Presenta su nuevo libro sobre un "jesuita socialista en medio de la clase obrera"

Juan Antonio Delgado: «Díez Alegría quería hacer una sociedad democrática»

"Se convirtió en padre intelectual de la Teología de la Liberación al ser quien la trajo a España"

Juan Antonio Delgado: "Díez Alegría quería hacer una sociedad democrática"
Juan Antonio Delgado presenta su nuevo libro sobre José María Díez Alegría RD

Díez Alegría empezó a escribir y a trabajar, sobre todo, porque nos diéramos cuenta de que no solo "otra Iglesia" era posible, sino de que "otro mundo" era posible

(Jesús Bastante).- Juan Antonio Delgado de la Rosa nos viene refrescando la memoria desde hace años, impidiendo que olvidemos a los grandes personajes de nuestra Iglesia española con sus libros. En esta ocasión se trata de «José María Díez Alegría. Un jesuita socialista humanista en medio de la clase obrera» (Endymion). Este jesuita criticó la estructura de la Iglesia, el imperativo de obediencia de los jesuitas y el régimen franquista. Perteneció a ese grupo de curas que pensaba «de otra forma» -como el padre Llanos, con quien trabajó-, estaba al lado de los desfavorecidos y no se calló, porque creía firmemente en una sociedad democrática, justa y humanista.

Juan Antonio, bienvenido.

Gracias.

Vienes a hablarnos de otro libro en el que nos recuerdas a uno de los grandes personajes de nuestra Iglesia española y que, lamentablemente, estamos comenzando a olvidar. En este caso se trata de «José María Díez Alegría. Un jesuita socialista humanista en medio de la clase obrera». Publicado por Endymion.

Vamos a empezar por el subtítulo: «Un jesuita socialista humanista en medio de la clase obrera».

Sí. La idea nace de un esfuerzo que estamos haciendo por recuperar la memoria de los curas obreros. Nos referimos a los curas que estuvieron cercanos a barrios, a la dimensión social. Y Díez Alegría fue en esta línea con el padre Llanos. Era un jesuita socialista porque él quería hacer una sociedad democrática, justa y humanista, en el sentido del Estado de Derecho democrático y social. Realmente, de no conculcar los Derechos Humanos.

¿Quién fue José María Díez Alegría?

Fue un jesuita que siempre estuvo vinculado a la Compañía de Jesús. Nació en 1911, se llevaba muy pocos años con el padre Llanos. En el libro aparece un capítulo especial, el último, dedicado a la relación que existió entre Llanos y Díez Alegría.

Empezó su andadura tendiendo y viviendo dentro del Régimen franquista. Pero pronto se dio cuenta, igual que Llanos, que no era un régimen propio de las libertades y de la democracia y empezó, desde el mundo intelectual al que pertenecía, a escribir y a trabajar, sobre todo, porque nos diéramos cuenta de que no solo «otra Iglesia» era posible, sino de que «otro mundo» era posible.

Un jesuita que no siempre fue jesuita: un jesuita «sin papeles».

Un «jesuita sin papeles» que Pedro Miguel Lamet sacó en el libro.

Díez Alegría escribe un libro en 1971 estando muy enfermo: «¡Yo creo en la esperanza… !». Y en el 72 sale el libro sin la censura eclesiástica, o sin la censura que los jesuitas, en ese sentido, querían tener. Fue un libro que le creó grandes conflictos de conciencia sobre todo, porque era un aspecto fundamental de crítica a cómo la Iglesia estaba en los años 70; cómo estaba configurado el propio Vaticano y además de cómo era el imperativo de obediencia de los jesuitas; una crítica que defendía la libertad de conciencia individual.

A causa del libro es exclaustrado de la Compañía de Jesús. Le acoge legalmente Antonio Palenzuela en Segovia (próximamente habrá un librito en la pastoral de conjunto en la región del Duero, donde estará Palenzuela como uno de los obispos más importantes).

Pero la acogida afectiva y social pastoral se la hacen en El Pozo, con el padre Llanos. Díez Alegría había estado en 1955 en Alemania porque había tenido problemas con la Compañía de Jesús y, como siempre en estos casos, le dijeron: «te vas de España y no nos crees muchos problemas». A él le mandaron a una gira de unos cuantos meses donde se entrevista con autores teológicos, como el padre Rahner, y aprende mucho. Está buscando cuestiones filosóficas de la libertad, de la libertad de conciencia, de la propiedad privada… Ya en este momento escribe al padre Llanos diciéndole que cuente con él.

Desde esa fecha, cuando a Arrupe no le queda más remedio que decirle que tiene que estar unos años fuera de la Compañía y pensarse lo que ha escrito en el libro «Yo creo en la esperanza», él se va definitivamente con Llanos.

Y cuando le piden retractarse de aquél libro él dice que en conciencia no puede, y termina siendo expulsado de la Compañía de Jesús, en la que llevaba más de medio siglo. Pero Arrupe dicta y escribe que puede estar y permanecer en las casas de la Compañía y, de hecho, estuvo en la casa de los jesuitas de Príncipe Pío, y después en la de Alcalá de Henares. Murió dentro de la casa provincial de Alcalá de Henares.

¿Por qué es importante Díez Alegría en la Iglesia de esos años? Esa Iglesia que trata de desembarazarse de la vinculación con la cruzada y con el Régimen, pero cuyos máximos responsables todavía están ahí.

