En el Sur la gente muere de soledad antes que de ébola
(Jesús Bastante).- Hoy nos acompaña José María Viadero, director de Juan Ciudad ONG, que viene a hablarnos de que en África se muere de ébola y de otras muchas enfermedades. Entre otras cosas, pretende recordarnos que con la globalización, en dos horas podemos presentarnos en el Sur, desde el Norte: no hagamos entonces que haya enfermedades «sólo de los pobres». Despertemos en esta Pascua.
Feliz Pascua, José María. Los hermanos de Juan Ciudad estáis presentes en un montón de países.
Nuestras celebraciones duran 24 horas, porque se van continuando por todo el mundo, por las diferentes zonas horarias.
Cuando hablamos de Semana Santa, hablamos sobre todo de crucificados, del Viernes Santo… Solemos recordar a todos los olvidados que hay en la tierra. Pero Jesús resucitó el Domingo. ¿Resucita para todos?
Jesús resucita para todos no sólo teológicamente hablando. Lo que pasa es que la Resurrección es una experiencia de fe. Por eso no todos la viven de la misma manera ni con la misma intensidad. Yo pienso que hay estados de Resurrección. Lamentablemente, tienes razón en que a veces la Semana Santa nos lleva a ese mundo del dolor pero, al acercarnos a la injusticia, nos preguntamos si realmente mereció la pena la Resurrección. Si la Redención nos llega a todos por igual. Todos estos son los interrogantes de un cristiano de a pie, que son normales, porque la fe sin interrogantes yo creo que es menos fe.
Con estas fechas he recordado una conversación que tuvimos tú y yo cuando regresabas de Sierra Leona, de Liberia; de aquellos lugares donde la experiencia del dolor se sigue viviendo, y donde vosotros, como congregación y como ONG, la habéis compartido hace muy pocos meses. ¿Cómo ha sido esa experiencia del dolor ante el ébola? ¿Se sigue viviendo con horror, o hay allá en África brotes verdes?
Fue una experiencia de sentimientos encontrados. Necesité decir que durante mi estancia allí sentí el vacío de los hermanos que se han ido, y por otra parte sentí su presencia todavía viva, irradiando esperanza. También a veces me sentía invadiendo un espacio sagrado… Pero creo -y lo comento cuando hablo con otros hermanos- que, con todo el calvario que hemos sufrido tras la desaparición de los hermanos y el cierre del hospital, así como el abandono de la gente que ha padecido el ébola -más de diez mil han sido los casos de muerte-, hemos vivido una gracia. Yo no la entiendo, porque preferiría tenerlos a ellos aquí que tener esta gracia.
Es que es complicado, incluso para la gente que tenemos fe. Pero tiene que ser un ejemplo el de los que, españoles o no, dieron su vida por los demás.
Yo así lo pienso. Las gracias siempre son difíciles de entender. Ya que la hemos vivido, no la hemos de desperdiciar. Estoy seguro de que ellos no fueron conscientes de estar viviendo momentos tan extremos, pero efectivamente estaban dando su vida por su misión. Sucedió, no más, y tenemos que ser capaces de gestionarlo bien, para que nos haga crecer como institución, como hermanos y como creyentes.
Tras esa experiencia de dolor, seguís trabajando en esos lugares que parecen de nuevo olvidados por Occidente. Nos has traído un pequeño mapa de cómo está la situación del ébola hoy. Cuéntanos.
Este mapa es la situación a 1 de abril, hace una semana. Podemos ver que en Liberia el último caso que ha habido ha surgido hace más de 30 días.
Se apunta por colores: ¿Cuánto más rojo, más gravedad?
Eso es. Entonces, son diferentes las densidades de las situaciones en territorio ébola: en Sierra Leona todavía siguen teniendo casos complicados, en Liberia, como he dicho, ya hace más de 30 días que no hay ninguno… Tras este caso de una persona que murió, ha habido una serie de contactos que están siendo monitorizados, para que no contagien en caso de que alguno dé positivo. Seguimos trabajando con esto, y en el tema de la maternidad y la pediatría. Hemos visto a más de dos mil mujeres en estos cuatro meses que llevamos de reapertura del hospital. Más de trescientos partos, cientos de cesáreas -el 43%, más o menos-, que son operaciones más complicadas en África que ahí. Hay que anestesiar, hay que abrir el abdomen de la madre, el útero… y es una cosa compleja, sobre todo en territorio de ébola, porque hay que prevenirlo también durante las operaciones.
