"A las Iglesia no le queda otra que la capacidad creativa y la adaptación"

Manuel Mandianes, al Papa: «A nadie se le oculta que el Vaticano, por momentos, es una olla a presión»

"Los que te critican suelen tener profunda nostalgia de un pasado idealizado y una visión muy negativa del presente"

Manuel Mandianes, al Papa: "A nadie se le oculta que el Vaticano, por momentos, es una olla a presión"
Cuervos contra el Papa

Durante mucho tiempo y para muchos, el cristianismo ha sido como la negación de todo lo que gusta cuando debería ser todo lo contrario

(Manuel Mandianes, antropólogo).- Querido Papa Francisco, ya has tenido tiempo de experimentar y sentir que no todos, ahí dentro, tienen la misma sensibilidad para sentir de la misma manera las diferentes corrientes. Distintas sensibilidades sienten las corrientes de distinta manera. Es difícil concebir que algunos no vean lo que es meridianamente claro. Hay actuaciones y declaraciones que suenan abiertamente a chantajes que si no fuera por tu calma y bonhomía te hubieran puesto en un brete.

A nadie se le oculta que el Vaticano, por momentos, es una olla a presión. Pero las incógnitas frente al futuro no te paralizan ni anquilosan. En tu Buenos Aires querido has aprendido como los hombres y las mujeres funcionan frente a lo desconocido, la inseguridad y la inestabilidad.

Una de las realidades inevitables de la vida es que todo cambia. Por eso, la persona que se anquilosa y no cambia estará siempre dislocada, fuera de lugar y, por lo mismo, se sentirá desgraciada. «Si tu no cambias estarás siempre en desarreglo». La Iglesia no puede cruzarse de brazos ante los cambios ni echar a mala parte el vaciamiento de las iglesias sino buscar nuevos espacios. A la Iglesia no le queda otra, como a ninguna institución si quiere sobrevivir, que la capacidad creativa y de adaptación como lo hizo siempre.

Qué difícil es convencer a los agentes pastorales de la utilidad de usas las nuevas tecnologías que no son más que el uso de la ciencia para mejorar la vida de las personas y, en nuestro caso, facilitar la evangelización. En nuestros días, y gracias, al menos en parte, a las nuevas tecnologías, hay personas con gran talento que pasan desapercibidas y otras con talento muy escaso o nulo, triunfan. En realidad, nunca el talento fue sinónimo de éxito ni a la inversa, el éxito de talento. La libertad no genera corrientes, sino que asegura la unidad.

Para muchos católicos, religiosas, sacerdotes, el mundo es algo extraño. Muchos creyentes y aún jerarcas de la Iglesia son pesimistas ante el futuro del cristianismo, tu das la impresión de que te mueve una gran esperanza con raíces en una profunda fe en la palabra de Jesús. El sacerdote debe de ser formado para ver el mundo de frente no para ser un monje como hasta ahora ha ocurrido con frecuencia. En las clases de filosofía y teología se denigraba y ridiculizaba y declaraba enemigo al que no pensaba, concretamente, como Santo Tomás.

Santo Tomás y los padres de la Iglesia son admirables escritores y enormes filósofos y teólogos, pero pensaron y escribieron en un tiempo condicionados por una cultura como no puede ser de otra manera. El sacerdote debe de conocer a fondo las corrientes filosóficas para poder rebatir su falsedad o aprobar sus puntos útiles para la pastoral. Los escritores hostiles y críticos de la teología se suprimían o borraban. Es lo que hacen los partidos políticos con sus oponentes.

Muchas personas con responsabilidad en la Iglesia no se han dado cuenta que la tecnología es parte de la generación que llega este año a la mayoría de edad, que son cibernéticos intelectual y casi materialmente y piensan que las posiciones de poder están ocupadas por gentes que no lo merecen y eso provoca en ellos una gran desafección. Para bien y para mal, el poder de la palabra es enorme. El sacerdote tiene en común con el profesor ser comunicador y por eso, el sacerdote debería prepararse a fondo cada día.

La sociedad se mueve a un ritmo más lento que las élites, pero en el caso de muchos líderes eclesiásticos ocurre lo contrario: la sociedad va más de prisa que ellos quienes dicen: «el evangelio es una cosa seria que no se puede seguir por las modas». Esto es cierto pero lo que estos dicen, olvidan que la moda, en general, va unida a un cambio social y que nosotros y nuestras costumbres son efímeras. Muchos confunden su comodidad con la fidelidad a Cristo.

«A estas alturas de la vida no tengo que averiguar mucho, lo intuyo. Tal vez la maravilla esté en conservar lo perenne del Evangelio en vasijas de barro y arcilla, dice la sabiduría popular», me dijo un viejo sacerdote. Buena parte de los que te critican suelen tener profunda nostalgia de un pasado idealizado y una visión muy negativa del presente que tienen delante de los ojos.

Las cosas ocurren y la ocurrencia de las cosas es distinta al mismo tiempo en distintos lugares y distinta en el mismo lugar en distintos tiempos. El mundo se mueve haciendo cosas no pensando en hacerlas. La vida no es una fórmula matemática sino un partido (Gomá), no es algo lineal sino un recorrido con recovecos, con curvas, con badenes. Hay que enseñar y mostrar a todos que la vida no está predeterminada y que el fracaso y el éxito son una ilusión y que lo único real es como decidimos vivir

Has entablado una lucha sin cuartel contra la trata de blancas, la inmigración desesperada, el narcotráfico, que son algunas de las esclavitudes de nuestros días. El evangelio lucha por la trascendencia de la persona, pero la trascendencia llevaba consigo la dignidad. Por eso el cristiano debe de hacer política empujado por la fe.

