Lo que está en juego no es el porqué de esta crisis, sino cómo queremos salir de la misma
(Jesús Bastante).- «Es claramente posible, y no es caro, acabar con la pobreza severa en España«, apostó Francisco Lorenzo, responsable de estudios de Cáritas Española, durante la presentación del informe «Análisis y Perspectivas 2014» de Foessa, que hoy se ha presentado en Madrid. Y la apuesta viene con propuestas: «Con 2.600 millones de euros, un coste inferior al rescate de las autopistas«.
«Hay salidas, y tenemos que seguir haciendo propuestas para la sociedad. Tenemos muchos motivos para la esperanza«. Marisa Salazar, responsable de Comunicación de Cáritas Española, puso voz al «nuevo estilo» de Cáritas. Un nuevo mensaje, que junto a la denuncia apueste por «las respuestas para cambiar las cosas«. «Tenemos que dejar de ser profetas de desventuras», recalcó.
Un informe especial, que coincide con el 50 aniversario de la Fundación, tal y como señaló uno de sus responsables, Francisco Lorenzo. «Es necesario un cambio de modelo, donde sea la persona la que se sitúe en el centro», apuntó Lorenzo. «Es el momento de los derechos sociales«, recalcó.
«Hay experiencias que se están poniendo en marcha. A pesar de la crisis hay espacios a los que agarrarnos, y que hay que cuidar e impulsar. Es el momento adecuado. Sería un error pensar que la crisis va a desaparecer por sí sola«, subrayó Francisco Lorenzo.
En el documento se apunta que «urge una apuesta por la cohesión social». Para los expertos de FOESSA, esto supone una oportunidad a la hora de construir una respuesta más solidaria y participativa a los efectos de una crisis que siguen siendo visibles, si se tiene en cuenta que durante 2013 se ha consolidado la tendencia de pérdida de disminución del nivel medio de renta en España -un retroceso de dos puntos y medio desde 2010- y se han agudizado las diferencias de renta entre los hogares.
Según los datos analizados en el documento, la renta media de la población española es, en términos reales, inferior a la que había en el año 2000, hasta el punto de que el nuestro se ha convertido en uno de los países de la Unión Europea donde la renta se reparte de manera más inequitativa. «Sólo Letonia y Bulgaria están por debajo de nosotros», argumentó Lorenzo. Además, las formas más severas de pobreza son las que más han aumentado con la crisis, llevando a nuestro país a los primeros puestos del ranking europeo en cualquier clasificación que se haga de indicadores de pobreza.
«La crisis ha afectado a todos, pero no a todos por igual». Al mismo tiempo, se da un doble proceso de empobrecimiento de la sociedad española, caracterizado por una caída de las rentas y el aumento de la desigualdad en su reparto, con un hundimiento de las rentas más bajas. Esto ha supuesto que el porcentaje de hogares sin ingresos haya crecido del 2% al 4% en el último trimestre de 2013 y que el número de hogares en esta situación haya pasado desde unos 300.000 a mediados de 2007 a casi 700.000 a finales de 2013.
«En la medida en que seamos capaces de aplicar medidas redistributivas, vamos a ser capaces de salir de esta crisis mejor», incidió Lorenzo. Hay más personas que están en situación de pobreza, según los datos. «Es importante habilitar un programa de ingresos mínimos, porque es claramente posible acabar con la pobreza severa en nuestro país. Y no es caro hacerlo«.
Por su parte, Guillermo Fernández, uno de los responsables del estudio, hizo un breve repaso de los datos del mismo. «Hemos pasado de 7,3 millones de personas en 2007 a 11,7 millones en situación de exclusión social en 2013, un 48% más», subrayó.
Si más allá de pobreza económica hablamos de exclusión social, FOESSA comprueba cómo el empeoramiento de la situación social en España se extiende a amplios sectores de la población. Actualmente, solo 1 de cada 3 personas en nuestro país se encuentra libre de los 35 problemas que se han identificado en el primer avance de resultados la Encuesta FOESSA, lo que suponen 16,5 puntos menos que en 2007. Ese núcleo central de la sociedad española que llamamos integración plena es ya una estricta minoría, mientras que el espacio social de la exclusión social –que era en torno a un 16,3% de la población en 2007–, se ha intensificado notablemente hasta alcanzar al 25,1% de los hogares en 2013
Un total de 11,7 millones de personas (3,8 millones de hogares) están afectadas en España por distintos procesos de exclusión social, lo que supone 4,4 millones de personas más que en 2007 (un incremento del 60,6%).
