Las fronteras más duras que tenemos son las que hay entre nosotros: las de la falta de escucha y empatía
(Cameron Doody).- Sala abarrotada la noche del jueves en el Centro Samba Martine de Madrid para la inauguración del nuevo Observatorio de Derechos Humanos de la familia dominicana. Un espacio para predicar el Evangelio a través de la defensa de los Derechos Humanos y la dignidad de cada uno. Bienes «patrimonio de la humanidad» que hay que proteger hoy en día más que nunca.
«El Observatorio nació como fruto de un proceso. Responde a una escucha». El primero en intervenir en el acto -fray Xabier Gómez, uno de los promotores del nuevo centro- explicó que, para él, la iniciativa se puede resumir en dos palabras: escucha y empatía.
No solo eso, sino que el Observatorio viene a ser una manera de «ser coherentes con el legado dominicano», habiéndose celebrado en 2016 los 800 años de la Orden que encomendó al mundo la gran tradición de defensa de la humanidad y de los pueblos -la valiosa aportación a la cultura europea- que es la teología de la Escuela de Salamanca.
«Nos asustan las noticias que vienen de los Estados Unidos de Trump», prosiguió Gómez. Pero es que, como recordó, los líderes europeos tampoco son mucho mejores. Justamente este jueves trascendió, por ejemplo, el deseo de Bruselas de expulsar del territorio europeo a más de un millón de inmigrantes. «Frente a realidades así, ¿cómo no va a responder la familia dominicana?», clamó el fraile.
A horrores así, explicó, dos respuestas: acompañamiento y empoderamiento. Para las mujeres víctimas de la trata, y los inmigrantes cuyos derechos son pisados diariamente, el Observatorio Samba Martine sería «un espacio de refugio»: «una casa abierta a todos». En otras palabras, con este flamante Centro estamos ante una iniciativa de «activismo compartido y predicación encarnada».
A su vez, el siguiente en tomar la palabra -el prior de la provincia dominicana de Hispania, fray Jesús Díaz Sariego– quiso enmarcar el nuevo Observatorio Samba Martine alrededor de tres conceptos más: universalidad, encuentro y el compartir de experiencias y vida. Mirando los rostros concretos de las personas que ven sus derechos pisoteados en España no podemos olvidar que las causas de estas vulneraciones de su dignidad son universales, y como tal requiere la sabiduría de una Orden histórica y universal para darlas solución.
«Frente a la fragmentación del mundo de hoy, encuentro», remarcó Díaz Sariego, queriendo sugerir con esto que el servicio a las víctimas también trae consigo un enriquecimiento a quien lo emprende. Por consiguiente, continuó el fraile, el Observatorio ha de ser no solo «una experiencia común», «un lugar donde en común se reflexiona y en común se actúa», sino sobre todo un espacio para el Evangelio.
«Toda lucha por la justicia, toda nuestra participación en este Observatorio es constitutivo de la predicación evangélica», clamó Díaz Sariego. «Si predicáramos de otra forma, esta predicación sería coja». Con lo que el centro es una forma de «predicar el Evangelio a través de la defensa de los Derechos Humanos» que debe, al abrirnos al Otro, abrirnos también a nuevos «horizontes de esperanza». De cara a la posibilidad de un nuevo mundo y como un gesto fruto del Año Jubilar.
Pero si el nuevo Observatorio se enfoca de esta manera hacia el futuro, también lo hace hacia el pasado y el presente. La dominica Maite Zabalza nos trajo al recuerdo la mujer que da nombre al Centro, Samba Martine, congolesa que llegó a España buscando asilo, pero que acabó muriendo privada de libertad en el CIE de Aluche. Todo un ejemplo de la fuerza de los sueños y del tesón de la valentía -frente a todo obstáculo-, cuya memoria se preserva también en el logo del Observatorio. Éste está compuesto de tres círculos desiguales y superpuestos que recuerdan no solo la desigualdad que sufren las mujeres maltratadas y los inmigrantes, sino también el sueño de un mundo sin fronteras para los más vulnerables.
«Las fronteras más duras que tenemos son las que hay entre nosotros: las de la falta de escucha y empatía», recordó Zabalza. Y es que tras la presentación del Observatorio, los asistentes al evento vimos nuestras fronteras emocionales vulneradas por los valientes testimonios, en forma de mesa redonda, de dos inmigrantes residentes en Madrid, que han buscado la ayuda de la familia dominicana, y también de un vídeo que nos concienció sobre las mujeres víctimas de la esclavitud sexual.
Un hombre senegalés que vino a España en patera y que lleva ya cuatro años aquí sobreviviendo a base de sus ventas del «top manta», pero que aún se implica en los movimientos vecinales en la capital a favor del colectivo inmigrante. Una mujer venezolana -valiente, emprendedora- que, aunque ha conseguido encontrar trabajo estable, todavía se expone a los abusos y las indirectas sexuales de sus jefes. Dos víctimas, ciertamente, de un mundo demasiado cruel con los que desplaza, pero también dos héroes que supieron agradecer la ayuda que han recibido de organizaciones como la de los dominicos. En palabras de uno de ellos: «Nos han hecho enterar de los derechos que tenemos».