¿Por qué es tan importante haber reabierto estos dos hospitales?
Es bueno porque la gente espera mucho de nosotros, siempre lo esperan de los hospitales católicos. Son casos vulnerables: esas mujeres dando a luz, si no lo hubieran hecho en un hospital, habrían muerto. Casi el 100%.
Cuando se cierra el hospital a causa del ébola, también se cierra la posibilidad de atender otras enfermedades, probablemente no tan virulentas en sí como el ébola, pero igual de importantes en muchos casos.
Sí, tampoco se pueden tratar, aunque no sean tan virulentas, porque el ébola tiene una mortandad del 50%. Pero hay otras que, en número, cuantitativamente, matan más que el ébola, como puede ser la simple malaria, que a pesar de lo que se la conoce hay que seguir tratándola. Se está investigando para erradicarla.
Hay que tener en cuenta que, si esta crisis ha llegado a estos parámetros, es porque los sistemas sanitarios de estos países donde se ha desarrollado el ébola -me refiero a esta última crisis- estaban muy debilitados y no tenían capacidad de reacción. Eso a sido la causa, sumado a que la comunidad internacional tampoco estaba preparada para ello. Lo dijo la propia presidenta de la OMS.
¿Hemos aprendido algo de esa realidad, o estamos condenados a repetir crisis como ésta?
Hace más de 30 años que el ébola se había diagnosticado en distintas partes de África, pero hasta que no ha tenido lugar esta tragedia no hemos aprendido sobre él, no lo hemos conocido. Ahora, se están haciendo intentos para superarlo (vacunas, prevención entre los sanitarios, a los que esta enfermedad ataca mucho… Es una enfermedad a la que se exponen los que la tratan) y en ese sentido creo que hemos mejorado y que se seguirá aprendiendo. Siempre se aprende, de la parte buena y de la negativa. Nos dará cancha para hacer nuevos protocolos, investigar más para proteger más…
Y para entender que, en este mundo globalizado en el que estamos, tenemos que tener en cuenta, como lo tenéis los hermanos de Juan Ciudad, que estáis ahí, que hay que trabajar juntos por estas enfermedades ante las que, lamentablemente, sólo hemos actuado cuando han llegado a uno de nosotros, al Primer Mundo.
Agradezco que nos deis esta oportunidad de nuevo ahora que ya cunde el silencio respecto al ébola. No ha dejado de existir: sigue habiendo nuevos casos y es nuestra obligación seguir contándolo. En este mundo globalizado, como has dicho, en dos horas puedes presentarte en el sur, desde el norte: no hagamos entonces que haya enfermedades sólo del sur. El sur empobrecido tiene que alertar a la opulencia de Occidente. Para nosotros es muy importante, contra el egoísmo, seguir manteniendo esta llama viva. Como la comunicación, en estos tiempos la salud es un asunto globalizado, y tenemos por eso una responsabilidad que afrontar: plantarle cara también desde el norte, e ir explicando que el ébola sigue ahí aunque aquí ya no nos enteremos. Tenemos que ir concienciando y sensibilizando.
Puede que se siga investigando para los tratamientos (las vacunas que antes has mencionado…), pero en general da la sensación de que en la calle la gente se ha olvidado de esta enfermedad. Como ha pasado con otras catástrofes: de accidentes aéreos a atentados. Llenamos los periódicos y después lo olvidamos. Pero sigue habiendo gente que se infecta y vosotros queréis hacer saber que todavía están muriendo.
Han sido 82 los nuevos casos confirmados. A veces, de una semana a otra se producen ligeros incrementos… Claro que hay gente que sigue muriendo de ébola en el mundo, y hay que decirlo, aunque sepamos que los medios de comunicación siempre necesitáis novedades y que las noticias tienen una duración. Pero una cosa es lo mediático y otra la constante de la realidad. Igual que las noticias se crean, creo que se pueden mantener: es nuestra responsabilidad no dejar de concienciar.
