Hoy nos toca ceñirnos la toalla del servicio, la que nos ha entregado nuestro hermano y maestro en la última cena, y creer que el crucificado resucita
(Consiliarios AC de Mérida-Badajoz).- Estamos en semana santa, en la que la Pasión de Jesús de Nazaret va a ocupar nuestras calles y la vida de los creyentes católicos. Lo hacemos en un momento en que nuestro pueblo está sufriendo y llevando una cruz pesada, que se ha hecho más intensa, extensa y crónica como la propia pobreza. En esta realidad vemos los pasos y figuras vivientes de la pasión que van más allá de las esculturas y de la teatralización de la pasión en muchos de nuestros pueblos. En Cristo se nos dijo que lo que hiciéramos con los últimos, con los que sufren, lo estaríamos haciendo con él, identificándose con la pasión humana. El Papa actual nos está llamando continuamente a ser una iglesia pobre y de los pobres, de los que sufren y nos sentimos interpelados para entender la realidad de nuestro pueblo con las claves de la pasión y muerte de Cristo.
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