, un sacerdote, calado, también con su gorro de paja, estaba con una rodilla hincada en el suelo, arrastrando su estola, mientras ayudaba a una joven a atarse los cordones de la bota de monte. Me resultó una escena de Jueves Santo

(Vicente Luis García).- Con muchas javieradas a sus espaldas monseñor Juan Carlos Elizalde participó este sábado en su primera Javierada como obispo. Lo hizo acompañando a los 50 peregrinos que viajaban en el autobús de la Unión que les dejó en La Venta de Judas, unos kilómetros antes de la localidad de Sangüesa, para iniciar la marcha bajo una incesante lluvia que acompañó a los peregrinos durante todo el trayecto y que cesó justo minutos antes de iniciarse la Eucaristía en la explanada frente al Castillo de Javier.

Monseñor Elizalde aprovechó el viaje de ida para impartir la bendición del peregrino que data del siglo XI y que propiamente es la que se imparte a los que hacen el Camino de Santiago. También se ilustró a los viajeros en la Historia de la Javieradas, que se remonta a 1886 como acción de gracias por no haber sufrido la epidemia de cólera de aquellos años. Pero sería años más tarde, tras la Guerra Civil Española, cuando se retoma la peregrinación a Javier, pero esta vez con otra motivación, unir a los jóvenes navarros que se habían visto separados por ideologías enfrentadas. Aquella primera marcha a Javier tuvo lugar el 10 de marzo de 1940. Desde entonces se han venido celebrando de forma ininterrumpida. Inicialmente se hacían dos convocatorias que de denominaban «masculina y femenina» respectivamente. Paulatinamente ambas fueron haciéndose mixtas de forma natural y hoy se denominan «primera y segunda»; además se han ido incorporando otras javieradas dedicadas a los enfermos, a los escolares o a otros colectivos diocesanos.

Este fin de semana se celebró la segunda Javierada a la que han acudido, según los organizadores, en torno a 15.800 peregrinos. Al parecer esta cifra es una de las más bajas en las últimas siete ediciones.

Don Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona-Tudela tildó esta Javierada de «heroica» tras la chaparrada que fue la protagonista del camino.

El arzobispo de Pamplona dedicó gran parte de su homilía a las familias, haciendo llamamientos como: «que nadie os robe la formación cristiana en vuestros hijos. Nadie puede usurpar el derecho de los padres. Las demás instituciones serán una ayuda pero nunca una sustitución de los padres. Todo lo que se siembre en los niños hoy será una luz que nadie podrá apagar.»

Continuó con una defensa de la asignatura de religión en las aulas: «A veces nos preguntan:- «¿de qué sirve enseñar religión a los niños si ni siquiera tiene evaluación en la escuela? Es mejor que aprendan otras materias más útiles» – ¿Pero, – yo respondo- puede haber otra materia más útil que la que me ayude a saber que mi vida tiene sentido?»

Su defensa de la familia le llevó a valorar la educación que le dieron sus padres por encima de doctorados y licenciaturas.

Después se dirigió a los jóvenes, entre los que destacaba un grupo de militares llegados desde un acuartelamiento de Zaragoza. Ellos y ellas dieron un ejemplo de organización y disciplina tanto en la marcha como durante la celebración. A toda la juventud preguntaba el Arzobispo si quería cambiar esta sociedad desde la entrega a Cristo, y añadía: «que cada uno vuelva a casa y se pregunte ¿qué es lo que quiere Dios de mí? La sociedad necesita de jóvenes que estén enamorados de Jesucristo.»

Monseñor Francisco Pérez, en declaraciones realizadas al finalizar la misa se refirió a todos los peregrinos procedentes de fuera de Navarra: «La gente que viene de fuera viene con el deseo de encontrar la fe que les transmiten los santos, en este caso concreto San Francisco Javier. Que la gente tiene sed de Dios es un hecho evidente que vemos a diario. Y nosotros los obispos, los pastores, la Iglesia, lo que queremos es anunciar a Dios, la fuerza de Dios, máxime en estos momentos delicados en los que vivimos. Para mí ha sido un orgullo ver tantísima gente que ha venido a pesar de la lluvia. Y venían felices y contentos y ahora marchan felices y contentos. ¿Y por qué? Me lo decía el Papa Francisco hace poco, «porque no hay nada que dé más felicidad que el Evangelio, que nos habla de cómo hemos de vivir y cómo hemos de comportarnos: al estilo de Jesús.»

Desde las diócesis vascas tradicionalmente grupos, parroquias y movimientos han participado en esta peregrinación por tierras de Navarra. Para ellas el Arzobispo de Pamplona-Tudela tenía unas palabras: «estamos muy unidos, el pasado fin de semana estuvo el obispo de San Sebastián, hoy el de Vitoria, y el de Bilbao, que se encuentra en México en estos momentos, me hizo llegar también un recuerdo para las Javieradas a las que se unirá en su oración. Compartimos el deseo de que el Evangelio sea el gozo de nuestros fieles y de todas las personas de la Comunidad Autónoma Vasca y de Navarra.»