Tendríamos que enumerar, para que fuera práctico para los que nos escuchan, por si les interesa ver esta biografía, algunos puntos acerca de Díez Alegría:

– Es un personaje que trae la teología de la liberación a España: cuando fue profesor en la Gregoriana de Roma, de donde es expulsado por todo el problema del libro, se relaciona con Pietro Brugnoli, modelo de esos sacerdotes que piensan de otra manera. Y también con Porfirio Miranda. Establece unos vínculos en las relaciones cristianismo-marxismo que son fundamentales para entender esa afinidad. Y además entiende y trae lo que tiene de fundamental la teología de la liberación en España, convirtiéndose así en el padre intelectual de esa teología.

– Aparte de esta relación cristianismo-marxismo, también aporta un modelo distinto en la Compañía de Jesús, que jesuitas como García Salve, que es del año 31, siguen ese modelo.

– Y un aspecto también importante es que son jesuitas que han abierto un modelo social en la Iglesia.

– Como intelectual, Díez Alegría tiene mucho que aportar. En el libro se dirimen muchas más cuestiones de por qué es un modelo fundamental y, sobre todo, de crítica al régimen.

¿Podría ser un modelo para la actual situación en la Iglesia y en la sociedad?

Sí. Tuvo una corriente de seguidores con Tamayo Ayestarán, que era uno de los estudiosos del propio Díez Alegría. Evidentemente, ya no existe esa corriente, pero no solamente está Díez Alegría; está Llanos y está una serie de personajes junto a estos jesuitas que son un poco más jóvenes (hoy tendrán ochenta años) que son un modelo de referencia para ver cómo el cristianismo tiene una base social relevante. Y, sobre todo, que es posible que dentro de las comunidades cristianas pueda existir un modelo de Iglesia donde las personas y los laicos sean fundamentales.

Díez Alegría participó en el Concilio Vaticano II de forma indirecta porque Herrera Oria le pidió redactar dos cuestiones importantes del Concilio: si vemos la «Gaudium et spes» está, de puño y letra de Díez Alegría, todo el tema del sindicalismo; la posibilidad de tener una apertura. El tema de la la lucha por la paz y la crítica a la carrera armamentística.

Tú te has dedicado en tus estudios y en tus libros a intentar reivindicar de alguna manera a personajes de la Iglesia española que fueron muy relevantes y que, desgraciadamente, se están olvidando. No solo Díez alegría, también Mariano Gamo, etc.

¿Quiénes son ese póker de ases y por qué esa labor?

Hay una labor fundamental: la memoria histórica no se basa solamente en conocer algunos datos, que es lo que nos ha pasado, sino que hay personas muy concretas, como el propio Díez Alegría, el padre Llanos o García Salve («el cura Paco»). O, si quieres, el movimiento de la propia juventud obrera cristiana como institución, la JOC, que fue un elemento fundamental. O todo el tema de los obispos, algunos esenciales en la transición a la democracia, sobre todo en la región del Duero, que era un bastión nacionalista.

Hay que ir a buscar esos elemento para comprobar que aún nos sirven para vivir un modelo de Iglesia que, por ejemplo, en la Iglesia de Madrid se podría establecer, porque entre los obispos auxiliares de Madrid hay algunos que, yo creo, tienen una sensibilidad muy importante para poder establecer esta relación de Iglesia; el designio que Jesucristo también decía de estar con la gente más sencilla.

¿Llegamos tarde o todavía hay tiempo?

Hay tiempo, porque la Iglesia es un institución que lleva mucho tiempo pero, pasito a pasito…

Te lo digo, también, porque la gran diferencia con respecto a otras etapas de la historia es que hoy la iglesia en España es prácticamente irrelevante para muchos de sus fieles. Sus opiniones no interesan y no son seguidas por el común de los fieles.

Sí, pero se están haciendo cosas, me consta. La Fundación Padre Llanos, por ejemplo, en El Pozo, tiene una gran labor de memoria de lo que fue Llanos. Él fue más allá de solo-ser-un-jesuita-que-estaba-allí. Y seguramente se le valora en conjunto. Díez Alegría es un referente también intelectual: me doctoré en Filosofía y en Historia contemporánea, y mi tesis doctoral en Filosofía era recordar, sobre todo, que en el plano intelectual Díez Alegría trabajó mucho el deber y la obligación moral. Y la Universidad también tiene que recoger esto. Los propios institutos, ¿cómo no vamos a hablar de la oposición al Régimen que vivió la Iglesia? Esto a nivel académico e intelectual tiene un valor. Y a nivel concreto y local, en muchos barrios se sigue dando guerra, como por ejemplo Mariano Gamo, que está trabajando mucho desde esa perspectiva, desde su edad, desde la situación que hay en Vallecas… Y García Salve, que ha muerto hace muy poco, como sabemos.

¿Qué crees que le diría Francisco a Díez Alegría si pudieran encontrarse? O al contrario: ¿qué le diría Díez Alegría a Francisco?

Justo hoy se da un hecho curioso: el editor de Endymion, Diego Iturriaga, se encuentra en una recepción con el Papa y ha llevado este libro por si puede dárselo. Y se lo ha dado al prepósito general de la Compañía, al padre general. Ayer se lo dio en mano. Y hoy intentaba, en esa audiencia que tenían varias personas con el Papa, acercárselo.

Seguramente para Francisco sea un referente, y le agradecería a Díez Alegría lo que ha hecho. Quiero decir que el papa Francisco está restaurando también, de alguna manera, con los últimos nombramientos de personas que están al lado del pueblo. Y le diría exactamente lo que diría a los cardenales que ha nombrado. Y Díez Alegría, que tiene un humor trascendente muy fino, le agradecería el que Dios le haya conservado un poco la vista izquierda y el oído izquierdo para escuchar, a este Papa.

Juan Antonio, muchas gracias. El libro, editado por ediciones Endymion, “José María Díez Alegría. Un jesuita socialista humanista en medio de la clase obrera”.

Gracias a ti.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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