Jesús Bastante

No matarás… ni dejarás morir

"Ésta, también, es la clave de la 'cultura del descarte' contra la que lucha el Papa Francisco"

No matarás... ni dejarás morir
Jesús Bastante

Nadie debería tener el derecho absoluto sobre la vida de ningún ser humano. Nadie

(Jesús Bastante).- ‘No matarás‘. Es una de las premisas de la fe. El quinto mandamiento, el más concreto y, sin embargo, el más interpretado. Francisco acaba de cerrar cualquier resquicio de justificación, explicación o autorización al hecho, que existe desde que el mundo es mundo, de que un ser humano acabe con la vida del otro. Matar, al fin, ha salido completamente del Catecismo. ¿Y de la vida de los que nos decimos cristianos?

Sobre el papel, parece claro. Ninguna persona de bien, medianamente decente, acabaría conscientemente (la legítima defensa es otra cosa, muy distinta) con la vida de otro. No es lícito coger una pistola o un cuchillo y segar una vida. Eso parece claro. Pero tampoco lo es que la muerte sea el castigo ‘legal’ ante cualquier delito, por más cruel que sea. El tiempo de las guillotinas ya pasó: ojalá suceda lo mismo con las inyecciones letales, la silla eléctrica o los pelotones de fusilamiento.

Evidentemente, tampoco se puede matar en nombre de ningún dios. Las justificaciones del Antiguo Testamento son nulas hoy, como bien ha explicado Xabier Pikaza. Y mucho menos acabar con las vidas más débiles, estén al comienzo o al final de su existencia, sufran una enfermedad incurable o pensemos que no son ‘útiles’ para la sociedad. Nadie debería tener el derecho absoluto sobre la vida de ningún ser humano. Nadie.

 

 

Pero, además de no matar, el mandamiento debería introducir otra premisa, que lamentablemente nuestra sociedad no tiene en cuenta: no dejar morir. Y hoy, en nuestro mundo civilizado, dejamos morir de hambre, sed o enfermedades curables a millones de personas que han tenido la mala suerte de nacer en el continente equivocado; dejamos que miles de hombres y mujeres se ahoguen en las mismas aguas con las que refrescamos en esta ola de calor; permitimos que se rasguen los tendones con las concertinas que protegen nuestras fronteras pero esconden nuestro corazón-coraza; desechamos a aquellos que no nos sirven. Por no hablar de las ‘muertes en diferido’ que provocamos con los negocios de la venta de armas o la trata de seres humanos.

Y es que, para un cristiano, no sólo basta con cumplir el Mandamiento: «No matarás». También hay que comprometerse, de pleno, con su continuación: «Ni dejarás morir». Ésta, también, es la clave de la ‘cultura del descarte’ contra la que lucha, con todas las armas a su alcance (fundamentalmente, el Evangelio), el Papa Francisco. ¿Seremos asesinos, o samaritanos?

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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