Asimismo, 5 millones de personas se encuentran ya afectadas por situaciones de exclusión severa, un 82,6% más que en 2007.
No cabe duda de que son los ámbitos del empleo, de la vivienda y de la salud los que más han aportado al aumento de la fractura social:
– La incidencia de los problemas de exclusión del empleo se multiplican por 2,5 y los de salud se duplican. Nada parece indicar que la implementación de la reforma laboral haya contribuido a la creación de empleo –que ha seguido destruyéndose después de su puesta en marcha– ni a la reducción de la temporalidad de las nuevas contrataciones.
– Los problemas de vivienda, que partían de un nivel relativamente elevado, se incrementan un 36%.
– Es significativo el incremento de los hogares que para mantener su vivienda deben hacer un esfuerzo económico tan importante que los coloca en situaciones de pobreza severa una vez descontados los gastos de vivienda.
– Y es también importante el aumento de hogares que presentan dificultades para comprar medicamentos.
En este contexto, sin embargo, existen indicadores que apuntan al mantenimiento de un gran recurso de capital social en la sociedad española, que es de vital importancia preservar: el papel desempeñado por la familia ha sido una muestra evidente de un poderosísimo elemento nuclear con el que cuenta nuestra sociedad para enfrentar las situaciones más complicadas. «Las relaciones sociales y familiares se mantienen«, destacó Guillermo Fernández. «Aquí tenemos un capital fuerte del que partir». También en la educación, básica para construir una sociedad más justa.
Aún con políticas sociales insuficiente y con escasa protección, la familia -y, en general, las redes sociales primarias y las relaciones entre la ciudadanía– siguen resistiendo. Sufriendo el desgaste que implica la crisis, pero demostrando ser uno de los cimientos sobre los que construir.
¿Qué está en juego?, se preguntan desde Cáritas. «Lo que la crisis ha evidenciado es el carácter contracíclico de nuestra economía, es decir, crece la pobreza en época de recesión, pero no se recupera en la misma medida en épocas expansivas». Lo que falla es el modelo y, en concreto, ver si España apuesta o no firmemente por un modelo en el que la persona y su dignidad ocupen el lugar central de todas las prioridades, y donde el bien común marque la hoja de ruta.
En 2013 no solo no se invirtieron los procesos que desde 2010 vienen restringiendo el acceso a los derechos sociales, sino que se ha seguido avanzando por la senda de recortes en algunos bienes básicos, la pérdida de intensidad protectora de prestaciones sociales y la creciente exclusión de grupos de población de algunos servicios básicos de bienestar.
En ese sentido, los expertos de FOESSA alertan de que la progresiva diferenciación ciudadana en el acceso a derechos básicos marcará nuestra estructura social en los próximos años que, en una visión muy sintética, muestra una tendencia que podría resumirse como de pobreza creciente y derechos menguantes.
Pese a todo, «otro camino es posible». Los ciudadanos, apuntaron desde Cáritas, no aceptan que éste deba ser el único camino posible. Cada vez hay más voluntarios y organizaciones ciudadanas que se implican, asi como multitud de iniciativas sociales o de economía solidaria. «Lo que está en juego no es el porqué de esta crisis, sino cómo queremos salir de la misma», señaló Francisco Lorenzo.
En este sentido, la propuesta de Cáritas es la de salir todos y cada uno, juntos y sin que nadie quede abandonado a su suerte y a las injusticias de un modelo que claramente ha mostrado sus debilidades.
Como los autores de «Pobreza y Cohesión social» insisten en recordar, no es posible esperar más para llevar a cabo medidas redistributivas que impulsen procesos de cohesión social.
«Caminar hacia un modelo dualizado -asegura Francisco Lorenzo– es aventurarnos a la falta de entendimiento y de convivencia. Es renunciar a la construcción de un proyecto común. Por el contrario, un compromiso firme por la cohesión social, por el ´rescate a las personas´, supondrá sentar las bases de una recuperación real que vaya más allá de algunos indicadores macroeconómicos». «La sociedad recuperará la credibilidad en aquellos proyectos e instituciones que apuesten firmemente por ello», añade.
«La apuesta que hagamos ahora va a marcar nuestro futuro«, culminó Lorenzo.