Pasado de moda el «boom» del ébola, la gente sigue muriendo.
El ébola es una más de las numerosos enfermedades olvidadas.
La mayor enfermedad es la desigualdad, que provoca estas injusticias: que un brote de ébola no tenga las mismas posibilidades de ser tratado en un lugar que en otro a sólo dos horas de vuelo donde sí se podrá salir adelante después de que vengan mal dadas…
Aunque es una enfermedad de alto porcentaje de mortalidad, porque no tiene prácticamente tratamiento, dependiendo de los cuidados que puedas ofrecer el paciente va a tener más posibilidades o menos. No son lo mismo los medios de Occidente que la supervivencia allí, los medios de los centros de tratamiento de ébola en esos países…
Luego, las personas que sobreviven, tienen que aprender a vivir en una comunidad que muchas veces no ha entendido eso sólo como una enfermedad, sino como una suerte de maldición… ¿Cómo se reincorporan esas familias?
Existe la estigmatización. Los tres casos que yo conozco, que son los tres médicos del Hospital de San José en Monrovia, que estuvieron infectados a la vez que la hermana Paciencia, lo han vivido de distinta manera. Había una doctora que no vivía dentro del recinto del hospital, como los otros dos, y al principio la comunidad la rechazó. La evitaban, incluso la insultaban, como si ella fuera a querer contagiarles. Después, ella misma ha reaccionado muy positivamente y ha pasado a ser paradigma de persona que, después de haber estado infectada, trabaja mucho la sensibilización, dando a conocer cómo se transmite y cómo no la enfermedad. Para que la gente está más protegida, tiene que estar más informada. Y, después, la seguridad hará que se reduzca la estigmatización.
Hay que continuar creando agenda: seguís con una campaña que creásteis hace meses, Paremos el ébola, en la página web de Juan Ciudad, www.juanciudad.org. Aparecen los números de cuenta que siguen necesitando transferencias para ayudar a que no sea una enfermedad olvidada sino que llegue el momento en que sea una enfermedad que no exista.
Ojalá no existiera, pero mientras haya personas afectadas, no puede ser una enfermedad olvidada. La campaña sigue abierta, porque la ayuda la hemos necesitado desde el principio. Aunque en Monrovia ya no hay casos nuevos, los daños colaterales, producidos por los límites del sistema sanitario que hemos comentado, que el ébola ha hecho siguen existiendo. Nuestro objetivo ahora es permanecer ahí: ha sido nuestra vocación estar antes del desastre del ébola, durante el ébola y estarlo después. Continuaremos, intentando reforzar nuestros sistemas. Apoyar desde dentro todas las iniciativas que terminen con esos límites… Espero que los gobiernos aprovechen las oportunidades y los refuerzos.
Nuestra labor es continuar, pero para la permanencia necesitamos la ayuda, porque no está siendo fácil: está suponiendo un esfuerzo institucional y económico para la ONG. Quienes colaboran con nosotros son nuestro orgullo: esta crisis nos ha permitido trabajar con otras instituciones. Nosotros no podíamos llegar a ciertas áreas, porque no estábamos preparados para trabajar en crisis. Somos una institución de las que están permanentemente en un sitio, no de las que se mueven a las emergencias… Tenemos muchas debilidades antes estas emergencias, y entonces hemos tenido que pedir ayuda al Comité Internacional de Cruz Roja, al gobierno de Alemania, y un etcétera de instituciones médicas internacionales. Hemos tenido, realmente, que trabajar en equipo con otras organizaciones, y eso nos ha venido bien, nos ha abierto como institución. Reconocer la propia debilidad nos ha aportado fortaleza.
En la página web tendrán acceso a esta campaña y a otras muchas. Como todos los años, por ejemplo, se ha lanzado la campaña de la famosa X solidaria: acabamos de empezar el período voluntario de la declaración de la renta, que no es pedir dinero de más al contribuyente, sino recordarle que puede aportar el 0,7% a distintos proyectos. En el caso de España, se dan dos opciones complementarias: la casilla de la Iglesia Católica y la de otros fines de interés social, donde está, entre otras muchas ONGs, Juan Ciudad. Ya hemos dicho que son compatibles, que se pueden pinchar las dos. ¿Por qué es importante marcar esta casilla solidaria, José María?