Ahora bien, el evangelio no dirá nunca desde qué bando el cristiano tiene que hacer política, solo que debe de luchar, incluso con pragmatismo y ductilidad, incluso siendo oportunista, sin renunciar al ideal de hermandad entre todos los seres humanos, por la dignidad de las personas.

Muchos mandamases y jerarcas que se creen en la posesión de la verdad se ofenden por el simple hecho de que alguien, aunque lo haga con humildad y sencillez, levante la voz para decir algo que no sea amen a lo que ellos dicen y piensan. La ejemplaridad «no puede ser una doctrina que niegue la posibilidad de equivocarse», dice Gomá.

Estamos en un mundo multisensorial, en el que los gustos y los sentidos se explotan y se disfrutan. Hay que propiciar, siempre que no vaya contra principios fundamentales, lo que favorezca la connivencia entre las diferentes sensibilidades y permita diluir tensiones. Muchos debates morales y éticos, susceptibles de una cierta libertad personal, resultarán mucho más beneficioso a la comunidad que un consenso artificial e incierto. Amar y poseer son dos cosas muy diferentes, su confusión puede ser de efectos catastróficos y su distinción difícil pero fundamental y necesaria. Hay que ser valientes y enfrentar los conflictos sin provocar.

Tal vez el amor y el respeto a los demás sea la base fundamental de un comportamiento humano y digno. Sobre esta base, y desechando muchos prejuicios, armados de cariño y paciencia, se puede considerar el mundo como un laboratorio social de experimentos, ensayos, que lo mejoren cada día. Cada día es una etapa de la vida y de la historia que nunca se queda quieta. Tu eres, Francisco, una persona que sabe aprovechar las oportunidades que te da la vida.

El azar tiene interesantes ángulos que muchas veces nos guía sin que nosotros caigamos en la cuenta. Se dice que la fortuna sonríe a los audaces pero que se olvida con frecuencia que la humildad es la verdadera audacia. A veces se gana perdiendo y se pierde ganando. A veces hay que disgustar a unos para contentar a otros. La educación es la puerta para un mundo más ancho y extenso. Para adquirirla hay que tener confianza en uno mismo y ser fiel a las propias convicciones.

Son la voluntad y la decisión las que nos meten en los importantes proyectos, tal vez aparentemente pequeños, inútiles y sin importancia. El cambio casi siempre ocurre empujado desde abajo, gritando fuerte y forzando al poder de tal manera que no pueda ignorar la necesidad de un cambio ni evitar que ocurra. «Cuando alguien te ofende, perdonar es la única formula para alcanzar la tranquilidad y calma espiritual», es tu filosofía. El éxito y el fracaso, el amor y el miedo son mapas de la navegación humana.

La fe de mucha gente es tan inoperante como el comunismo de un multimillonario y tan simple como una canción de verano en vez de ser una reconstrucción polifónica de la vida: humor, liviandad, sutiliza, comprensión, misericordia, cariño, sabiendo que ninguna nueva luz puede iluminar el cielo como lo hace Jesús para encontrar nuestro lugar en el mundo.

Nada apasiona tanto como lo que gusta. Durante mucho tiempo y para muchos, el cristianismo ha sido como la negación de todo lo que gusta cuando debería ser todo lo contrario: Cristo debería ser la pasión por la vida, la belleza, el misterio, lo sagrado. Jesús debe de ser conocimiento y pasión, compromiso y deleite, compromiso y goce de vivir. Abandonar a Jesús para quien fue creyente debería ser como abandonar un pedazo importante de su vida y no verse libre de una carga. Jesús, además de Dios para los creyentes, es un hombre con sus éxitos y sus fracasos a quien, para presentar a la gente de hoy, hay que poner vaqueros.

Querido Papa Francisco, das la impresión de que te place lo que haces y tratas de llevar adelante tus convicciones, aunque el mundo se ponga en contra, pero, al mismo tiempo, no tienes ambición de conseguir desempeñar un papel de rango histórico. Tu vida sencilla encarna el dicho popular y verdadero: «aquí estamos de paso», por eso, en ti, todo suena a verdad, sigues siendo tú: dices lo que crees que debes decir, no te crees el personaje porque tienes muy claro el mensaje. Has dejado de ser un niño con pantalón corto, pero nunca has dejado de ser curioso, apasionado, de preguntarte por qué y para qué.

Te acusan de ser ingenuo y humorista pero tu ingenuidad y sentido del humor no son candidez ni simplismo sino algo necesario para escapar de la estupidez y del fanatismo. Te acusan de opinar sobre todo y en caliente. Yo opino que la contestación a los problemas hay que escribirla y dejarla una noche sobre la mesa para leerla la mañana siguiente y ver si sí o si no seguimos opinando, pero cuando estás, respiras y sientes con el pueblo de Dios te das cuenta de que ya solución es ahora o, ya, o será siempre tarde.

Hay que ser capaces, como tú, de ver la vida y el mundo a través de los ojos de los demás. Aquí, en la tierra, el paraíso está allí donde queramos construirlo. Podemos convertir cualquier cosa en algo contemplativo. Tomarse en serio no quiere decir negarse a disfrutar de la vida. Tú no tienes miedo a la vida porque te sientes bien en tu piel, aunque te duele el dolor del mundo. Asistimos al cambio de estereotipos milenarios. O renovarse o morir. Usted sabe bien que lo mejor es, en muchos casos, enemigo de lo bueno.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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