Los estadounidenses - con más de 50 expulsiones - son los más afectados por esta caza de brujas
(Ferede).- El pasado viernes 9 de julio, unos 100 manifestantes se apostaron frente al Consulado de Marruecos en Barcelona con pancartas, silbatos y consignas reivindicativas para protestar «por la injusta expulsión en Marruecos de la cooperante catalana Sara Domene el pasado 25 de junio».
Además de hacer ruido con silbatos y exhibir pancartas reivindicativas, los representantes de la Iglesia Evangélica de Sant Boi a la que Sara pertenece, entregaron una carta de protesta al vicecónsul, quien se negó a la petición de pasarla por el registro para que quedara constancia de la misma.
Según los convocantes, en la carta se expresa el desacuerdo con el gobierno de Marruecos y se pide una explicación de los hechos que causaron la expulsión. «Si se acusa a la cooperante expulsada de proselitismo, pedimos pruebas que lo demuestren», señalan. También se pide que se retire la orden de expulsión y se paguen los gastos ocasionados.
La protesta pretende, así mismo, concienciar a las autoridades españolas de su responsabilidad en la protección de los derechos humanos en Marruecos con todos los cooperantes y especialmente con los ciudadanos españoles.
En la carta entregada y dirigida al Cónsul, se hacía mención al «trato favorable que miles de ciudadanos marroquíes o de otras nacionalidades reciben en las iglesias evangélicas o católicas en toda España y el trato desfavorable que los ciudadanos españoles cristianos reciben del gobierno de Marruecos«. Algo que consideran incomprensible».
La cooperante española Sara Domene es la última víctima, hasta el momento, de la ‘caza de brujas’ impulsada desde el Ministerio del Interior marroquí contra los cristianos -en particular contra los evangélicos- desde el pasado mes de marzo.
Los expulsados, acusados sin pruebas y sin intervención judicial, de «proselitismo», sobrepasan ya el centenar, cifra que puede seguir aumentando en las próximas semanas a juzgar por la indiferencia y el desprecio mostrados hasta el momento por el Gobierno de Rabat hacia los gobiernos y las instituciones que le han pedido explicaciones, así como el cese del acoso contra los cristianos y el respeto por los derechos humanos.
La única vez que Marruecos suspendió expulsiones, fue ante la presión de los EE UU, que protestaron al tener conocimiento de las órdenes de expulsión recibidas por una docena de ciudadanos estadounidenses, también evangélicos. Por nacionalidades, los estadounidenses – con más de 50 expulsiones – son los más afectados por esta caza de brujas; españoles hasta el momento se cuentan dos, aunque si se suman los que habían sido expulsados en los últimos dos años, son algunos más.
A diferencia de lo ocurrido en los EE UU -donde incluso un congresista ha pedido a la Secretaria de Estado Hillary Clinton que se suspenda la ayuda de más de 600 millones de dólares que recibe Marruecos de ese país-, el Gobierno español ha sido escaso en manifestaciones públicas, aunque ha insinuado algún tibio reproche y sugerido alguna iniciativa, de la que hasta el momento no se tiene constancia.
Sin embargo, el asunto fue llevado al Congreso por el Grupo Parlamentario Catalán (CIU) que presentó una Proposición No de Ley, en la que emplaza al Gobierno a que proteja la libertad religiosa y de culto en Marruecos y en otros países que no la respetan.
Por su parte, el secretario general del Consell Evangèlic de Catalunya (CEC), Guillem Correa, ha anunciado que tratará el tema de la expulsión de la catalana Sara Domene en su próxima reunión con el Vicepresidente de la Generalitat, Carod-Rovira.