Marcando la casillas de los proyectos sociales se diversifica más la ayuda. Nosotros percibimos la ayuda de esa casilla. Animo a que se marque la que se quiera y repito que marcar las dos no supone que ninguna salga perjudicada.
La mitad de los contribuyentes españoles marcó esta casilla de interés social el año pasado, y todo ese dinero fue íntegramente dirigido a estos proyectos también de fuera de España, para mejorar la situación de tanta gente sin posibilidades. Se debería informar al otro porcentaje de gente, al que no ha marcado ninguna casilla, de que no es dinero que les cueste, sino que es dinero de impuestos que ya se han pagado y que, si no financian este tipo de proyectos, se van a destinar a cualquier otra cosa: un proyecto educativo, por ejemplo, pero a lo mejor uno de defensa que no está tan bien… Ahí lo dejamos caer.
Las ONGs yo creo que somos uno de los sectores, a pesar de esos años de desconfianza que hubo, más transparentes que hay en la sociedad. Hay auditorías internas y muchas más herramientas que garantizan la honestidad.
Con todo el personal que trabaja en ellas, es muy poco el dinero que se dedica a gastos internos.
La misma coordinadora internacional ha hecho una herramienta de transparencia muy exigente. Quizá nos falte, todavía, comunicar mejor, para que la ciudadanía se fíe porque conozca en qué se invierte su dinero. En temas de transparencia creo que nunca tocamos techo, que siempre hay maneras de seguir mejorando. Por eso invito a que se marquen las casillas y se pregunten las dudas. En otros países de Europa la gente es diferente: llaman más, se interesan por obtener información, dan dinero pero se enteran de lo que se está haciendo con él. No es una contribución pasiva: hacen un seguimiento. A mí me gusta informar de lo que hacemos.
Es importante, por supuesto, en una sociedad lamentablemente salpicada por escándalos de corrupción que han hecho que se establezca una dinámica de sospecha, cambiar la mirada y poder ver que hay muchos organismos que trabajan, como Juan Ciudad, con entregada transparencia. Y que con ese dinero el trabajo que se realiza beneficia a la sociedad española y al resto del mundo.
Ha sido un placer conocer un poco más el trabajo que habéis hecho, por encima de las injusticias que habéis tenido que soportar con todos estos prejuicios sobre el ébola. Me consta que habéis sufrido malas interpretaciones pero que habéis sabido seguir, sin olvidar el ejemplo de los que ya no están. Volviendo a lo de la Resurrección, habéis logrado que su muerte sirva para algo.
Gracias por esta oportunidad. Quiero terminar puntualizando que es verdad que hemos sufrido, pero que nos hemos fortalecido. Respeto a los que nos han criticado por las decisiones que hemos tomado, pero no tiene mucha cabida comparado con lo que la gente está sufriendo allí. Leía, estando allá en Monrovia, que en las unidades de tratamiento del ébola la gente no muere sólo de ébola, sino de soledad. Lo decía una madre que había perdido a su hijo. También lo dijo en sus últimos momentos la Hermana Paciencia. La gente muere de soledad. Al lado de eso, lo nuestro es llevadero. Es algo que nos ha fortalecido.
Transmite nuestro agradecimiento a todos los que, aquí y allí, siguen trabajando a diario por un mundo mejor.
Otros titulares:
-La fe sin interrogantes es menos fe
-Ni siquiera la comunidad internacional estaba preparada para reaccionar ante la expansión del ébola
-Igual que las noticias se «crean», en lugar de dejarlas caducar es nuestra responsabilidad no parar de concienciar
-Los daños colaterales siguen ahí, por eso nuestro deseo y labor es seguir
-No teníamos capacidad para trabajar solos y nos han ayudado diversas instituciones internacionales que tienen más experiencia
-Marcar la casilla de intereses sociales no es dar dinero de más
-En otros países de Europa la gente que dona se interesa más por las ONGs con las que colabora