"Nada hacia las víctimas, nada hacia la mayoría sufriente del pueblo vasco"

José Ignacio Calleja: «ETA, la compasión le duró un suspiro»

"El comunicado de su disolución es deprimente en su argumentación y silencios"

José Ignacio Calleja: "ETA, la compasión le duró un suspiro"
¿Logrará desaparecer ETA definitivamente? Agencias

ETA abandona porque ha llegado a su límite en los medios violentos y juzga más favorable perseguir los mismos objetivos por medios políticos

(José Ignacio Calleja).- Al fin ETA -dice el comunicado de este 3 de mayo de 2018- da por concluido su ciclo histórico y la función de su Organización y, por ello, desmantela todas sus estructuras y pone fin a su actividad política.

Desde luego el comunicado de este día se aleja claramente del que conocimos el pasado 8 de abril. Tenía aquel un claro fondo ético, a pesar de todas sus insuficiencias. Hablaba de dolor y de sentimientos de compasión. Cuando diferenciaba entre víctimas inocentes y culpables, era muy injusto. Cuando dejaba entrever el fundamento interesado y político en sus motivaciones de conciencia para cambiar de estrategia, provocaba desazón. Pero tomado en su conjunto, se refería a sentimientos de afecto, perdón y verdad nada despreciables en los que los escribían. ETA daba signos de humanidad muy esperanzadores.

El nuevo comunicado, el de hoy, 3 de mayo, no deja ni rastro de la ética de la compasión y la justicia con las víctimas. Es, sin más, la justificación histórica de la existencia de ETA y el respaldo incondicional a su estrategia. ETA abandona porque ha llegado a su límite en los medios violentos y juzga más favorable perseguir los mismos objetivos por medios políticos. Legitimación histórica de ETA que nace de «una Euskal Herria ahogada por las garras del franquismo y asimilada por el estado jacobino». La necesidad histórica se impone. ETA está legitimada por la historia. Y se trata -prosigue en sus argumentos- de una lucha armada (terrorismo) que ha tenido éxito pues «ahora, 60 años después, hay un pueblo vivo que quiere ser dueño de su futuro». Ningún fracaso, por tanto.

 

El comunicado de ETA proclama quién es su heredero: el nuevo sujeto es el pueblo vasco y ya está aquí. No hay atisbo moral ni mala conciencia en la decisión de ayer y de hoy. La tutela ha terminado. Ha sido un ciclo en un camino y ETA se disuelve en el pueblo del que nació en otro momento del mismo proceso. Todo es uno y lo mismo en el origen, desarrollo y sazón del ciclo y el proceso. La historia hegeliana del Espíritu sigue hasta su manifestación suprema en el Estado Vasco independiente, propongo pensar al lector. Hay mucho de perversa conciencia mesiánica en todo esto, ¿no es verdad?

Y el comunicado se reafirma. Pero el conflicto que trajo a ETA perdura, y abordarlo en su nuevo ciclo, y de un modo estrictamente político, es una necesidad: la violencia política ya no tiene sentido; solo los estados (español y francés) se resisten a superarla. En un escenario democrático, contando con que el sujeto soberano es Euskal Herria, el proceso de la libertad y la paz debe continuar por otro camino, el que ETA elige en este día. Otra vez: es el mismo conflicto, manifestado en el mismo proceso, en distinto ciclo, con diversa estrategia, para el mismo fin. Llegada esta hora, hay que hacerlo. ETA, en suma, no pierde su identidad en su continuidad histórica. Es la secuencia lógica en un ciclo con distintas fases. Pura obediencia a la historia y su ley interna.

ETA, por fin, encomienda a su militancia y a todos, ahora sin organizarla bajo sus siglas, «construir un proceso como pueblo… para abordar las consecuencias del conflicto (los presos) y su raíz política e histórica, es decir, ganar el derecho a decidir y el Estado Vasco.

Y esto es lo que hay en el comunicado. Más lineal, sencillo y autocomplaciente no puede ser un discurso político. No hay adornos éticos ni sentimientos de dolor cercanos al perdón. Simplemente, lectura salvífica sin tapujos de una estrategia de violencia en política que termina su ciclo, sustituida por otra de tenor democrático -veamos- en el que se suponen mayores ventajas para el mismo fin.

Evidentemente, para un vasco, que ETA se desmantele y ponga fin a su ciclo de violencia política (de terrorismo), es muy buena noticia. Mirado con los ojos de las víctimas de tanta barbarie y con la cabeza moral de muchas personas de bien, de gente que vive el pacifismo y la fraternidad como algo irrenunciable en su vida, es deprimente en su argumentación y silencios. Nada hacia las víctimas, nada hacia la mayoría sufriente del pueblo vasco hasta llegar la paz, nada sobre el pasado de ETA como vanguardia ajena a la presión democrática de los ciudadanos, nada sobre el dolor sentido por los destrozos humanos de su estrategia. Nada. Hoy era el día de la política y ETA no está para regalos al enemigo.

Quizá este sea el mayor problema democrático de ETA para el futuro: curarse de su conciencia fanática de amigo-enemigo y venir a la política de los iguales y diversos, ¡legítimamente tales! en su sociedad y pueblo.

José Ignacio Calleja
Profesor de Moral Social Cristiana
Vitoria-Gasteiz

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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