Por su parte el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, analizaba en el viaje de regreso algunos aspectos de esta tradicional peregrinación en Navarra que congrega a gentes de toda edad y condición, de Navarra y de fuera de esta diócesis. «Lo que me impresiona de las Javieradas es la fuerza que tiene de intercesión. A Javier se va a rezar, a pedir por gente, a presentar necesidades. Por otro lado la oferta amplia que se hace del sacramento de la reconciliación – ten en cuenta que hay sacerdotes que van confesando por el camino y cuando llegas hay una zona expresamente reservada para confesores al aire libre, yo he participado en muchas javieradas como confesor – es una gracia de conversión la que se da en Javier.»

Como navarro y como obispo tiene debilidad por Javier y desearía que la Diócesis de Vitoria estrechase un vínculo permanente con Javier y las Javieradas: «Yo quisiera que, como diócesis, nos sumáramos a esta tradición, porque es algo que, aunque las circunstancias no sean favorables como las de hoy, que ha llovido todo el día, la gente vuelve encantadísima.»

Javier también tiene una referencia personal para Elizalde ya que desde los 12 hasta los 14 estuvo estudiando en el internado, posteriormente, ya de sacerdote, ha dado ejercicios espirituales aquí y mantiene una estrecha relación con los jesuitas, y como navarro considera que Javier forma parte del corazón de esta diócesis. Para Elizalde la Javierada «es una experiencia exigente, llena de alegría, merece la pena y se ofertará el año que viene, y ojalá en lugar de un autobús que sean dos.»

El final de la Javierada tuvo dos momentos especialmente entrañables: el primero el recuerdo y homenaje a Juan José Salaberri, comisario principal de la Policía Foral Navarra, quien desde hacía años se encargaba del control de la seguridad de las Javieradas. Al final de la misa dos compañeros del cuerpo policial acompañaron al altar a la viuda y los dos hijos que recibieron el afecto y cariño de los presentes y un reconocimiento por parte del Arzobispo de Pamplona por los servicios prestados en las Javieradas.

El otro momento fue la ya tradicional suelta de globos blancos por parte de los niños, y presididos por una frase del Papa Francisco: «Que se eleve fuerte el grito por la Paz».

Non solum sed etiam

Una peregrinación como la Javierada te permite ser testigo de instantáneas curiosas, sorprendentes, divertidas, emotivas, también puede darse sucesos que mejor no recordar. (Solo espero que quien fue protagonista de ellos busque la opción, que la tiene, de hacer llegar sus disculpas). Pero vayamos a aquellas instantáneas que me dejaron buen sabor de boca:

De camino a Javier y bajo la intensa lluvia, un sacerdote, calado, también con su gorro de paja, estaba con una rodilla hincada en el suelo, arrastrando su estola, mientras ayudaba a una joven a atarse los cordones de la bota de monte. Me resultó una escena de Jueves Santo.

En la explanada de Javier, bajo los árboles, a la intemperie o bajo un paraguas varios sacerdotes ofrecían el sacramento de la reconciliación, mientras un religioso con su hábito inmortalizaba la escena con su cámara de fotos.

Un grupo de chicos y chicas uniformados, con su boina roja reglamentaria, habían apilado sus petates para ocupar el menor espacio posible en la explanada de Javier.

Llegada la comunión un paraguas verde distinguía de los azules al sacerdote que repartía la comunión para celiacos.

Por un descuido de la organización no se facilitó el texto de la segunda lectura en euskera, que fue leída en castellano. Tras terminar la lectura el lector fue abordado por una voluntaria de la organización quien le pidió humildemente disculpas por el error. A lo que le contestaron que un fallo lo tiene cualquiera. Berdin da. Bai euskaraz, bai erderaz, helburua lortuta: Jaunaren hitza ematea. (Al final bien en euskera o en castellano, objetivo conseguido: dar la Palabra de Dios)

Uno de los niños a los que se le había dado un globo blanco para el momento de la suelta miraba al cielo con su globo bien agarrado mientras los demás ascendían elevando un clamor de Paz.

La lluvia había añadido peso a los globos que aguardaban su momento atrapados en la red. Pero al ser liberados de ella muchos acusaban el peso del agua por lo que tuvieron que ser «espantados cual gallinas» por la organización para poder emprender el vuelo con el resto.

Y dejo para el final la imagen de tantos miembros de los cuerpos de seguridad, Guardia Civil y Policía Foral, que, con el recuerdo del compañero fallecido esa semana, fueron homenajeando su recuerdo en el fiel cumplimiento de su deber: cuidando del tráfico de vehículos y personas, aguantando en su puesto la chaparrada, y al que le tocaba cerca de la riada de personas esquivando los paraguas para evitar perder un ojo en un descuido.

Y estas son solo algunas de las imágenes que no llegaron a la cámara, pero que se quedaron en mi retina.

El próximo año, si Dios quiere, allí estaremos, con los ojos y el corazón abiertos para no perdernos tantas hermosas estampas que ofrece la Javierada.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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