Ni la Iglesia ni las Organizaciones No Gubernamentales ni otras instituciones pueden hacer carreteras, subir o bajar las pensiones o los impuestos
La luz que irradian sus cabellos blancos es la misma que la de su mirada y sus palabras. Sin embargo, la fuerza del padre Ángel, fundador de la ONG Mensajeros de la Paz, se halla en sus actos. Sencillamente ama al ser humano. Con sus virtudes, sus defectos, sus habilidades y sus miserias. «Un mundo mejor es posible», dijo el sacerdote en su visita a Jaén. Lo cuenta Diana Sánchez en Diario Jaén.
Como si la intensidad de la sonrisa de un anciano o la de un niño abandonado fueran la energía que le empuja a seguir en su misión de paz, Ángel se negó a hacer caso a los «agoreros» que piensan que la sociedad actual dejará un mundo peor a los que vienen detrás. «Estamos en 47 países y tenemos miles de niños y ancianos, pero aunque solamente fuera por hacer feliz a una persona a uno le estremece, porque no hay cosa más bonita que querer y dejar querer y mirar a aquellos que casi no tienen nada», manifestó.
Espiritual pero muy terrenal, el padre Ángel se muestra muy optimista ante los movimientos ciudadanos y los políticos. De hecho, considera que, tras las elecciones, la sociedad va a cambiar. «Es lo que tiene la democracia, y aunque a veces haya caras nuevas, siempre hay esperanza. Con el Papa Francisco ha llegado una cara nueva. Y no ha sido una esperanza, sino una bocanada de cosas buenas».
Creyente en Dios y en el ser humano, el padre Ángel incluye a todo el mundo. «Cuando uno dice que cree en los hombres, también cree en los políticos y en los gobernantes. Y un mundo mejor sin ellos no es posible hacerlo», afirma. En este sentido, lo argumenta con una explicación lógica: «Ni la Iglesia ni las Organizaciones No Gubernamentales ni otras instituciones pueden hacer carreteras, subir o bajar las pensiones o los impuestos. Es decir, son ellos los que lo pueden hacer. Y la prueba la tenemos en que todos los gobernantes de Estados Unidos, Grecia o Alemania, los que hunden o levantan un país -y en España pasa lo mismo- son los políticos. Por eso, más que criticarlos, cuando no lo hagan bien, hay que echarlos«, dice, tajante, el sacerdote, para mostrar su cara más esperanzadora.
En este sentido, aboga por animar a los dirigentes. «A veces siento como una tristeza en la política, lo cual no tiene la Iglesia, que cuenta con una alegría especial para hacer cosas», abundó el padre Ángel, para ilustrar esa dicha con el comienzo de las misas. «Casi siempre empezamos con el canto de la alegría y los políticos parece que están en un funeral, cuando empiezan pensando en lo que van a sufrir. Pues no, hay que animarlos».
De hecho, el representante de «Mensajeros de la Paz» recordó que, recientemente, se puso en contacto con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, a la que animó ante su nuevo cargo. «Creo que hay que cogerlo con alegría y ganas como lo hicieron muchos de los primeros políticos de la democracia y como lo ahora lo hacen otros. Estoy convencido de que lo harán bien y, si no lo hacen, para eso estamos, para animarles», reflexiona.
Soñador como se declararon Martin Luther King y, recientemente Albert Rivera, el padre Ángel deseó, hace un tiempo, poder abrir una iglesia las 24 horas del día. Un anhelo que, por fin, hizo realidad y del que se siente especialmente orgulloso. «Es un proyecto precioso que consiste en abrir una iglesia todo el día en la que entren todos», cuenta el padre.
Una iniciativa radical y atrevida en la que el sacerdote abre el templo a católicos y a quienes no se confiesan creyentes. «Se trata de un proyecto espiritual y también humano, pues hay gente que va a llorar, a sonreír o a desahogarse«.
El fundador de «Mensajeros de la Paz» defiende este modelo, ubicado en la iglesia de San Antón, a la que también pueden entrar animales. «Qué mejor negocio que poder hacer el bien con un sitio para que se pueda ir a rezar a cualquier hora», concluye.